『Capítulo 36』

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La despedida

Escuché el sonido de la puerta del aula a mis espaldas, sentí pasos detrás de mí pero no fui capaz de voltear, en vez de eso, corrí escaleras abajo. Mi corazón bombeaba cada vez más rápido y mi respiración era agitada, pero no me detuve.

Pronto, el sereno se había convertido en lluvia y al salir del edificio pude sentir aquellas fuertes gotas de agua impactar contra mi cuerpo fracturado. El agua corría la calle mojando mis piernas y logrando que el frío me hiciera sentir que se congelaban.

Eso me obligó a detenerme para respirar un poco y sobar mis piernas. De pronto una mano se envolvió en mi brazo obligándome a girar. Los grandes ojos de Azrael estaban clavados en mí, su rostro denotaba preocupación al tiempo que su cabello negro se pegaba en su frente por el peso del agua.

—¿Qué diablos? —Fue lo primero y único, que alcancé a susurrar.

Sus brazos se extendieron en un abrazo que me dejó estupefacta. El pecho de Azrael subía y bajaba rápidamente, parecía agitado. No podía describir lo que sentía.

Tenía mis ojos abiertos de más, por la impresión de su acto. A lo lejos, vi a Jessica recostarse en la entrada del edificio expectante a lo que pasara frente a ella.

Alejé mi cuerpo lentamente del chico frente a mí, para luego suspirar.

—¿Qué haces? —Pregunté cabizbaja.

—No vuelvas a hacer eso —habló remarcando sus palabras.

Y esa es su maldita forma de confundirme, de arrojarme al pozo y salvarme al mismo tiempo.

—¿Cuándo dejarás de actuar así? —Bramé.

—¿Actuar? —Repitió frunciendo el ceño.

—Fingir que te importo cuando no es así —dije rota.

Azrael bajo su rostro clavando sus ojos en el suelo, algo pasaba por medio de nosotros, algo intenso y calmado. Sentía que el tiempo pasaba muy lento a nuestro alrededor. Él fue levantando poco a poco su mirada hasta, solo centímetros separaban nuestro cuerpo.

Dos almas iguales, rotas por el amor de una persona no correspondida.

—No fui el mejor, yo lo sé —se defendió—. No te imaginas cuanto pesa.

—Créeme que lo sé —susurré. Una risa amarga salió de sus labios para luego continuar.

—Solo quiero que después de esto, de verdad retomes tu vida. Escápate de las malas personas, huye de todo el que te haga sentir mal y empieza a vivir, a vivir de verdad, lo mereces.

—Lo intento pero siempre aparece algo.

—Las cosas ya están mejor, nadie va a volverse a interponer entre tú y tu intento de felicidad, te lo aseguro. Ni siquiera yo.

—Solo quiero que mi corazón sane y no lo lograré, siento que no puedo —respondí con la voz quebrada debido a las lágrimas.

—Yo no valgo la pena Gia ¿Porque sigues volviendo después de todo lo que ha pasado? —Preguntó.

—Seguía —me adelante hablar—. Seguía volviendo a ti, Azrael. Dije que no lo lograría, no que no lo haría. Puedo vivir así de rota —respondí tratando de convencerme de ello.

—Nunca fue mi intención dañarte tanto, quisiera poder corresponderte de la misma for... —no lo deje terminar.

—No quiero tu compasión... solo libertad, quiero poder superarte o por lo menos intentarlo, pero sola.

—Gia, yo am... —soltó impulsivamente, pero pareció callar de golpe al procesar mentalmente sus palabras.

—Vamos, dilo —pedí—. Quiero ver si es posible superar cuando duele ahora.

—Amo a Jessica —dijo cabizbajo.

Me quedé en silencio observando sus ojos, con los labios entreabiertos para poder aspirar oxígeno, debido a que sus palabras habían paralizado mi respiración.

Cuando sentí que el aire podía circular por mis pulmones, me repuse para sonreír irónicamente.

—¿Si hubieras escuchado cómo latía mi corazón cuándo te acercabas, lo hubieras lastimado? —No pude evitar soltar esas palabras con los ojos llenos de lágrimas, deseaba escuchar un "lo siento" o simplemente una negación. Pero nada de eso llegó.

Los labios de Azrael se abrieron, quizá para soltar algo, refutar o negar, pero no pudo hacerlo así que volvió a cerrarlos y posó su mirada en el suelo.

Dolía, más que el puto infierno.

Retrocedí lentamente limpiando mis ojos, mientras los suyos recorrían mi cuerpo, luego di media vuelta para salir del lugar. Alejarme lo que más pudiera, era el único camino que tenía habilitado en ese momento. De lo contrario, me seguiría lastimando.

Pensaba desaparecer pero las palabras de la directora Henley antes de su arresto me hicieron volver a girar para luego caminar a pasos rápido hasta Azrael. Este se sorprendió por mi inesperada reacción.

—Prometo alejarme de ti, de todo y olvidarlo. Pero antes necesito saber algo —él asintió un poco desconfiado—. Necesito saber que es de tu padre —Pedí.

De pronto, su rostro se oscureció más de lo que me esperaba, no supo qué responder. Por primera vez, Azrael Santorski se había quedado sin palabras.

Trató de recomponerse para luego mirar mis ojos fijamente, sentía que los atravesaba.

—¿De verdad quieres saberlo? —Preguntó, yo solo asentí.

Inicio contándome lo que solía hacer en su antigua ciudad. Antes de llegar aquí, asesinaba personas, esa era su afición, su cruel afición.

Pero un día cayó con la chica incorrecta, la familia de la muchacha era muy peligrosa, así que después de que él acabara con una integrante de esa familia, ellos tomaron represalias.

Lo buscaron, hasta que lo hallaron. Cuando su papá se percató de lo que pasaba le dio la dirección de la casa de su mamá e intentó esconderlo, Azrael se negó, él defendería a su padre. Este, al ver la resistencia de su hijo lo cedo para luego esconderlo en una habitación oculta que tenían en la casa.

Al despertar, encontró a su papá tendido en el suelo, con balas y sangre por todo el cuerpo, junto a una nota que decía.

Te vimos, pero no veníamos por ti.

Dolor por Dolor.

Personalidades fingidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora