Dime qué mierda pasa conmigo. Decía la canción.
Caminé rápidamente en la oscuridad de las calles, sintiendo el frío recorrer todo mi cuerpo. No me había abrigado mucho al salir. No lo hice, porque no me importaba. Quería sentir frío porque quería convencerme a mí misma de que estaba viva, de que era una humana y no un monstruo.
Me alejé de casa lo más rápido posible. Subí el volumen al máximo de mi celular y sentí un dolor agudo en mis oídos. No me importó. Los auriculares me hacían cosquillas en la nuca.
El cielo estaba nublado, y no se veía la luna. No pude verla.
La luna siempre estaba ahí en las noches, y esta vez no. Porque iba a llover. Porque venía una tormenta.
Me pregunté si la vida quería hacérmela más difícil, incluso.
Pensé en el rostro desesperado de la Sra. Robinson, la cara de preocupación de mamá y las arrugas de frustración de papá.
Yo les estaba causando esto. ¿Por qué siempre todo era mi culpa?
¿Por qué no me ignoraban y me dejaban en paz de una buena vez?
Crucé la avenida con rapidez y los autos se detuvieron para dejarme pasar, o tal vez para no atropellarme. Me dio igual eso.
Me choqué con varias personas, tratando de pasar sobre ellas. Se quedaban en el medio del camino para hablarse o cuchichear sobre cosas estúpidas mientras sonreían y reían de cosas insólitas.
A pesar de mis empujones, ellos continuaron hablando y riendo, como si no existiera o como si les diera igual que haya hecho eso.
Me hizo sentir mejor, ya que no estaban persiguiéndome o molestándome como todos lo hacían en mi vida.
Me veían mal un segundo y ya estaban pendientes de lo que pensaba. Me molesta más porque antes cuando estaba mal, no les importaba. Ahora, después del accidente, mágicamente todo se volvió más interesante. Se preocupaban por mí, me llevaban al psicólogo, me trataban bien para no hacerme sentir peor. Me acariciaban la cabeza y me miraban a cada rato. Me hacían sentir terrible, porque Aleli quería esa atención y no la tenía.
Si ella estuviera en mi lugar me entendería.
Por eso salí de casa. Me prestaban más atención a mí que a Aleli. Ella les mostraba el nuevo vestido para una de sus muñecas favoritas que había hecho con una de sus camisetas viejas, y era realmente hermoso.
Ellos ni la miraron. Me miraban a mí y sonreían. Sonreían. Falsamente.
No lo soporté. Aleli lloró y ellos no la escuchaban.
Me fui de allí, escapé, como siempre.
Quise alejarme.
Miré el puente arriba de mí y un tren pasó a toda velocidad, con las luces blancas y vacías. Las personas estaban sentadas y quietas, observando por las ventanas.
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El sol de mi tormenta© 《Laliter》✔
Teen Fiction🌸El mejor tipo de personas son las que entran en tu vida y te hacen ver el sol donde alguna vez viste nubes🌸 Lali es una chica de diecisiete años que sufrió en un accidente trágico en un hospital. Ella y sus tres amigos, Eugenia, Ramiro y Melody i...