34. El Dragón que hay en Ti

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No podía creer que después de tanto estaba por dejar la oscuridad a un lado y ver por fin el brillante y caliente sol, estaba cerca, podía sentirlo, lo intuía.

Aún seguía corriendo junto a Astrid compartiendo risas tomadas de la mano, de verdad iba a ser muy difícil estar en Auradon sin ella, cuando la regresara a casa y no la tuviera cerca, iba a ser bastante duro, en serio deseaba que pudiera quedarse con ella.

Se detuvieron en seco (Hayden casi se cae) pues Cheshire había aparecido de repente, canturreando.

—¡A un lado! —Chilló Hayden— Estamos muy cerca de llegar a Auradon.

—Si hubieses esperado un tiempito te hubieses ahorrado tremendo viaje —comentó el gato sonriente.

—¿Qué quieres decir?

—¡Los nuevos Reyes de Auradon van a quitar la barrera para siempre! —Confesó— De eso hablo, no había necesidad de casi matarte aquí si hubieses esperado un poco, niña.

Hayden estaba perpleja, estaba procesando aquello ¿Había dicho "quitar" y "barrera" en la misma oración? ¿Qué demonios pasaba en el mundo? ¿Cuánto tiempo había estado ahí abajo para escuchar semejante tontería?

—Estas mintiendo —masculló—. Esa gente nunca haría nada parecido ¿Qué hay de los villanos? Correrán peligro si la quitan, es una locura.

—Una locura que Lady Mal ha pensado casi tooodo el día y está por ponerla en marcha —aseguró Cheshire lamiendo sus esponjosas patas.

La semidiosa lo miró confundida ¿Qué era eso de Lady Mal?

Qué asco.

—La futura Reina de Aur...

—Ya sé —resopló Hayden.

—Sino me crees puedes ir a verlo por ti misma —levantó ambas cejas—. La salida está justo ahí.

Luego desapareció soltando una risita.

—¿Crees que esté diciendo la verdad? —preguntó Astrid.

Hayden respondió negando con la cabeza, pero lo bueno era que estaban casi a 10 pasos de la salida, por lo que retomaron la carrera.

Y sí, ahí estaba frente a ellas una reja oxidada la cual separaba las Catacumbas de Auradon, Hayden lo supuso así pues el otro lado de la misma mostraba el pasto más verde y bonito que pudieses imaginar y si eras atento también escuchabas el canto de los pajaritos.

A Hayden le dio asco aquello, pero no podía evitar estar emocionada.

Tocó la reja, áspera y caliente por el sol de la tarde, coló su brazo por entre ella, lo agitó, el sol lo tocó, se sentía bien.

Jaló con fuerza, la empujó, incluso la pateó pero no había nada que pudiera hacer para tumbarla, a menos...

A menos...

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Astrid viendo cómo se alejaba de la salida.

Hayden no la escuchó estaba concentrando todo su coraje y toda su fuerza para hacer algo casi imposible: convertirse en dragón.

Sus brazos comenzaron a temblar, sintió como los vellos de su nuca se erizaban, soltó un auténtico gruñido de dragón que hicieron retroceder a Astrid, sus ojos brillaban, su cabello soltaba chispas, de pronto todo se llenó de humo cubriéndola de pies a cabeza.

­—¿Hayden? —Dijo Astrid abanicando con las manos— ¡Hayden!

Pero no ocurrió nada, solo logró agotarse, lo cual la llenó de coraje.

Volvió a intentar, de nuevo nada, ahora estaba gruñendo molesta como una niña pequeña.

Lo siguiente que vio la princesa fue una enorme hilera de fuego contra la reja que salió volando (y derretida) muy lejos de ahí, Astrid soltó un gritito luego pudo divisar entre todo el humo, un dragón azul con una marca morada cerca del ojo, pero tan rápido como lo vio desapareció dejando a una Hayden muy aturdida.

—¿Cómo hiciste eso? —Exclamó sorprendida— ¡Mandaste la reja a otro mundo! ¡Hizo pum! ¡PUM!

—Ya... entendí —respondió Hayden jadeando.

Ahora esta caminaba hacia la salida y cuando cruzó el umbral pudo asegurar que aquello no era ningún sueño.

Pasto recién cortado, olor a flores frescas, los molestos pajaritos cantando lindas tonadas, el sol calentándola, estaba ahí, de verdad estaba ahí.

Auradon.

Miradas del Inframundo [An Under Disney Descendants Story] "TERMINADA"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora