18. Un sueño que fue real

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Ya había pasado antes, era algo que siempre sucedía, el mismo sueño, el mismo bosque, la misma Mal.

Pero cada vez que ella aparecía, sentía algo diferente en su interior.

Hayden sentía ese cambio constante al despertar, pero nunca le prestó tanta atención como ahora, porque en vez de ver a Mal caminando hacia ella como siempre solía pasar, quien se acercaba ahora era Maléfica, pero estaba segura de que no quería hacerle daño, por lo menos no en ese momento.

Se levantó, limpiándose las hojas secas y abrazándose a sí misma, el frío era tan real que por un momento se inquietó.

Los ojos chispeantes de Maléfica se encontraron con los de Hayden, quien se estremeció.

El Hada Malvada le extendió la mano.

Ven dijo con voz ronca.

Hayden miró su mano, tan blanca que parecía que estuviera muerta, sus largas uñas podrían quitarte un pedazo de piel, no tenía ni una sola arruga.

La tomó después de dudarlo una segundo, el contacto frío de su piel con la de ella se sentía extraño, como cuando tocas un enchufe y te da un pequeño pellizco.

Ninguna decía nada, jamás había pasado algo así en su sueño, pues cada vez que trataba de acercase a Mal algo se lo impedía, pero ¿Qué tenía de especial su madre para que si pudiese tocarle?

El bosque desapareció y en un instante aparecieron en la Isla de los Perdidos, Hayden volteó rápidamente, a su espalda estaba el puente roto, el que podía llevarte a Auradon si tan solo estuviese ahí, miró al frente, y en un acto inconsciente apretó la mano de Maléfica.

Ahora ambas miraban a una Hayden de cabellos azules.

Siempre creyó que su cabello había sido castaño y rizado (obviando su mechón azul), pero al mirar a aquella chica que supuestamente era ella no podía seguir afirmándolo, pues esa Hayden tenía el cabello lacio y completamente azul, potente, eléctrico y brillante, sin ningún tipo de honda.

Tenía algo extraño, como si cambiase de color.

Maléfica soltó a Hayden y la empujó un poco hacia al frente, esta arrastrando los pies tuvo que ceder, aquella chica no estaba sola.

Estaba con Carlos y el chico de cabello largo.

Estaban escabulléndose para sorprender a alguien (más bien ella y el chico musculoso mientras Carlos susurraba que era una mala idea).

—Jay —dijo Carlos—. No creo que sea una buena idea: Anthony es un llorón.

—Como tú —bromeó Hayden.

Jay reprimió una carcajada mientras se acercaba al hijo de Anastasia Tremaine que estaba dormitando en una silla con una revista cubriéndole la cara.

El chico colocó un poco de liquido en su cabello (Hayden supuso que aquello era alguna de esas cosas inflamables que tenían en la escuela pero que no te mataban), luego Hayden chasqueó los dedos y uno de ellos se prendió como una vela luego con un pequeño toque la cabeza del pelirrojo se encendió.

—¡Hey, Anthony! —gritó Jay— Ese corte solo lo puede tener el amo y señor del subsuelo.

El chico se despertó, miró despectivo al trío y al tratar de rascarse la cabeza se quemó la mano, luego se percató de que se estaba quemando.

Jay soltó una carcajada mientras el hijo de Anastasia metía la cabeza en un cubo donde una niñita fingía pescar, Hayden se cubrió la boca mientras se reía, Carlos estaba haciendo el intento de no hacerlo.

Miradas del Inframundo [An Under Disney Descendants Story] "TERMINADA"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora