『Capítulo 9』

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Cosas ocultas

Hoy no me sentía ansiosa ni abrumada por lo sucedido la noche anterior, al contrario, tenía fuertes ganas de ver a Azrael y pedirle que por favor hablara conmigo sobre lo sucedido la noche anterior, necesitaba aclarar el porqué de sus palabras. Cuando llegamos a la entrada de mi edificio, él no se inmutó, solo frenó el auto dándome una señal para que bajara. Me arrepiento tanto de haberlo hecho, debido a que luego de eso salió del lugar a toda marcha.

A pesar de que en el tiempo libre de clases pasé buscando su frío y oscuro rostro por todo el lugar, no logré encontrarlo, parecía como si no hubiera asistido a la institución. Eso era muy extraño si tenía en cuenta los sucesos que surgieron entre nosotros la noche anterior mientras estábamos aparcados en la vía.

Traté de olvidar el tema por el momento, pues seguiría buscándolo luego, para después bajar a guardar mis pertenencias. Jean junto a Mike, llegaron cuando estaba dejando las cosas en mi casillero.

—Hola preciosa —saludó el rubio mientras daba un beso en mi frente. Tenía muchas preguntas para él luego de su extraña actitud la noche anterior, pero no podía hacerlas si alguien nos veía. Así que solo me limité a sonreír.

—Gia —dijo cortésmente Mike, mientras sonreía. Él sostenía una pancarta azul.

Sabía que Jean había logrado percibir mi incomodidad y estaba segura de que indagaría para saber más del tema, pero luego de semanas tratando con los hermanos McKay, ya sabía cómo llevarlo.

—¿Eso es un cartel? —pregunté volteando en dirección al castaño.

—Si, gracias por preguntar —sonrió mientras observaba a su amigo y le daba una clara mirada de "ella si se interesa por mi vida"—. Es para darle la bienvenida al nuevo capitán.

Al parecer los problemas del chico a mi izquierda con el equipo de fútbol aún no habían terminado.

—Pensé que ya tenían uno —añadí mientra apuntaba a Jean y arrugaba el entrecejo.

—Eso... —susurró el chico de la pancarta mientras se acercaba a mí—. No te lo puedo responder ahora —una sonrisa coqueta salió de sus labios dándome la señal de que mis pensamientos estaban en lo correcto.

—Debemos irnos, ya —soltó el mayor de los McKay al vernos sonreír. No pusimos objeción y nos encaminamos por el pasillo vacío.

Mike resultó ser una persona muy cálida. Mientras nos dirigimos a la salida él hablaba de manera muy alegre sobre la sorpresa que junto al equipo,
le habían preparado a Jean para darle la noticia de su regreso, trataba de susurrarlo para que este no escuchara y no echar a perder el esfuerzo de todos. Su sonrisa se anchó más cuando el rubio se acercó a nosotros para bromear junto a él. Entre bromas pudieron hacer que el ambiente tenso que se respiraba en cada esquina de la universidad se dispersara un poco.

Al salir del edificio se ofrecieron a llevarme hasta la habitación pero la verdad era que ya no me sentía segura en el lugar, mejor dicho, ya no me sentía segura en ningún lado. Sumado a eso, Jess estuvo fuera toda la semana ya que pasó en la ciudad más cercana a Bristhon realizando sus prácticas pre-profesionales. Esta quedaba a diez horas en autobús y la solitaria vida en mi habitación no me apetecía, por ahora.

Debido a eso decidí quedarme sentada en una pequeña silla frente al estacionamiento, había surgido la invitación para acompañarlos a su celebración pero tampoco tenía ánimos de ello. Me perdí en mis pensamientos intentando aclarar las ideas vagas que se cruzaban en mi cabeza. Sentía que iba a explotar si no ubicaba las cosas en los lugares que correspondían, el único problema era que no sabía dónde estaban aquellos lugares.

Personalidades fingidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora