Capítulo XLI: Recuerda que te amo.

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Caslya no era capaz de apartar su mirada del cuerpo inerte de Vreya

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Caslya no era capaz de apartar su mirada del cuerpo inerte de Vreya. Tontamente esperaba que todo aquello fuese una ilusión creada para jugarles una broma, sin embargo, muy en el fondo, sabía que eso no era cierto. La única persona que estaba dispuesta a darle sus recuerdos yacía muerta frente a ella y aunque quisiese ser positiva, no podía.

—Todo fue en vano —susurró. Kyriel estaba a su lado, observándola con sus apacibles ojos azules—. Hice que lo arriesgáramos todo por nada y lo siento tanto, pero en verdad quería hallar mis recuerdos. En verdad quería descubrir quién soy. Quería ser alguien.

Inevitablemente sintió una lagrima recorrer su mejilla.

—Eh, mírame —le pidió él tomándola con gentileza del mentón para atraer su atención—. No necesitas tus recuerdos para ser alguien porque ya lo eres. Eres esa insensatez al momento de proteger a quien corre peligro, ese corazón noble y esa infantil sonrisa. Recuperar tus recuerdos solo sería descubrir cómo actuabas antes, pero nada más allá de eso, lo entiendes, ¿verdad?

Nunca había admirado tanta benevolencia en Kyriel y hacerlo ahora, cuando su corazón se hallaba oprimido por la angustia, le resultaba tranquilizador. Así que cuando él terminó de hablar, asintió para demostrar que comprendía sus palabras. Pero comprender no la hacía dejar de sentirse defraudada por lo que no pudo evitar mirar durante un momento más a la hija de Alice.

—¿Podemos volver? —preguntó, pero cuando Kyriel tardó en responder, ella lo miró preocupada—. ¿Qué sucede?

—Perdimos la brújula en la Corte Feérica —le recordó él—. Pensaba que Vreya nos ayudaría a regresar tras cumplir con lo prometido, pero eso no va a ser posible dadas las circunstancias.

Ella tragó saliva.

—¿Nos quedaremos aquí?

—Creo que eso es algo que yo puedo solucionar.

Caslya reconocería aquella voz en cualquier parte, así que al oírla no pudo evitar ponerse de pie para buscarle con la mirada y al encontrarle, al fijar sus ojos en el joven al que tantas veces había llamado «hermano», sintió que su cuerpo se sometía a la añoranza. ¿Acaso le había echado de menos?

—Elián, ¿qué haces aquí?

Pero cuando guiada por un extraño sentimiento fue a avanzar hacia él, Kyriel la retuvo por la muñeca. Caslya creyó que ni siquiera había sido consciente aquel gesto, pero sí supo que su acompañante se había tensado. Por un instante había olvidado que Kyriel aborrecía a Elián tanto como a cualquier otro demonio y Elián, bueno, por la forma en que lo observaba —irritado y colérico—, supo que sentía lo mismo.

—Vinimos a advertirles —contestó Anissa. ¿Ella también estaba allí? ¿Acaso había venido con Elián? No, eso era imposible y, sin embargo, estaban uno al lado del otro sin querer asesinarse mutuamente—. Vreya está muerta.

Guardianes de almas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora