No sabía qué pensar, y mucho menos, que hacer. Eran tantas las razones que yo había considerado como argumentos válidos para no decirle absolutamente nada, pero me hacía sentir como si todo eso no tuviera sentido... y quizás en el fondo, tenía razón. Si estaba embarazada, Nevra era el padre. Era algo que no podía cambiar, y que Eweleïn me había advertido con toda la razón del mundo. ¿Qué haría yo si estuviera en su posición? Si me había molestado por el hecho de que me había sacado del plan de ataque, personalmente esto era mucho peor.
El primer argumento que había usado para respaldar mi decisión era su salud. Aunque ya no le faltaba demasiado para sanar, tenía miedo de agregarle aún más preocupaciones. No era algo que me había confesado directamente, pero no estaba listo para que Karenn supiera de lo nuestro. En el pasado, me había comentado muy ligeramente que su hermana le tenía prohibido intentar algo raro con sus amigas, incluida yo. Caerle con semejante noticia, y peor aún, que no éramos precisamente novios sino algo más, desataría el caos. Aunque me molestara semejante actitud, era algo en lo que, lamentablemente, ya tenía un poco de experiencia.
Mi miedo más oculto, y que sabía que el vampiro ardería en ira si se enteraba, era que aplicara la de muchos chicos; dejarme sola. Incluso si sólo era un susto, muchos eran capaces de hacerlo, e incluso si quería convencerme de que Nevra no era ese tipo de persona, el miedo seguía ahí. Quizás era por su pasado de mujeriego, nunca lo sabré. Toda esta situación me provocaba inseguridades de todo tipo que ni yo misma podía medir.
Me alejé de él por un instante, intentando encontrar una manera de hacer control de daños. Comenzaba a estresarme, y de nuevo, la maldita presión en mi cabeza estaba de vuelta. Sentía como la respiración comenzaba a faltarme, sentándome como pude a su lado.
—...Perdón.— mi voz salió de manera tan débil que apenas lo podía creer. Tenía ganas de gritar, pero realmente mi energía sólo me daba para eso.
El vampiro parecía haberse dado cuenta de mi estado, e inmediatamente me abrazó con fuerza, ocultando mi rostro en su pecho. Inspiré con fuerza su esencia, como si eso fuera capaz de tranquilizarme, incluso si sabía que no era así. Quería decirle todo, pero el nudo en mi garganta no me lo permitía. Era algo difícil de admitir, pero su tono amenazante de hace no mucho había causado de todo en mí...
Acariciaba mi cabello con toda la delicadeza del mundo, sus manos bajando hacia mi espalda de vez en cuando. Sentí como besaba mi cabeza, casi a modo de disculpa. Sí, odiaba en este momento a Ezarel por soltarle la noticia sin aviso previo, pero en el fondo sabía que tenía razón. En su posición, quizás yo hubiera hecho lo mismo. Nevra era de sus mejores amigos, su cercanía era tan parecida a la de dos hermanos. Más que hacerme un mal, era un bien. Aun así, tenía la duda de si él estaba completamente enterado de lo mío con el vampiro, o sólo había escuchado de mi posible embarazo.
—Discúlpame a mí, Aerye.— se separó de mí. —Te hablé así por impulso, no sé... estaba enojado. Tanto contigo como conmigo por no darme cuenta de que no has estado bien.— y esta era la maldita razón por la que no le quería decir nada. Sabía que tenía esa costumbre de preocuparse demasiado por los demás.
—Nev, tú tienes tus propios problemas de que encargarte. Yo te oculté todo.— alzó la vista ante mi respuesta. Tomó mi mano con fuerza poco después.
—Lo mío fue provocado por mi debilidad. Fui un estúpido irresponsable contigo, maldita sea...— bajó la cabeza, visiblemente consternado. —Incluso si me la olía un poco, fui tan irresponsable como para sugerirte lo de la otra vez.— negué automáticamente, levantando su rostro.
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Re;Growth [Eldarya] (Re;Birth #2)
Fanfiction「Tu peor error fue confiar en mi redención.」 ◊Tras la corrupción del cristal, la traición de Leiftan y varios miembros de la Guardia, Aerye comienza a replantearse todo lo que le fue instruido en ese mundo. ¿Realmente la Guardia de Eel es la buena...