Cuando compramos la muñeca que Aleli quería, la observé con curiosidad.
- Es hermosa -le dije.
Aleli la sostenía animadamente y con cada niño que se cruzaba por la calle junto a nosotras, la abrazaba y lo mostraba orgullosa.
La muñeca era bastante hermosa. Era como una Barbie en tamaño real, con labios gruesos y con maquillaje por todos lados. Tenía colores violetas y similares al violeta, combinándolos por completo. Las alas eran grandes y azules, con destellos y brillos de color celeste. Tenía una media sonrisa, y traté de imitarla.
- Lali, gracias por comprármela. Y perdón por actuar tan egoísta últimamente. Es que... lo admito, me sentía celosa que mamá y papá siempre estuvieran pendientes de ti. Fue sólo eso, pero nunca te dejé de querer.
Me sorprendió lo que dijo. Pero ella era así. Honesta y sincera. Te decía todo en la cara, hasta lo que pensaba. Eso me gustaba de ella. Me gustaba que fuera tan ella, con tan solo seis años.
Era muy inteligente. Y feliz, lo que yo no era.
- Cuando sea grande, quiero ser como tú.
Y sentí que mi mundo se desvanecía.
- No digas eso.
Me detuve junto al semáforo y lo usé como soporte para no caerme.
- Lali, ¿Qué ocurre? -me preguntó.
- Prométeme -le dije con la voz agitada- Que nunca volverás a decir algo como eso, y que no serás como yo de grande.
- ¿Por qué? -Preguntó ella- Quiero ser como tú. Así de generosa y buena persona. Así de fuerte, como tú. Has soportado tanto, y sigues aquí, siendo buena conmigo. Me gustaría ser así de grande, porque yo creo que no podría serlo después de lo que te ocurrió.
Asentí
- Sí, pero no querrás ponerte en mi lugar, Aleli. Todo no es perfecto. No he superado nada todavía. Y no soy fuerte.
Comencé a caminar y Aleli me siguió.
- Sí que lo eres, Lali. Fuiste la mejor hermana del mundo, siempre.
- Gracias por eso pequeña -le dije tratando de sonreír- Pero creo que te estás equivocando en muchas cosas sobre mí. Jamás querrás ser como yo, te lo aseguro.
- Bueno -respondió resentida- No lo diré más, pero es lo que sentí y pensé.
- Está bien -dije confundida, sin saber si lo dije para Lily o para mí misma- Está bien.
- Bueno, de hecho, no quiero que pienses que te digo esto sólo porque me compraste la muñeca y que...
Aleli lanzó un grito ahogado y su mano se separó de la mía de un tirón. Me abalancé hacia atrás para ver lo que estaba ocurriendo con ella. Había tantas personas caminando alrededor de nosotras que ni siquiera podía ver mis manos. Muchos se quejaron y se tropezaron por mí, pero los ignoré. No había tiempo para disculparse.
Me tiré al suelo junto a Aleli, para abrazarla desesperadamente. Coloqué su pequeño cuerpecito en mi pecho, apretándola con pánico.
Sentía que el corazón se me salía por la boca. Pensé que le había pasado algo. Que la perdía. No quería.
Levanté mi cabeza para observar a la persona responsable de eso. Aleli se quejó, y a través de las lágrimas en mis ojos, observé a un niño tirado en el suelo también, quejándose con su pierna malherida.
Quise preguntar si se encontraba bien, pero unas manos masculinas lo levantaron rápidamente del suelo. Me levanté también, y Aleli se aferró a mi cuerpo como un koala. Las dos subimos la mirada para observar al chico que nos miraba preocupado.
- ¿Estás bien?
No sabía bien a quién se refería. Porque su mirada iba desde Aleli hacia mí.
Pero en cambio, no respondí.
- Sí -dijo Aleli con la voz afectada- Creo que me raspé las rodillas, pero estoy bien.
Observamos al niño que estaba abrazando las piernas del chico, mirándonos con miedo y temor.
- Mi hermanito pequeño se tropezó con ella -dijo avergonzado y abracé más fuerte a Aleli contra mí. Ella se quejó.
- Está bien -contesté aturdida y confundida sin saber qué decir- No pasa nada.
- ¿De verdad? -sonrió de lado, aun luciendo avergonzado- Porque si quieres, puedo ayud...
- No te preocupes -respondí rápidamente- Yo me encargo. Estará bien.
- ¿Y tú? -dijo mirándome.
- ¿Cómo? -dije confundida.
- Estás... llorando.
Me quedé perpleja observándolo. Él se rascó la cabeza luciendo nervioso, y el niño pequeño se abrazó aún más a sus piernas, asustado completamente, sin saber por qué. Con la mano libre, me toqué la mejilla y la sentí húmeda. Observé a Áleli sobre mi hombro y ella tenía los ojos abiertos, como medio sorprendida y confundida. Me sequé las lágrimas rápidamente y me pregunté cuándo había llorado tanto.
- Yo... no me di cuenta... no pensé que estaba llorando.
- No te preocupes. Sólo fue un susto.
Él sonrió acogedoramente para que me sintiera mejor, y me estremecí. Era bastante apuesto, y me sentí nerviosa. Comencé a mirar hacia todos lados, para encontrarme con mis amigos observándome y amenazándome como siempre lo hacían. Pero ahora, en cambio, ellos no estaban.
Por primera vez, en una tragedia como esta, ellos no estaban presentes atormentándome.
ESTÁS LEYENDO
El sol de mi tormenta© 《Laliter》✔
Genç Kurgu🌸El mejor tipo de personas son las que entran en tu vida y te hacen ver el sol donde alguna vez viste nubes🌸 Lali es una chica de diecisiete años que sufrió en un accidente trágico en un hospital. Ella y sus tres amigos, Eugenia, Ramiro y Melody i...