¿Alguna vez te has involucrado con la mafia? Probablemente no, y espera nunca hacerlo.
Drogas, alcohol, tráfico y muerte es lo único que recibirás de un encuentro con algún mafioso, sobre todo si es de los peores que puedan haber. Pero, ¿por que no...
JongIn suspiró pesadamente, rascando su nuca mientras extendía sus piernas para mirar a SiWon quien apenas le miró al otro lado del mostrador de la sala de cuidados intensivos antes de volver a mirar a Yesung con quien hablaba de cualquier trivialidad.
Por su cabeza seguían rondando lo que había sucedido aquella tarde, sintió que perdió el tiempo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
ChanYeol se detuvo tras la puerta mientras JaeHwan se preparaba para intervenir a SeungMin cuando entrara.
En un silencio sepulcral se escucharon las pisadas, seguidamente de las llaves en la puerta.
—¿¡Ji?!.—llamó al entrar, sacando sus llaves de la puerta para cerrarla sin siquiera ver atrás.—¿¡Estas aquí?! Sería divertido contarte el cómo Johnny está recibiendo una mamada en pleno trabajo.—habló sin importancia, quitándose sus zapatos con los pies y caminando a la sala. Frunció el ceño al ver a los desconocidos pero antes de siquiera poder procesar lo que sucedía JaeHwan tomó uno de sus brazos y lo giró sobre su espalda, tirándolo al suelo en un sonido en seco que lo hizo jadear de dolor.
No sabe como, ni con que rapidez aquellos dos desconocidos lo habían amarrado de pies y manos, amordazado con una de sus corbatas y arrastrado hasta tirarlo en medio de la sala, donde había hecho la mesa a un lado con anterioridad al parecer. Sus ojos y los de JeongJi se encontraron, lindos ojos llenos de lagrimas y angustia.
—¡Ngh!.—giró para encarar a los desconocidos, gruñendo a estos hasta ver al que estaba en el centro de SU sofá.—Uh...
—Parece que ya sabes quien soy, ¿no?.—SeungMin suspiró, golpeando su frente contra el suelo y relajándose por completo.—Tomare eso como un si.—rió levemente, viendo como Zehan se removía hasta sentarse, muy a pesar de que sus manos y pies estaban estados juntos.—¿Te podemos quitar eso sin que grites?.—lo único que recibió fue un encogimiento de hombros, haciendo que JongIn rodara los ojos y JongDae riera. JaeHwan se acercó al chico ante la seña de su jefe, desatando lo que había usado de mordaza para poder dejarlo hablar.
—¿Que quieren? Yo no tengo nada que ver ya con ese mundo. Tú lo sabes muy bien JongDae.—el nombrado se encogió de hombros, mirando a otro lado.
—No, pero al parecer tú nombre tiene que ver.—dijo JongDae con burla, provocando una mueca confundida en el chico.
—Recientemente mi bar fue atacado y dos de mis chicos fueron puestos en el hospital. Uno con una bala en el hombro y otro tentando la muerte por una bala fragmentada.—SeungMin frunció el ceño, escuchando atentamente.—Una de las personas en el lugar llevaba un anillo de VAV.
—¿VAV? ¿No era alguno de ellos entonces?.
—Para tú desgracia, no.—hablo Ayno, cruzándose de brazos recostado en la pared. Su anillo relució por lo que Zehan relamió sus labios.
—¿Dos chicos nuevo, Baron?.—el nombrado rió, mirando a sus dos acompañantes de reojo.
—Si, algo así.—se encogió de hombros para mirar a su ex compañero.—Falta uno, pero se quedó en casa.
