Narra Michael:
Danielle me miró entre dolida y conmocionada.
Yo aparté la mirada, no podía soportar la idea de que se sintiera traicionada por mi culpa.
—¿Por qué no me lo había dicho antes? —preguntó en voz baja.
Levanté la mirada y me di cuenta de que se encontraba justo frente a mí.
Acaricié su mejilla.
—No quería que nada malo te pasara. Tu seguridad lo es todo para mí, tú lo eres todo para mí —contesté hablando con toda la sinceridad que mi corazón sentía en ese momento, diciendo las palabras que siempre he querido decir.
Danielle levantó sus brazos lentamente y los envolvió alrededor de mi cuello.
—Podemos enfrentarlo juntos —dijo, con esa mirada que hacía que todo en este mundo perdiera belleza. Sólo éramos ella y yo. Y nada más podía faltarme.
Sin pensarlo dos veces, corté la poca distancia que quedaba entre ambos y la besé.
La besé con ternura y pasión, con delicadeza y fiereza. La besé con todo el fervor que había estado acumulando desde la última vez que había probado el dulce sabor de sus labios. Como si sólo nada más importase.
Dimos unos cuantos pasos hacia atrás y, de repente, mi espalda cayó en algo esponjoso y cómodo: un colchón.
Danielle, que estaba sobre mí, se separó y me regaló una mirada juguetona.
Me encantaba esa mirada juguetona... Y más si iba dedicada a mí.
Sus manos tomaron los bordes de mi camiseta y, anticipándome a sus acciones, la tomé de las muñecas impidiendo así que pudiese quitármela.
Ella me miró confundida y no la culpo, una parte de mí también lo estaba.
—Danielle, espera. Antes de que sigamos con esto necesito que sepas que yo t... —Mi voz quedó atrapada en mi garganta y todo a mi alrededor comenzó a distorsionarse. Una luz cegadora me obligó a cerrar los ojos y cuando volví a abrirlos ya no había rastros de Danielle.
Ya no me encontraba en mi cuarto, ni estaba acostado en mi cama. Ahora estaba en un lugar oscuro al aire libre, poblado de árboles desnudos y con la espalda contra el suelo.
Me levanté de un salto y miré hacia todos lados.
Necesitaba encontrarla.
Palidecí de inmediato al ver las piedras saliendo del suelo con inscripciones; estaba en el cementerio.
El terror invadió mis venas de inmediato y lo próximo que supe era que estaba corriendo en busca de Danielle.
Choqué contra algo sólido y cuando vi de qué se trataba me quedé estático.
No.
Danielle Ann Parker.
1997—2015.
Querida amiga, hija y hermana.
—Debiste mantenerte alejado de ella, Michael —dijo una voz grave detrás de mí. Mis ojos estaban inundados y no podía apartarlos de la tumba de Danielle, ni siquiera me atreví a voltear—. Sólo mira lo que has provocado.
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Designada ©
Romance“No hay casualidad, sino destino. No se encuentra sino lo que se busca y se busca lo que está escondido.” —Ernesto Sábato. Obra registrada en Safe Creative baj...