Epilogo.

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En la brevedad del traslado Caslya notó, palpitando en su pecho, el incipiente dolor de la decisión que había tomado, sin embargo, mientras la realidad se abría paso y la efímera oscuridad del portal se desvanecía a su alrededor, ella se aferró al...

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En la brevedad del traslado Caslya notó, palpitando en su pecho, el incipiente dolor de la decisión que había tomado, sin embargo, mientras la realidad se abría paso y la efímera oscuridad del portal se desvanecía a su alrededor, ella se aferró al pensamiento de que había hecho lo correcto. Estarán vivos, se dijo y eso era lo único que le importaba en aquel momento.

Hemos llegado. —La voz del ser junto a ella la llevó a mirarle y a ser consciente de la presión que ejercía sobre su mano. El que aún la sujetase revolvió su estómago, pero, aun así, Caslya intentó mantener una expresión impasible.

Tristemente, fue un fracaso intentándolo.

—¿Qué harás conmigo? —preguntó sin ser capaz de dejar de mirar el escenario que la rodeaba. Era un largo corredor de piedra y frente a ella, se encontraba una gran puerta tallada.

Creí habértelo dicho —contestó liberándola del agarre. Inevitablemente, Caslya agradeció por eso en silencio—. Te haré despertar, Caslya. Y es el mayor regalo que puedo darte.

—Pero para qué. —Caslya relamió sus labios. Estaba nerviosa y por más que deseó no mostrarse de esa manera, lo hizo cuando su voz se quebró—. ¿Para qué quieres que despierte? Ese poder que al parecer poseo, es luz. Es fuego celestial, ¿por qué un demonio querría despertar algo que es capaz de destruirle?

El sonido de una sonrisa escapó del contrario.

¿Crees que eso soy? ¿Un demonio?

—¿Acaso no lo eres? —dijo y su voz sonó trémula en sus oídos.

Una parte de mí quizá lo sea —respondió y la joven observó cómo, gentil y eficaz, se deshacía de aquellos guantes negros que cubrían sus dedos. Cuando Caslya prestó atención a sus manos, se dio cuenta que no eran las de un ser monstruoso, sino que eran finas y delicadas como las de una chica...—. Sin embargo, la otra parte es tan mortal como tú. Después de todo, somos hermanas, Caslya —concluyó con una voz dulce y femenina como la suya propia.

Y tras decir eso, tomó con sus dedos la capucha que siempre había cubierto su rostro y la dejó caer sobre su espalda, y cuando esto estuvo hecho, Caslya sintió que el mundo colapsaba sobre sus hombros.

Cabello largo y ondulado como el suyo, pero de un color grisáceo que la enmudeció. Largas pestañas y almendrados ojos ámbar, nariz recta y pómulos altos que otorgaban una apariencia sublime a la oscuridad que corroía a aquella que, atenta, la observaba palidecer. Hermana. La palabra se repitió en su cabeza mientras rotundamente negaba. No podía ser real y a pesar de creerlo, en el parecido estaba la más terrible de las verdades.

—Sé que debes estar confundida, pero si entras yo te lo explicaré todo. —La joven frente a ella dio un paso en su dirección y Caslya la apartó de un empujón.

—¡Mientes! —Fue lo único que dijo antes de empezar a correr hacia lo desconocido. Tenía que escapar. Debía esconderse. Deseaba volver a casa..., sin embargo, no se alejó demasiado cuando dos figuras escalofriantes se aparecieron frente a ella. Eran grandes y Caslya asemejó aquellos rostros a los de los cerdos—. ¡Suéltenme! —chilló cuando uno de ellos la tomó por las manos con demasiada fuerza para que ella pudiese oponer ninguna resistencia.

La criatura la alzó con un guarrido y Caslya se estremeció por la repulsión.

—Métanla en la habitación —ordenó demandante aquella que había dicho ser su hermana y él así así lo hizo, arrojándola sobre una cama con brusquedad—. Creí que eras más inteligente que esto, pero al parecer aún tienes mucho que aprender. —La joven tomó el pomo de la puerta cuando el cerdo se retiró y Caslya se incorporó aturdida—. Volveré más tarde para hablar contigo y espero que para entonces estés dispuesta a oírme.

Cuando ella quiso avanzar, la contraria cerró la puerta y fue en ese momento cuando Caslya sintió, mientras golpeaba una y otra vez la única salida con la desesperación trepando por su sistema, que estaba realmente perdida.

FIN DE LA PRIMERA PARTE

Guardianes de almas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora