Capítulo XXVII: Una Nueva Esperanza.

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Todo esto me resultaba un enredo total. Después de nuestra detención, a Lance se lo había llevado a rastras, pues lo habían dejado inconsciente y me habían amenazado de hacerme lo mismo si no cooperaba y caminaba sola. El cuartel estaba desierto, sólo una que otra persona asomándose a pesar de la hora. Podía sentir todavía esas miradas llenas de preguntas, e incluso de decepción. En mi camino a mi celda me había topado con Eweleïn, la cual tuvo que ser atendida por un desmayo que sufrió al ver la situación.

Maldita sea... ¿era apenas en este momento que me daba cuenta de las consecuencias de mis actos? Era obvio que si me iba al lado oscuro no sólo me afectaría a mí. De tan sólo pensar en la reacción de mis padres, de mis amigos aquí... no podía. Tanto que, si me dijeran que podía dar mi vida a cambio de regresar el tiempo, lo haría sin dudarlo. Una cosa que me tenía preocupada era el vampiro. ¿Qué hacía ahí? ¿Por qué había actuado así? Si me ponía a analizar bien, que se lo tomara tan tranquilamente poco tiempo antes de mi misión...

No.

En este momento, tenía que pensar, incluso si sentía un nudo terrible en la garganta. Era casi imposible librarme de esta situación. Sí, podía manejar mis poderes, pero no lo suficiente. Si se me ocurría causar algo como un tornado, nada me garantizaba que no moriría en el intento, cosa que me haría regresar al mismo lugar del comienzo. Y no me podía arriesgar a lastimar a más personas inocentes con mis acciones egoístas.

La prisión en la que estábamos tenía una protección mágica, agregándole unos cinco guardias en la entrada. No había salida, por obvias razones, por lo que era casi imposible salir. El dragón y yo estábamos en celdas separadas, y comenzaba a preocuparme el hecho de que no se levantara todavía. Si lo habían sedado más de la cuenta sería muy problemático, porque a pesar de que el hecho de que siguiera vivo era una molestia, aún no podía darnos el gusto de morir.

Como pude, me estiré, comenzando a picarlo con el pie con la leve esperanza de que mínimo se despertara del enojo, pero no había respuesta alguna. ¿Y sí...? No, me mataría de seguro si hacía algo así, pero... ¿qué otra opción tenía? Cerré los ojos, concentrándome como podía para no pasarme de la cuenta y ahora sí matarlo sin querer cuando estaba intentando lograr lo opuesto. Aislé la zona en la que se encontraba, limitando el aire gradualmente para no hacerlo tampoco tan agresivo. De repente, y como supuse, el dragón comenzó a toser, como si se estuviera ahogando. Dejé de cortarle el aire, el dragón levantándose poco a poco.


—Maldición...— musitó, quitándose la máscara. Parecía confundido, demasiado. —¡Justo se me tenía que ocurrir caer en la puta trampa! ¿Qué haces aquí, de hecho? ¿Acaso la estúpida Guardia cree que no voy a pensar que esto fue una trampa sólo porque estás aquí?— desvié la mirada, ya que, aunque amaría que esa fuera la razón, era todo lo contrario.

—No era ninguna trampa, al menos no sólo para ti.— me defendí, dejándome caer al piso de la celda. —Nos atraparon, Lance. Tú como la mente maestra y yo como una estúpida cómplice.— alzó una ceja, como buscando algún hueco en mi confesión para usarlo en mi contra.

—No te creo.— espetó con desprecio. —Es imposible que nos hayan atrapado. Lo entiendo por mí, ¿pero tú? Estabas siendo extremadamente cuidadosa. Demasiado, diría yo. No creo que hayas sido tan ingenua como para decirle a alguien.— fue en ese momento que lo que estaba intentando enterrar en mi mente, me vino a la cabeza.

—Yo...— soltó un bufido, incrédulo. Se pasó la mano por la cara, casi arrancándosela.

—...Dime que no lo hiciste, airesita.— ante mi silencio, suspiró con fuerza. —Tú eras mi plan B, ¿comprendes? Si me mataban a mí, tú ibas a seguir con mis objetivos y no habría muerto en vano. ¿A quién se te ocurrió la brillante idea de decirle?—

Re;Growth [Eldarya] (Re;Birth #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora