- Mamá y papá tampoco le prestan atención a Aleli. Ellos... lo hacen conmigo. Están pendientes de mí porque hace unos meses sufrí un accidente. No se dan cuenta de que eso le afecta a Aleli. Yo no necesito nada.
Le estaba contando mi situación porque él me había contado la suya. Y no lo hacía sólo por eso. Tenía la necesidad de hacerlo y además sentía mucha familiaridad con él a pesar de que no lo conocía del todo.
- Eso es terrible. Los papás a veces no se dan cuenta de esas cosas.
Yo sé que es difícil la situación, pero siempre se jode todo.
- Siempre jodo todo -agregué.
- Yo también.
- Entonces seremos malos padres -bromeó.
Reí otra vez. Se sentía tan rara mi carcajada. Hace mucho que no reía seguido.
- Lali, gracias por no preguntar.
- ¿Preguntar por qué?
- Cualquier persona hubiera preguntado cada detalle de lo que nos pasó hace unas horas. Tú no lo hiciste.
- Porque sé lo que es, no querer contar una situación incómoda.
Todos siempre quieren saber todo. Al final, piensan que te conocen pero no es esa la verdad realmente. No necesito saber lo que te ocurre para conocerte. Eso no te define.
Peter abrió la boca para decir algo pero Aleli y Sebas llegaron junto a nosotros.
- Lali, Sebas dice que la otra vez lo protegiste de unos bravucones de esta plaza. ¿Eso es verdad?
Parpadeé varias veces para concentrarme en lo que estaba diciéndome. Su ceño fruncido me hizo dar cuenta de que quería la verdad.
- Sí, eso es verdad.
Ella colocó sus manos en sus caderas, una postura que mamá siempre hacía.
Peter se aguantó la risa. Sebas me sonreía tímidamente.
- ¿Y cuándo se supone que fue eso?
- Hace unos días.
- ¿Y saliste sin mí? ¿Te escapaste de casa?
- Sí, pero es porque...
- Tú me prometiste que no te escaparías nunca más de casa. Que cuando salieras a la calle, yo estaría contigo.
- Lo sé, pero eso ocurrió antes de que lo prometiera.
Ella se cruzó de brazos y miró hacia otro costado, con el rostro rojo y enfurecido.
- Hey... Aleli, lo siento, de verdad.
- ¡No me hables!
Ella comenzó a correr. A dirección contraria a la nuestra. Lancé un grito ahogado y miré a Peter desesperada.
- Nos vemos luego. Creo que si no la alcanzo va a ir a cualquier parte.
- Está bien, no te preocupes -dijo con una mirada preocupada.
Asentí y besé la cabeza de Sebas. Saludé con la mano y comencé a correr. Algo me detuvo. El brazo de Peter.
Me acercó a él suavemente.
- ¿Puedo... puedo volver a verte otro día? -susurró.
Me quedé helada por su pregunta. Mi sonrisa se extendió por todo mi rostro, y asentí.
- Nos volveremos a ver otra vez.
Me alejé de él. Corrí detrás de Aleli. Me quedé pensando en Peter. Y sentí... que una parte de mí se quedaba con él.
Sentí cosas extrañas, cosas que nunca había sentido. Pensé que eran náuseas. Pensé que mi estómago iba a explotar. Pensé que mi corazón latía a toda velocidad porque estaba corriendo.
No era así. No lo pensaba. Me estaba pasando y no sabía qué era.
Pero continué corriendo. Aleli corría muy rápido, y yo también.
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El sol de mi tormenta© 《Laliter》✔
Roman pour Adolescents🌸El mejor tipo de personas son las que entran en tu vida y te hacen ver el sol donde alguna vez viste nubes🌸 Lali es una chica de diecisiete años que sufrió en un accidente trágico en un hospital. Ella y sus tres amigos, Eugenia, Ramiro y Melody i...