🌸Capítulo XXII🌸

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Mamá realmente estaba gritando

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Mamá realmente estaba gritando.

- ¿Quién te hizo esto? ¡Explícamelo! -gritó otra vez. Parpadeé en cada sílaba ante su voz potente.

- Fue toda mi culpa. Yo me lo he buscado ¿Sabes?

- ¡Dímelo! ¡A -h-o-r-a! -marcó sus palabras con mucha furia. No me escuchó. Pensé que posiblemente ella iba a golpearme. Como cuando era pequeña. Tal vez iba a tener mi otro ojo morado también. Pero ella no levantó su mano. Sólo su dedo índice, acusándome, a mí.

- Fue Juan ¿Sí? El hermano de Melodi.

- ¿Pero cómo rayos te has encontrado con él? ¿Qué dijimos sobre ese tema? ¡No tienes que ver a ningún familiar que tenga que ver con tus amigos! ¿Es que no lo entendiste ya? -ahora su voz estaba dolida. Ella sentía furia. Respiraba furiosamente. Su pecho subía y bajaba con rabia. Su rostro estaba todo rojo.

- Mamá, fue pura casualidad. ¿Cómo puedes decirme que no me cruce con ningún familiar de mis mejores amigos si vivimos en el mismo barrio que ellos? ¿Qué me dices de los padres de ellos? ¿Acaso no te los cruzaste por el supermercado alguna vez?

- ¡Eso no tiene nada que ver contigo! ¡Sabes que esto es peligroso! Sabes que no tienes la culpa.

- Si no tengo la culpa de que mis mejores amigos hayan muerto donde yo debería haber muerto también. ¿Por qué me tengo que esconder y evitar a su familia? ¿Por qué tengo que hacer eso? Si supuestamente no tengo la culpa.

- ¡Porque ellos piensan que sí!

- ¡No, mamá! -le grité- Tú sabes. ¡Tú sabes claramente, que en el fondo tuyo, que sientes en alguna parte de ti e incluso pensaste, que fue mi culpa!

- ¡Eso no es cierto! -estalló en lágrimas.

- ¡Claro que es cierto! -lloré.

Lloré. No por mí. Por ella. Porque de todas formas, ni siquiera me tenía a mí misma. Yo en alguna parte pensé que en vez de a mí, podría haber tenido la confianza y la fraternidad de mi familia. Pero nunca fue así.

Nunca.

- ¡Tú tienes que obedecer! -gritó papá furioso por el estado de mamá.

Como siempre. Mi culpa.

- ¿Cómo quieres que obedezca? ¡Ustedes lo saben muy bien! ¡Yo no estoy bien! ¡Nunca estuve bien! ¡No después de eso! ¡Y lo único que hacen es sonreírme con miedo e inseguridad! ¿Ustedes creen que no me di cuenta? ¡Jamás confiaron en mí!

- Cállala -suplicó mamá.

- ¿Callarme? ¿Cómo es posible que me calle? ¿No quieres escuchar la verdad, mamá? ¿Tienes miedo a la verdad? ¿Quieres vivir en un mundo de mentiras, quieres pensar que tu hija sigue estando bien después de un terrible accidente? Lamentablemente, no es así, mamá. Esta es la jodida realidad. Este es el asqueroso mundo en donde vivimos y todo es cruel. Así que ya lo sabes. No lo niegues. Esta es la verdad, no puedes callarla con mentiras y miedo. ¡Ustedes huelen a miedo todo el tiempo! ¡Y no hacen nada! ¡Nada!

- ¿Miedo? -dijo papá- ¿Eso es lo que piensas de nosotros? ¿Que por miedo fingimos que tú estás bien?

- ¡Claramente! -contesté.

- ¿Sabes la situación que nosotros estamos pasando?

- ¡Lo sé muy bien! ¡Se esconden entre las mentiras!

- ¡Eso no es verdad! -estalló papá, también- Sufrimos también ¿Sabes? Hemos estado sufriendo por ti, por ti y sólo por ti.

- ¡Yo no quiero que lo hagan!

- Todo lo que estuvimos haciendo últimamente es enfocarnos en ti para que estés bien. Para que sientas nuestras presencias y que no te sientas sola.

- ¿Sonriéndome como si estuvieran viendo a un terrible payaso?

- ¡Todos aquí estamos sufriendo, y es por ti!

- ¡Yo no quiero que lo hagan!-grité.

- ¡Tu mamá, Aleli y...!

- ¡No la involucres!

Lo señalé con el dedo. Tan cerca, que pensé que le lastimaría el ojo. Mamá se tiró al sofá, en angustiosos llantos.

Papá se quedó observándome con los ojos bien abiertos, fijándose sobre mí. Como si estuviera impactado por lo que había dicho.

- Jamás -mascullé- Jamás en tu vida involucres a Aleli en esto. Por lo que más quieras en el mundo, Aleli no tiene nada que ver con esta mierda que estamos pasando. Porque ella es la única que sabe la verdad y no sigue cavando el mismo hoyo como nosotros. La única presencia que estuve sintiendo en esta familia rota, fue la de Aleli. Porque ella a pesar de todo me ha entendido, y no exageró las cosas. Pero no quiero seguir con esto -dije sorprendida por no seguir llorando. Tal vez no tenía más lágrimas para llorar. Y en el fondo de mi corazón, me dolía cómo estaba tratando a mis padres. Pero ellos no me retaban por faltarles el respeto. Porque sabían que les estaba diciendo la verdad.

- ¿No quieres seguir con qué? -dijo por fin mamá.

La observé seriamente. No lloré. No me enojé. No sentí nada. Era como si me estuviera ahogando en el medio del océano, y ellos sólo eran partes y retazos que mi mente había almacenado los últimos días. Como si me estuviera muriendo en mi propia tormenta, en mi propio océano de problemas, y al morir, recordaba cada parte de mi vida. Como una película veloz.

- No quiero seguir lastimando a nadie más

- No quiero seguir lastimando a nadie más

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El sol de mi tormenta© 《Laliter》✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora