Capítulo XXVIII: Anti-Héroe.

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Los días siguientes fueron mucho más que tensos. Lance y Leiftan no se dirigían la palabra para nada, usándome a mí como intermediaria de sus mensajes del uno para el otro, incluso si estaban en la misma habitación. Sólo se hablaban cada vez que Miiko venía, pero era para estructurar el plan, más que nada. Yo, por mi parte, como no sabía cómo diablos íbamos a engañar a Huang Hua, tenía una sola tarea: descifrar el código que tenía entre las hojas que me robé.

Si estuviera en la Tierra, esto sería una tarea fácil. Existían programas que te podían resolver esto en cuestión de milésimas, pero como yo no tenía ni siquiera una maldita calculadora a la mano, tenía que trabajar día y noche en números. Había pasado una semana y apenas había logrado descifrar una parte muy escasa del código, no porque me estuviera costando demasiado trabajo, sino porque, al haber caído al mar cuando nos capturaron, las hojas estaban mojadas y tuve que asegurarme por todos los medios posibles que se pudieran secar de manera más o menos decente.

En cuanto a mis mascotas, era de suponer que no se sentían cómodas en presencia de Lance, pero sí de Leiftan. Después de todo, Leiftan era quien me había regalado a Laïa, y no me extrañaría que ella misma les haya comunicado a los otros dos que Leiftan no representaba peligro. Lance, por su parte, no le molestaba para nada que mis mascotas le tuvieran miedo; incluso me había amenazado con que tenían que estar a mínimo un metro de él.

Como todos los días, estaba trabajando en el código. Les había pedido explícitamente que por nada del mundo me distrajeran cuando estaba trabajando, pues los cálculos que tenía que hacer eran demasiado cansados y con un sólo error podría cambiar totalmente el significado del mensaje. Afortunadamente, Huang Hua era tan poco precavida como para no usar una combinación de números diferente con cada palabra, por lo que, al descifrar un número, lograba identificar una letra. No me faltaba demasiado, pero tampoco quería precipitarme a adivinar las letras, sobre todo por un detalle en particular:

Un conjuro en el idioma original.

No me había tomado el tiempo para leer bien lo que estaba descubriendo, ya que aún estaba en el proceso de identificar cada una de las letras. Aun así, al momento de hacer una prueba con una palabra en la que ya había descifrado todas las letras, me di cuenta de que era una palabra en el idioma original. Al comentarle esto a Leiftan, que era en quien confiaba muchísimo más que en su estúpido examigo, me dijo que incluso si todo estaba en el idioma original, él me ayudaría a traducir sin problemas.

Cuando por fin tenía todas las letras, me separé de las hojas durante un momento que parecía eterno. Estaba a un paso de tenerlo todo o nada. ¿Y si esto había sido una trampa? ¿Cómo podía confiar en Miiko completamente? Ella era la mejor amiga de a quien creo que tendremos que asesinar... me parecía muy extraño que no estuviera en contra y hasta fuera al extremo de matar a los guardias.

Me tiré en la cama, que, por cierto, parecía un ladrillo. No era el lugar más cómodo para dormir, y normalmente tenía que acomodar cuanta tela pudiera en la cama para tener algo acolchonado. No me quejaba, pues, de cierta manera, era mejor que estar muerta. Poco después, vi como la perilla giró, y me incorporé inmediatamente, fingiendo que mis uñas eran muy interesantes.


—Voy a dejarte la comida.— me sorprendió un poco que fuera Lance quien me había traído comida en vez de Leiftan, por lo que alcé una ceja.

—¿Tiene veneno de pura casualidad?— puso los ojos en blanco, dejando el plato sobre el pequeño escritorio.

—Pero claro que sí, airesita.— ironizó. —En estos momentos lo que más quiero es quedarme sin aliados, sobre todo sin la persona que está descifrando el código.— ahogué una carcajada, pues no estaba tan contenta con él como para darle a entender que sus chistes me daban risa.

Re;Growth [Eldarya] (Re;Birth #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora