『Capítulo 32』

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La hora cero

Recuerdo haber salido a rastras por parte de Azrael, de la casa de Jean.

Recuerdo que Ozana había dejado de reír como una psicópata, para empezar a llorar desconsoladamente.

Recuerdo las palabras que Azrael dijo, ya que estas no paraban de retumbar en mis oídos.

«Nos veremos pronto, quizá en el mismo lugar»

Para luego detonar la bomba que acabaría con todo.

Estaba temblando, mi cuerpo se sentía inestable mientras mi mente jugaba con mis pensamientos. Mis dedos se movían sin parar tratando de remover la sangre de ellos con el agua del lago al que Azrael, me había llevado tiempo atrás.

—Es un sueño, solo eso —me repetía una y otra vez tratando de creerlo, pero la verdad era que no, no era un sueño. todo había pasado tan rápido que me impedía procesarlo, pero había sido real, de verdad lo era.

MINUTOS ANTES

La estúpida risa de Ozana taladraba mis oídos, no comprendía cómo después de haber sido abusada salvajemente, era tan cruel. En ella no había rastro de empatía. Quizá solo intentaba vengarse de los demás por lo que le pasó, pero eso no le daba derecho.

Por otro lado, Jean no se había movido del final de la escalera, todos manteníamos nuestra posición inicial, solo que ahora, las máscaras se habían caído. El rubio de ojos azules había hablado, revelando el gran incesto que mantenía con Ozana. Eso lo dejaba al descubierto frente a nosotros. Aunque a simple vista se notaba que Azrael ya lo sabía.

Sin predecir lo que pasaría, Jean se levantó desafiante de su puesto, para enfrentar a todos los presentes.

—¿Estás contento Santorski? Nos destruiste la vida —dijo amargamente.

Por su parte, el oscuro chico a mis espaldas se negaba relajadamente. ¿Por qué no se inmutaba ni en momentos así? Siempre parecía tener un aspecto relajado.

—No, tú lo hiciste —atacó.

Jean dio una risa irónica para luego posar sus ojos en mí mientras una sonrisa maquiavélica se formaba en su rostro. Parecía estar conectando piezas.

—¿Todo esto es por ella? —Preguntó, volviendo sus ojos a Azrael.

Él solo negó.

—Merece saber la verdad —respondió refiriéndose a mí.

—Claro... —los ojos del mayor de los McKay volvieron a caer en mí cuerpo, me sentía vulnerable frente a su mirada. Sin despegarlos de mi continuo—. Tú también mereces saber la verdad, porque estoy seguro que ella no te la ha dicho.

Confusión

Confusión

Confusión

¡De pronto, BOM!

Algo dentro de mi grito "Peligro".

Su mirada me estaba atacando, me retaba a una pelea en la cual me había dejado sin defensa. Por un momento me sentí perdida, no sabía a qué se debía su enojo hacia mí. Pero poco a poco y en cuestión de segundos, como un intenso golpe, los recuerdos junto a él en la cabaña aparecieron en mi mente. En sus ojos podía percibir la maldad, se veía tan jodido que quería arruinarme.

¿De verdad este era el verdadero Jean?

Él me estaba chantajeando, le diría a Azrael lo que pasó, lo intuía, estaba tan enojado que deseaba darle una vuelta a todo esto. Me molestaba que me usara para sentirse victorioso, detestaba esta versión de Jean.

Personalidades fingidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora