Durante el viaje hacia su escondite, permaneció completamente callado. Yo, por mi parte, estaba tensa, confundida y alerta. ¿Pero qué mosco le había picado a este? ¿Esperaba que me tomara con total tranquilidad el hecho de que me abrazara de repente? Por más que comenzara a agradarme, no podía olvidar lo que era y lo que había hecho. Nada, pero nada justificaba todos los daños que había causado a la Guardia y a sus habitantes, y por más que quisiera, no podía perder eso de vista.
Me mantuve más que nada alerta, pues con él podía esperarme de todo, hasta de sentir un cuchillo en mi espalda de repente. Si había traicionado a Leiftan, ¿qué podía esperar de mí? Leiftan era un daemon poderoso, mientras que yo era una esper que, aunque había mejorado bastante en el manejo de mis poderes, seguía siendo una debilucha. Si Lance quisiera, con sólo tocarme me saca volando.
Quise tantear terreno, casi como si fuera un experimento. Sentía como mi corazón comenzaba a latir con fuerza en mi pecho, tanto que podía escucharlo. Con toda la delicadeza que pude, me separé de su abrazo, confiando ciegamente en dos opciones: o que se fuera, o que dejara que la gravedad hiciera caer sus manos en mi cintura. Hizo lo segundo, y fue cuando esa extraña adrenalina comenzaba a alimentar mi cuerpo. Con sus manos en mi cintura, me acercó más a él, de tal manera que casi nada nos separaba.
Puse mis manos sobre las de él, entrelazando mis dedos con los suyos. ¿Qué nos estaba pasando? Sabía que él no sentía nada por mí, más que lo que yo sentía por él: desprecio. Podía ser un aliado valioso para mí en estos momentos, sí, pero seguía siendo mi enemigo.
Aun así...
Separó una de sus manos, dirigiéndola hacia mi cabello. Me mantuve estática, intentando pensar en alguna manera de zafarme de esto en lo que me había metido sola, y, peor aún... estando prácticamente casada. No podía hacerle también esto a Nevra, suficiente castigo era tener que ocultarle mi investigación secreta hasta nuevo aviso.
Pero quería saber hasta donde era capaz de llegar, mínimo en un rango lo suficientemente seguro para no cargar con una infidelidad. Sabía que la persona al lado de mí no era un indecente, y no haría nada que yo no le permitiera. No tenía el miedo de que me quisiera hacer algo, y por lo mismo, estaba tranquila.
Comenzó a pasar mis mechones de cabello por detrás de mi oreja, con todo el cuidado del mundo. Estaba estática, haciendo lo posible por no darle a entender cosas que no iban. Apreté su mano, y él hizo lo mismo. Era una tentación grande, pero no podía sentir nada al respecto. Casi como si todo esto no fuera más que una misión. Sus labios se acercaron a mi oreja, y como acto reflejo, me giré hacia él en automático, la distancia entre nuestros rostros siendo apenas distinguible.
No separé mi mirada de la suya, retándolo.
¿Qué te atreves a hacerme, Lance?
¿Qué te atreves a hacerle a la despreciable y débil esper, dragón?
Me forzó a dar la vuelta, estando ahora frente a frente. Mis manos se dirigieron a su pecho, ayudando a mantener esa distancia entre ambos. Sentía como mis mejillas comenzaban a arder. Maldición, esto de ser femme fatale no se me daba para nada. ¿Cómo podía estar tranquila ante una situación tan tensa como esta? ¿Ante la posibilidad de cometer un delito tan grande hacia mi novio?
Justo cuando sentí que nuestros labios se rozaron, me separé, levantándome de la cama de golpe. No podía hacer esto, ni siquiera por experimento. ¿Qué quería comprobar? ¿Qué se había enamorado de mí? Claro que no. No podía hacerle esto a Nevra, ni hoy, ni nunca. ¿Con qué cara podría darle aún más problemas?
—Fue un momento de vulnerabilidad, perdón.— me disculpé casi al aire, desviando la mirada. El dragón no tenía ninguna emoción que lo delatara en su rostro, tanto que me preocupaba.
ESTÁS LEYENDO
Re;Growth [Eldarya] (Re;Birth #2)
Fanfiction「Tu peor error fue confiar en mi redención.」 ◊Tras la corrupción del cristal, la traición de Leiftan y varios miembros de la Guardia, Aerye comienza a replantearse todo lo que le fue instruido en ese mundo. ¿Realmente la Guardia de Eel es la buena...