Tras esa voz que era inconfundible, escuché una carcajada que me hizo cambiar de parecer al respecto. Maldita sea, pero era obvio. Eran casi de la misma estatura, y aunque no poseían el mismo timbre de voz, que este patán tuviera las agallas de imitar a su hermano para engañarme me puso de mal humor. Comencé a forcejear, mis acciones provocando que su daga lograra cortar superficialmente la piel de mi cuello, pero lo suficiente para comenzar a sentir dolor.
Empuñé mi daga, y justo cuando me dignaba a clavársela en el brazo, me soltó. Tenía que pensar rápido; ¿me mataría? No, esa no parecía ser su intención, de lo contrario, ni siquiera me hubiera advertido. Dejé de darle la espalda, mis armas listas por si el idiota tenía planeado atentar algo en contra de mi vida. Incluso si no lo hacía, no podía permitir que encontrara el escondite de los demás, por lo que estaba completamente acorralada. Me enfurecía el hecho de que ni siquiera llevaba la máscara, como si eso le quitara un poco de culpa.
Me tomé un corto momento para analizarlo. Su cabello era un tono entre azul, gris y blanco, no sabría describirlo. Ojos azules que me producían una sensación extraña de miedo, sin ningún tipo de emoción aparte de diversión por la cara de miedo que suponía estar haciendo en ese instante. Tenía una cicatriz a la altura de la nariz, y su ceño estaba completamente fruncido, pero la sorna en su rostro no desaparecía.
Disfrutaba tenerme acorralada.
—¿Qué? ¿Acaso te enamoraste de mí al verme?— su usual tono molesto comenzó a sonar en aquella sala, la frialdad y cinismo de su voz erizando mi piel. No, no podía dejarme intimidar por él. —Es malo para una mujer casada fijarse en otro hombre, ¿acaso tu mami nunca te lo comentó?— fruncí el ceño al escucharlo.
—¿Cómo diablos sabes eso?— exigí una respuesta inmediatamente, una carcajada matando cualquier tipo de eco que mi voz pudo haber producido.
—Aliado equivocado, o quizás, salvaste a la persona equivocada.— comenzó a acercarse a mí, la ira en mi sangre aumentando al instante. —¿Acaso no lo has entendido, esper? Es de erratas confiar, y más en este pútrido lugar.— espetó con odio, parando su caminata una vez que estaba contra la pared.
—Incluso si me matas, no te diré nada, Lance.— pronuncié intencionalmente su nombre, cosa que parecía haberlo destanteado por ese pequeño momento.
A pesar de que pronunciar ese nombre había provocado una reacción de debilidad en él, rápidamente se recuperó. Me tomó con fuerza de los hombros, estampándome con fuerza contra la pared. Fruncí el ceño, siendo este mi desesperado intento por no parecer estar al borde del llanto por tremendo dolor que me había provocado. Casi podía jurar que había calculado la altura de alguno de mis malditos nervios para que me doliera más.
Tomó una daga que casi podía jurar haber visto en algún otro lado, pero no podía estar completamente segura. Había puesto suficiente atención a las clases que el vampiro nos daba sobre armas para saber que esa cosa estaba envenenada. Levantó mi mentón con fuerza, y por más que quería desviar la mirada, no lo hice. Enfrenté su mirada lo más que pude, mis cejas arqueadas en todo momento. Si se atrevía a matarme aquí, estaba dispuesta a no rendirme, incluso si el veneno comenzaba a recorrer mi cuerpo y consumirlo poco a poco.
Acercó amenazante su arma al costado de mi cuello, estando tan cerca que casi podía sentir mis latidos contra tan pequeña pero letal arma. No sabía qué tipo de veneno era, pero si este loco era el portador, sabía que no era un tipo del cual me podía salvar. Por más buena que fuera Eweleïn como enfermera, tenía sus limitaciones en el campo e incluso era probable que ni siquiera reconociera que tipo de veneno había provocado mi posible muerte.
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Re;Growth [Eldarya] (Re;Birth #2)
Fanfiction「Tu peor error fue confiar en mi redención.」 ◊Tras la corrupción del cristal, la traición de Leiftan y varios miembros de la Guardia, Aerye comienza a replantearse todo lo que le fue instruido en ese mundo. ¿Realmente la Guardia de Eel es la buena...