Uno

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—¿estás seguro de esto?— Preguntó Minghao mientras lo ayudaba a desempacar. Mingyu asintió débilmente, no es como si fuera a arrepentirse y a meter todo para correr de nuevo a un lugar que ya no le correspondía. —¿Por qué no mejor regresas con tus padres?

—¿bromeas?— preguntó con la voz amarga. Minghao alzó la mirada y lo buscó con su típico rostro preocupado, aquel que llevaba semanas poniendo cada vez que Mingyu hablaba. —No soy un adolescente, Minghao, no escape de casa, yo me independice de ellos.

Minghao suspiró. ¿Por qué se había vuelto de esta forma? Incluso cuando iban en el auto ninguno pudo hablar con tranquilidad, estaban plagados de disculpas y culpabilidades. Claro, ellos querían fingir que no se sentían fatal, que era lo mejor para todo el simple hecho de seguir su camino, pero Mingyu no podía fingir tanto como Minghao, él o podía solo mirarlo a los ojos y decirle que ya se había ido, que cualquier sentimiento desapareció. Aunque quisiera decir que ya no lo amaba sabía que terminaría rogándole para volver.

No podían seguir así. Mingyu suspiró notando que el pequeño departamento ya estaba listo, habían terminado con todas las cajas y ya era de noche, perfecto para que Minghao por fin se fuera y lo dejara solo. Apretó los labios formando una línea y se giró para verlo, el silencio clavándose en sus oídos a la espera de cualquier palabra. Era hora de irse, hora de separarse y prometerse no caer de nuevo en el ciclo. Estaban terminando con todo.

Mingyu extendió la mano después de varios segundos y Minghao solo se acercó, se hizo chiquito frente a él, exigió ser abrazado y para la mala suerte de ambos Mingyu lo envolvió entre sus brazos con cariño. Extrañaría su aroma, extrañaría despertar y verlo ahí, siempre arreglado aunque no fuera a salir, Minghao simplemente disfrutaba estar presentable. Mingyu suspiró dejando un beso en su frente y separándose.

—Supongo que es un adiós.— Dijo Minghao en voz baja.

—No olvides cocinar, te deje un libro en el auto para que aprendas— Mingyu aun no lo soltaba, lo sostenía de la mano como si Minghao fuera a irse ¿pero no era eso lo que ocurría? —Y no respondas las llamadas de mi madre, ella sigue un poco insistente respecto al tema.

Minghao se rió por un segundo, algo que despertó la sonrisa de Mingyu, sin embargo todo se apagó en un segundo para regresar al agrio momento. Minghao suspiró y deslizó sus dedos lejos de los de Mingyu, una sonrisa triste acompañándolo en su andar hacia la puerta. Él lo observó todo el camino quedándose de pie frente a la puerta. Era de noche y por alguna razón había olvidado encender las luces. La iluminación de afuera alumbraba un poco hacia dentro, incluyendo a Minghao, aunque Mingyu siempre pensó que ese chico tenía su propia luz.

Se quedaron de pie viéndose el uno al otro, Minghao desde la puerta, como si no se quisiera ir. Estaba deseando internamente que solo se diera la vuelta y corriera, porque sus piernas tenían la intención de solo ir por él y arrastrarlo de nuevo, caerse juntos una vez más que todo esto fuera un burdo intento de separación fallida, como todos los anteriores.

—Te amo.

—No deberías.

Ambos sonrieron.

Entonces la puerta se cerró y Mingyu solo pudo escuchar al auto irse minutos despues. Suspiró con cansancio y se dejó caer contra el sillón, ahora su pequeño y nuevo departamento estaba oscuro, solo, y con él sintiéndose como una pequeña mierda escondida en un rincón. Fue buena idea escoger un lugar lejos de su antiguo hogar, y fue una mala idea regalarle su auto a su ex pareja, porque ahora no tenía uno ¿Cómo se supone que llegaría a su trabajo? Aunque, si lo pensaba mejor, el tener un auto solo le daría ventaja para ir detrás de él. Entonces fue una buena idea.

Bad&Sick [Meanie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora