Capítulo VII: Entre la Vida y la Muerte.

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Ante su silencio, sentí como mi consciencia amenazaba con desvanecerse de nuevo. ¿Acaso esto era algún producto cruel de mi imaginación? ¿Un sueño del que aún no despertaba? No... era inútil atribuir todo esto a un estúpido sueño. Apreté los ojos con fuerza, haciendo lo posible por mantenerme ahí; consciente. Sentía todo mi cuerpo ligero, tanto que estaba segura de que me perdería tras cualquier movimiento en falso.

Por más que quisiera jugarle a la viuda o posible viuda, que esperaba que el silencio del elfo representara lo segundo, no podía. Llorando o desmayada no lograría nada, y había sido lo suficientemente inútil como para sucumbir a los efectos de ese estúpido líquido que me mantuvo sedada por tanto tiempo. Me levanté sin precaución de la camilla, cayendo al piso poco después por el potente mareo que sentí. Me retumbaba la cabeza, sentía una revolución en mi estómago y apenas tenía control de mi cuerpo.

El líder de Absenta me auxilió en cuanto pudo, y por más que quería rechazar su ayuda, la acepté. Me levanté con la poca fuerza que tenía, con un objetivo en claro. Si había alguien en este maldito lugar que podía ser la diferencia entre la vida y la muerte para Valkyon y Nevra, era él, solamente él. No me importaba cómo tendría que sacarle lo que necesitaba, incluso si tenía que matarlo para hacerlo. Sabía que aplicar la de sangre por sangre era la cosa más inmoral, ¿pero realmente esos principios eran de ayuda en este momento?


—Aerye, recuéstate. Aún no te recuperas de la pérdida de consciencia.— incluso si tenía razón, negué con la cabeza.

—No me importa. Ya fui suficientemente inútil al dejar que el sedante hiciera efecto en mí.— respondí con clara incoherencia, pues sabía que era estúpido culparme de algo así, pero... no podía evitarlo.


Ezarel me dedicó una mirada confundida, pero más que nada, era una mirada que podrías dirigirle a alguien que obviamente está perdiendo el uso de la razón frente a tus ojos, y no lo culpaba. Decía cosas que no tenían sentido, hacía cosas que no tenían sentido. Todo por mi intento egoísta de mantener vivo a alguien que quizás por el efecto de ese veneno desconocido nunca volvería a tener una vida plena.

Tal pensamiento me abrumó; en la universidad, había visto muy a grandes rasgos las toxinas y sus efectos en el organismo. Obviamente el enfoque era sólo hacia los humanos y una que otra especie animal, pero con mi poco conocimiento sobre Eldarya sabía que, si ese veneno había sido capaz de mantener al vampiro en un limbo entre la vida y la muerte, no era cualquier cosa. Fue entonces que dos personas entraron a la enfermería, una de ellas acercándose a Ezarel con una mirada que no podía descifrar. Por su vestimenta, podía estar segura de que eran parte del equipo encargado de resguardar la prisión.


—Ashkore no quiere hablar, sólo lo hizo para hacer una petición que rechazamos inmediatamente.— comentó en voz monótona al elfo.

—¿Qué petición tiene ese bastardo?— el líder espetó en respuesta, su tono de voz causándome escalofríos por un instante. Podía sentir el odio que emanaba en cada sílaba que pronunciaba.

No me importa hablar con nadie que no sea Aerye.— imitó el guardia con notable desdén. —Es una petición inconsciente, y nos negamos automáticamente. La señorita Huang Hua nos dio órdenes directas de que por nada del mundo cedamos a sus caprichos y mucho menos pongamos a más personas en riesgo.— ante la revelación, Ezarel bufó en frustración. Podía entender lo difícil que era ser el único capaz que estaba bien físicamente.

—Sigan rechazando cuanta petición haga. De igual manera tiene que hablar algún día, usen el método que sea necesario.— por su forma de hablar, aunque fue de manera implícita, sabía que se refería a tortura. —Pero hasta mañana. Por el momento descansen de aguantar su asquerosa presencia.—

Re;Growth [Eldarya] (Re;Birth #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora