Capítulo XVII: ¿Quién Dice la Verdad?

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El mes de julio había comenzado con todo, menos con tranquilidad: un equipo selecto de la Guardia había sido mandado a buscar a Lance, mientras que otro a seguir buscando trozos del Cristal que, aunque poco a poco comenzaba a restaurarse, me daba mala espina. Como esa sensación de que, por más que lo intentáramos, este mundo estaba condenado a perecer con nosotros en él, justo como Lance quería.

Valkyon había ido en el equipo de búsqueda de su hermano, junto con Huang Hua y Miiko. Ezarel estaba liderando la búsqueda de los cristales, mientras que Nevra se había quedado para encargarse de la Guardia y estar ahí por si alguien atacaba pensando que todas sus defensas no estaban disponibles en este momento. A mí, como siempre, me dejaban una tarea diferente a los demás. Tenía que cuidar que Leiftan no hiciera nada malo, lo cual me parecía algo estúpido, pero lógico a la vez.

Debido a que querían evitar que el mundo se escandalizara con la presencia del daemon, a gran parte del cuartel se les había bloqueado temporalmente el recuerdo sobre la identidad de Leiftan. Sí, sabían que el daemon nos había atacado, pero no sabían quién era. Esto le había permitido al falso lorialet pasearse por el cuartel sin el miedo a que quisieran quemar y colgar su cabeza en algún pico de la puerta de la ciudad.

Si era sincera, se estaba portando demasiado bien para alguien que había hecho un completo caos hace no mucho. Levantaba mis sospechas, pero a la vez, mi curiosidad. Aprovechando mi estatus como su cuidadora oficial, le pedí que nos reuniéramos en mi casa, debido a que quería preguntarle muchas cosas respecto a quien parecía ser una persona que le desagradaba bastante; Huang Hua. Sentía que estaba tan cerca de lograr mi objetivo como para rendirme ahora.

Mi cita con él era un poco después del almuerzo, por lo que aproveché para ir a comer algo a la cantina. A pesar de que mi pequeño episodio de anemia era casi historia, Karuto me hacía seguir una dieta demasiado saludable para mi gusto. Nunca había sido fan de los alimentos ricos en hierro, pero me había tenido que acostumbrar por culpa de mis descuidos pasados. Era peligroso recaer, y en estos tiempos tan oscuros no me podía dar el lujo de enfermarme.

Como siempre, busqué una mesa para dos, ciertamente alejada del centro. No quería que ninguna de las estúpidas ex-no-sé-qué de Nevra me acosaran con preguntas estúpidas. Poco después de sentarme, Eweleïn puso su bandeja rápidamente frente a mí, sentándose y sin hacer contacto visual, como sabiendo que era muy posible que yo no quisiera a nadie ahí.


—¿Cómo te has sentido? Hace años que no hemos podido hablar.— fue ella quien rompió el hielo, y ante su pregunta, suspiré. ¿Sería prudente decirle todo? Es decir, la consideraba quizás mi mejor amiga de por aquí.

—He estado bien de salud, creo que ya no me falta tanto para poder retomar por completo todas las actividades que tenía.— la elfa alzó una ceja, como esperando la continuación. —Pero...—

—¿Pero?— le dio un mordisco a su pan sin despegar la vista de mí.

—Creo que llevo unas cuatro semanas soltera.— pude notar como se ahogó con el pan, la intensa tos sacando cualquier tipo de pedazo que podría habérsele atorado en la garganta.

—¿¡Qué!?— gritó, y a su vez, ahogó su grito. —Aerye, ¿por qué diablos no me dices nada? ¿Qué pasó? Con razón veía a Nevra tan... antes de ti.— parecía realmente irritada.


Le conté a grandes rasgos todo lo que había pasado: Karenn dándose cuenta de que no sólo su hermano tenía novia, sino esposa, y a su vez, que era muy posible que se convirtiese en tía en menos de nueve meses. Tras ese enfrentamiento, Nevra y yo habíamos discutido muy fuerte, tanto que me había sacado a la luz los mismos trapos viejos de siempre. Hice lo posible por decir las cosas de manera que Eweleïn no se escandalizara tanto, pero ya estaba resoplando y con visible molestia.

Re;Growth [Eldarya] (Re;Birth #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora