Narra Gautier:
—¿Qué te pasa, pedazo de inútil? —pregunté encabronado, soltando a la repugnante e indecente prima de Danielle.
—Oye, a mí nunca más vuelvas a tocarme, ¿entendiste, saco de mierda? ¡La próxima vez que pongas un dedo sobre mí no dudaré en patearte el culo! —exclamó esa falta de gracia.
¡Gracias al cielo la había traído lo suficientemente lejos para que nadie nos escuchara!
Esta estúpida era demasiado escandalosa…
—Primero, a mí me respetas y debes llamarme “Señor Fortescue” —comencé—. Segundo, jamás podrías patearme el culo, porque primero te asesino yo a ti —enumeré—. Y tercero, pero no menos importante, ¡deja de andarme amenazando así frente a todo el mundo, pequeña ilusa! —grité.
Alice sonrió de medio lado.
¡Maldita cínica, ¿cómo se atreve?!
—Oh, ¿el pequeño Gautier tiene miedo de que todos se enteren de lo que pasó? —se burló.
—Tú, maldita mujer endemoniada no harás ni dirás nada de lo que pasó, ¿entiendes? —advertí.
Me miró con ojos brillantes.
Cómo la odio.
—¿Y qué pasaría si le comentase a tu novia, Karina, que su querido novio tiene…?
—¡No te atrevas a decirlo, ser insolente! —rugí, interrumpiéndola.
Ella rió.
—¿… Una repisa escondida en su armario llena de…?
—¡Maldita sea, cállate! —bramé.
—…¿Autos de juguete y figuras de acción?
—Jodida perra, te detesto desde el primer día en que te conocí —dije con los dientes apretados.
Ella me sonrió de manera “tierna”.
Mujer del infierno.
—Oh, vamos, Gautier, ¿por qué no hacemos una carrera? De seguro te traes uno guardado en el saco del esmoquin —Se burló.
Tuve que tomar varias respiraciones profundas para no asesinarla con un ladrillo.
—¿Por qué no te vas a buscar un novio? —pregunté con sorna. Luego hice un gesto de fingida sorpresa—. ¡Oh cierto! Todos terminan dejándote sola.
Saboreé cada segundo que transcurrió mientras la expresión en el rostro de Alice pasaba de triunfal a la cólera pura.
—Escúchame bien, pedazo de mierda, tú…
Levanté la mano e hice un gesto para que dejara de hablar.
—Alice, ya no me interesa hablar contigo. Voy a buscar a los dueños del circo, estoy cansado de hablar con payasos… Como tú —Y me di la vuelta para comenzar a caminar.
Sentía los ojos de Alice taladrando mi nuca, pero no pensaba darme la vuelta (por más que quisiera) para ver su reacción.
Primero muerto.
Me dirigí hacia donde hace rato estaban Danielle y Nathalia y vi a alguien ocupando mi asiento.
Fruncí el ceño sin reconocer de quién se trataba.
Y no pude creer quién era cuando estuve cerca.
—¿Michael? —pregunté confundido, viendo al novio de Danielle sentado junto a ésta.

ESTÁS LEYENDO
Designada ©
Romans“No hay casualidad, sino destino. No se encuentra sino lo que se busca y se busca lo que está escondido.” —Ernesto Sábato. Obra registrada en Safe Creative baj...