Treinta y cinco

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Wonwoo se veía pequeño.

Con ese pensamiento caminó hasta él y se sentó a su lado sobre la cama, la habitación apenas recibiendo luz de la ciudad. Ninguno habló, y era extraño, extraño porque Mingyu lo comprendió y no dijo nada imprudente, él solo selló sus labios y siguió a Wonwoo hasta donde este lo llevara. ¿hasta donde llegarían?

La vista de la ciudad nocturna era preciosa desde el balcón, y ambos fumaban apreciando las luces que provenía de la calle.

—Ahí están las estrellas— Dijo Wonwoo. —Creo que se cayeron.

Mingyu alzó la mirada encontrándose con el cielo vacío. Wonwoo tenía razón, en un descuido las estrellas se cayeron y comenzaron a brillar desde abajo, y ellos estaban lejos, como siempre, solo observando y cuestionándose porque era difícil alcanzarlas.

—¿Qué es lo que ocurre, Wonwoo?— Preguntó Mingyu por fin rompiendo el silencio.

Wonwoo entrecerró los ojos quitándose el cigarrillo de la boca, lo observó por varios segundos y determinó que el de Mingyu era mejor, así que solo los cambió con tranquilidad. Kim no se quejó, él aceptó el cigarro de Wonwoo como suyo y mantuvo la mirada sobre el chico esperando una respuesta. Entonces Wonwoo suspiró.

—No debí meterte en esto ¿verdad?— Wonwoo cerró sus labios alrededor del cigarrillo.

—Quiero creer que no lo hiciste con malas intenciones.

Wonwoo sonrió.

—La verdad no lo sé. ¿Qué pasaría si lo hice para lastimarte?

—¿llegarías a esto solo para lastimarme?

Wonwoo soltó una pequeña carcajada lanzando su cigarrillo al suelo, él dio una pequeña vuelta y se recargó sobre el frágil barandal del hotel, este era alto pero no lo suficiente como para impedir que Wonwoo saltara y se sentara sobre él. Mingyu lo observó manteniendo el pequeño impulso de tomarlo y alejarlo de ahí, de caer. Ambos se miraron frente a frente.

—¿Qué haces conmigo? Deberías estar con tu novio, en tu casa, con tus amigos. No conmigo.

Esta vez fue Mingyu el que sonrió, se mantuvo cerca de Wonwoo, incluso sintió sus propias manos posarse sobre las piernas de este en un pequeño reflejo para evitar que cayera. Era gracioso para Mingyu, muy en el fondo lo era, él estaba en un hotel con otra persona que no era Minghao, sosteniéndolo para que no cayera, porque al parecer fue a parar con una persona de dudable estabilidad mental.

—Resulta que ya no hay mucho que pueda rescatar de eso.— Habló con tranquilidad. —Minghao ya tiene a alguien.

—¿por eso estás conmigo ahora?

Mingyu se encogió en hombros.

La verdad no lo sé.

—¿Qué es lo que sabemos?

—No lo sé, Wonwoo.

¿Qué es lo que Mingyu sabía? La sonrisa de Wonwoo murió lentamente.

—Déjame caer.— La voz de Wonwoo de repente era más gruesa, su semblante serio y distante dictándole a Mingyu que esto no era una broma, pero a pesar de esto ninguno se movió. —Lánzame, anda, déjame caer. Nadie va a culparte. — Mingyu no respondió. —Nadie sabrá que fuiste tú, será como un suicidio.

—Loco.

—Mingyu...— Wonwoo lo tomó del rostro obligándolo a ver. ¿Por qué el viento era de pronto más frio? Estaba congelándolos, las manos heladas de Wonwoo creando calor alrededor de su piel. Mingyu entrecerró los ojos encantado por la sensación. Encantado por Wonwoo. —Aléjame de ti.

¿Alejarlo? Cuando encontró por fin los ojos de Wonwoo lo comprendió. Si lanzaba a Wonwoo significaba liberarse de él, seguir su camino y olvidarlo, en cambio, si no lo hacía Wonwoo se aferraría, sería casi imposible sacarlo de su lado. Era matarlo o salvarlo de sí mismo.

¿Mingyu debía dejarlo ir con las estrellas?

—Realmente estás enfermo.

Mingyu lo abrazó con fuerza.

—Mingyu...— Murmuró Wonwoo. —Dejaste caer el cigarro.

—Lo sé. 

Bad&Sick [Meanie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora