—Pedazo de imbécil.
—Zorra estúpida.
—Niño de mami.
—Falta de clase.
—Mal…
—¡Ya dejen de pelear! —gritamos Nathalia y yo, hartas de los constantes insultos que se dirigían Gautier y Alice entre sí.
—¡Él empezó! —exclamó Alice, saltando en su propia defensa.
—¿Y qué se supone que hice? —preguntó Gautier furioso, mirándola con ojos entrecerrados.
—Entrar a esta habitación —respondió ella.
Me tomé la cabeza entre las manos.
Sabía desde un principio que esto de poner a Gautier y a Alice bajo el mismo techo sería una mala idea.
Ellos siempre habían tenido una mala relación debido a sus fuertes personalidades, desde el primer día que se conocieron, empezaron una especia de guerra entre ellos, aunque había unos escasos momentos, tan pequeños y cortos que era apenas perceptibles, donde podían llegar a estar de acuerdo entre ellos. Esos momentos aparecían sólo una de mil veces y en casos que ellos consideraban altamente importantes.
Le advertí a Gautier que no volviera, hasta mañana, cuando las chicas se irían a casa, pero él con lo terco que es, aseguró que ya había crecido y que sus problemas con Alice eran cosa del pasado. Yo no le creí, pero no pude hacer nada; al fin y al cabo era su casa también y no podía prohibirle la entrada, además tenía una leve esperanza de que sus palabras fuesen ciertas.
Pero ya ven cómo resultó todo esto.
Gautier había llegado e intentó tratar a Alice con galante coquetería sólo para fastidiarla, a lo que ella empezó a insultarlo, hubo un momento en lo que dijo algo que resultó altamente ofensivo para mi amigo y ambos comenzaron a su pasatiempo favorito; ver quién dice más insultos en el día.
Y eso que Gautier había llegado hacía tan sólo media hora.
—Danielle, deberías decirle a esta…, individua que no seguiré malgastando mi tiempo hablándole —dijo mi amigo, en tono despreciativo, ignorando deliberadamente la mirada fulminante de mi prima.
Solté un suspiro derrotado.
—Gautier, creo que es mejor que te vayas a bañar o a dormir, o cualquier cosa que implique otra habitación, antes de que Nath y yo terminemos desquiciadas por las peleas entre Alice y tú —sugerí, en tono impaciente.
Gautier me miró ofendido, pero me bastó con regalarle tan sólo una mirada severa para que se guardara su enojo para sí.
Levantó la barbilla, tensó los hombros y, dándome una última mirada de traición, salió de la habitación.
Alice miraba orgullosa en su dirección y estaba a punto de sonreír victoriosa cuando miró las expresiones que teníamos Nathalia y yo.
—Bueno, emmm, Danielle, ¿dijiste que saldríamos hoy? —preguntó la acusada con nerviosismo en la voz, cambiando de tema rápidamente.
Respiré hondo y me recorté en el sillón.
—Gautier dijo algo de llevarnos a un lugar nuevo de por aquí en la noche —expliqué. Eso era lo único que sabía de la salida de esta noche, pues mi gran amigo no había querido proporcionarme muchos datos al respecto. Por más que le rogué que lo hiciera.
—¡¿Y aparte de tener que soportarlo en la casa, también tenemos que salir con ese?! —exclamó Alice de manera inconsciente.
Nathalia se encargó de contestar por mí.
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Designada ©
Romance“No hay casualidad, sino destino. No se encuentra sino lo que se busca y se busca lo que está escondido.” —Ernesto Sábato. Obra registrada en Safe Creative baj...