Mamá entró por la puerta un tanto avergonzada. Me miró con
inseguridad, como pidiendo permiso para entrar. Asentí y ella pasó rápidamente, con la taza de té temblando en sus manos. Lo apoyó en mi mesita de luz y me observó preocupadamente.- Mamá -le hablé como pude, con la voz ronca- No hacía falta que me trajeras esto, estoy bien.
- No comes desde ayer. Tienes que cenar algo, no puedes estar
todo el día encerrada aquí.- Mamá, necesito pasar tiempo conmigo misma. No puedo seguir ahí con ustedes con estas cosas cruzando por mi cabeza. Creo que necesito hablar otra vez con la Sra. Robinson, quiero arreglar todo esto.
- Oh claro, ¿Y recién ahora te atreves decirle eso a tu madre? -espetó Melodi con los brazos cruzados- Patética.
- ¿Pero cómo...?-Mamá quedó observándome con vacilación.
Parpadeó varias veces, como si no creyera que su hija estaba frente a ella diciendo por primera vez la verdad que podía cambiar absolutamente todo. Ella pensaba que era un telegrama, tal vez.
-Y no me mires así-respondí tapándome con las frazadas hasta el pecho. Me miré en el espejo a mi costado, y mis ojeras habían aumentado el doble que antes.
- Pero es que...
- Llámala. ¿De acuerdo? Llámala, y antes que todo, infórmale sobre la nueva noticia que nos vinieron a decir del departamento de policía. ¿Sí? Por favor, no quiero revivir ese tipo de cosas.
- Está bien -asintió nerviosamente- Se lo informaré, por si las dudas. No queremos que tu presión vuelva a disminuir.
- Dile a Aleli que cuando quiera, que pase y venga a jugar y a leer un poco conmigo. No quiero que se sienta mal por todo esto. Quiero que sepa que yo estoy bien.
- Oh sí, ¡¿Y ahora te haces la tierna, mogólica?! -Jazmín me gritó desde la otra punta de mi cuarto oscuro iluminado por mi única lámpara de luz.
Mamá había dicho algo, pero no escuché claramente lo que me
dijo. Jazmín estaba muy entretenida gritándome y no pude tapar su voz por delante de la voz de mamá, lenta y nerviosa.Ella abrió la puerta, y por primera vez no me echó un vistazo por delante de su hombro.
- Y mamá -dije rápidamente.
Ella se dio la vuelta, un tanto sorprendida, y me miró con confusión.
- Gracias -le sonreí agradecida.
Mamá aguantó un llanto y se fue rápidamente, dejándome otra vez a solas. A solas con Ramiro, Jazmín y Melodi.
- Queriendo proteger más a tu familia, todavía lo jodes más. Aún peor. No tienes otra alternativa. No hay más caminos, sólo lastimar a tus seres queridos. ¿No es eso muy cruel, mi querida Lali? -Ramiro escupió las palabras muy cerca de mi rostro
- ¿Tan cruel como observarte correr, huir, mientras me quemaba vivo? ¿El fuego consumiéndome poco a poco hasta quitarme la vida por completo?
- No eres real -susurré finalmente.
La Sra. Robinson entró a mi habitación un tanto insegura. Sonrió con timidez y me pregunté por qué todos hacían eso. Como si sonreírme me afectaría del todo.
Me miraban como si con los ojos en cualquier momento podrían quebrarme. Como si fuera débil.
Aunque ahora que lo pensaba mejor, la situación era bastante extraña. Nunca nos habíamos visto fuera de su consultorio o de algún hospital. Era la primera vez que venía a casa. Al parecer no tenía tanto trabajo como antes últimamente.
- Querida -susurró todavía con su sonrisa tímida colada en su rostro- ¿Cómo has estado? Me enteré de todo antes de entrar...
- Estoy mejor, por suerte -respondí al rotundo silencio- Creo que este golpe emocional me hizo darme cuenta de varias cosas y no estoy tan fuera de control.
- Correcto. Entonces... Es decir... ¿Qué es lo que se te cruza ahora
por la cabeza? Empecemos por cosas más rápidas, preguntas formales.- No lo sé... tengo muchas ansias de...
Me quedé sin palabras. La Sra. Robinson movió su mano con gesto de que continuara. No podía decirle que quería escapar, alejarme de todo, subirme a un tren y desaparecer.
Quería ver a Peter. Sentir sus besos, sus caricias. La primera persona que me hizo sentir viva luego de todo esto...
- Veamos... ¿Qué es lo que piensas de aquel hombre que causó todo ese accidente?
- Que estaba jodidamente loco.
- Sí, bueno, pero ¿Qué es lo que crees que hizo mal? Es decir, dime si por un lado lo entiendes y por el otro...
- Creo que las personas hacen las cosas por una razón. Y ese hombre tenía sus razones pero creo que hubiera sido preferible que matara a su doctor en vez de a todo el hospital. Habían inocentes ¿sabes?
Automáticamente miré por detrás del hombro de la Sra. Robinson y Jazmín, Ramiro y Melodi negaron con la cabeza.
- Sí -respondí mirándolos- Personas inocentes que tenían una vida por delante.
- Pero yo creo que esto está pasando por alguna razón, ¿No crees? -me sonrió- Tú fuiste un milagro de un trágico accidente. Pudiste dar un poco de luz a esa oscuridad, tú...
- No creo en el destino. No creo que el destino quisiera que todos murieran allí por un loco sin auto-control que se quería vengar de una sola persona, pero que terminó matando a todos porque estaba destornillado de la cabeza.
- Bien -respondió mirando sus zapatos y apretó los labios en gesto de nerviosismo.
¿Por qué hacía eso? Se supone que ella tiene que tener razón. Ella es mi psicóloga. ¿Por qué no niega mis errores? No los hace. Porque sabe que tengo razón.
- La verdad es que me gustaría saber si ese hombre sigue viviendo.
Ella me miró con los ojos bien abiertos, aturdida por mi pregunta. Tartamudeó varias veces. ¿Por qué tartamudeaba?
- Sí, tal vez pero creo que lo han llevado bien lejos y...
- Me gustaría ir a visitarlo. Preguntarle de muchas cosas, ¿No crees? Creo que eso me ayudaría mucho. Me sacaría de un gran peso de encima.
- Tal vez... pero primero hay que consultarlo con tus padres.
Aunque no creo que eso sea posible.
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El sol de mi tormenta© 《Laliter》✔
Novela Juvenil🌸El mejor tipo de personas son las que entran en tu vida y te hacen ver el sol donde alguna vez viste nubes🌸 Lali es una chica de diecisiete años que sufrió en un accidente trágico en un hospital. Ella y sus tres amigos, Eugenia, Ramiro y Melody i...