| Destruction | [2]

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Meses después

La castaña entró a Stark Industries resonando sus tacones, haciendo que los demás se voltearan a verla. Acomodó su ropa y subió por el ascensor hasta el último piso, donde se encontraba la oficina de Tony Stark.

Le sonrió a la secretaria, que por un instante dudó en detener su camino, pero se contuvo cuando recordó que su jefe le había dado claras instrucciones sobre aquella mujer.

Olivia Toub había finalizado su entrenamiento intensivo, y al final pudo vencer a ambos agentes. Solo con la meta de terminar e irse con el hombre que le era importante.

Tony Stark estaba haciendo unas llamadas, pero cuando la puerta se abrió mostrando a la mujer que se había colado en sus sueños estaba en frente de él, detuvo todo lo que estaba haciendo.

—Te llamo después.

Se levantó y sin dejar de mirarla, se acercó contemplando su rostro, a lo que sonrió. — ¿Me ha extrañado sr. Stark?

Tony no pudo evitarlo e hizo lo que había querido hacer. La besó con tanto fervor y pasión, que no se dieron cuenta cuando fue que estaban en el escritorio del magnate.

Cuando Olivia estaba desabotonando su camiseta, tocan la puerta irrumpiendo su momento. —Espere un segundo.

Se acomodaron sus vestimentas y cabellos y tomaron, profundamente, aire al ver a la recepcionista. —Sr. Tiene junta en unos minutos.

Tony cerró los ojos frustrado y asintió. La castaña se acercó a Tony cuando la recepcionista había abandonado el lugar. —No tienes idea de cuánto te he extrañado.

Besó castamente sus labios y tomó sus manos para dirigirlo a la puerta. —Nena, estos meses los sentí eterno.

—Igual yo, pero tienes reunión... Así que tendremos que esperar—dijo haciendo una mueca, a ella no le agradaba la idea de volver a separarse de él.

—Ya estoy odiando eso de esperar—dijo acariciando la mejilla de Olivia. Suspiró y acercó su frente a la de ella. —Te lo compensaré. Te lo prometo.

Olivia asintió con una leve sonrisa y se despidieron con un abrazo en el que se demostraban cuánto se había hecho falta el uno al otro. —Nos vemos.

Él salió y no pasaron unos minutos cuando su celular estaba sonando. —Agente Toub, la necesito ahora.

— ¿Qué sucede?

—Supe que estuvo estudiando el teseracto, ¿estoy en lo correcto?

—Así es—dijo saliendo de la oficina sin mirar a nadie.

—Pues tenemos un problema. Y creo que será de ayuda.

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