Epílogo

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—Hayden —llamó Mal una vez más—. Despierta por favor.

Pero no sucedía nada, nuevamente se quedaron en silencio.

No había servido de nada todo el esfuerzo, todo lo que se batalló, porque al final todo fue en vano.

Astrid gimoteó, se limpió las lágrimas y miró a Hayden, de repente, sintió algo peculiar.

Que estaba despertando.

Alguien se quejó.

Mal levantó la vista esperanzada, escuchó otro quejido, su boca se abrió parcialmente.

—¿Pueden soltar mi mano? —Preguntó Hayden con voz rasposa sin abrir los ojos— Están sudando.

Todos la soltaron y lentamente esta se fue incorporando con un terrible dolor de espalda, ahora se limpiaba la mano con la chaqueta, todos se reían por lo bajo sin dejar de mirarla, ella se percató de ello.

—¿Qué? —preguntó con el ceño fruncido.

No esperó que la respuesta fuera un gran abrazo de oso de Mal, Evie se le unió y muy pronto Jay, Carlos y Ben.

Hades se quedó ahí, sin expresión alguna, mirando aquello, sintiendo algo en la boca del estómago, algo cercano a la culpa y la vergüenza.

Se separaron y le dieron espacio para respirar, se levantaron, Mal no dejaba de admirar a su pequeña hermana, quería disculparse en todas las maneras posibles, Hayden la miraba con una muy pequeña sonrisa, algo en ella se sentía mejor, su parte Hades había regresado, pero estaba segura de que el único rastro de color azul que tendría su cabello sería ese mechón que la acompañó por mucho tiempo y así sería de ahora en adelante también y eso para ella estaba más que perfecto.

Empezaron a hacerle preguntas y arrastrarla para enseñarle el lugar, sin embargo esta volteó hacia atrás, vio a su Padre alejarse, aquello le dio un poco de nostalgia, pero ella lo entendía, quizás se le pasaría luego o nunca, quién sabe, ella tampoco quería que se acercara por mucho tiempo.

A quien realmente buscaba era a Astrid.

Se detuvo un momento, estaba ahí, cerca del museo, se volteó completamente para admirarla, esta movía la mano con una gran sonrisa, estaba volviendo a su hogar.

—Gracias, Mechita —dijo sin dejar de sonreír—. Voy a extrañarte.

—Te extrañaré, As —moduló sin decirlo en voz alta. Una lágrima se escapó de su ojo izquierdo—. Gracias por todo.

Luego desapareció, hubiese querido poder abrazarla, pero sabía que no iba a ser posible, por lo menos tuvo la satisfacción de haberla ayudado.

Se limpió la lágrima, Evie había llegado a su lado.

—¿Te gusta? —Preguntó tomándola de los hombros, ahora se habían volteado para seguir su camino— Ese es el Museo de Historia Cultural de Auradon, si supieras todas la cosas que han pasado ahí, pero supongo que te contaremos cuando te ayudemos a instalarte ¿Qué edad dijiste que tenías? ¡Qué lindos rizos!

Y así fue todo, al final, las cosas habían terminado mejor de lo que Hayden esperaba, ahora tenía una mejor amiga (en otra dimensión, pero nadie le quitaría ese puesto), había recuperado sus dos partes mágicas, llevaría un buen trato con su hermana mayor y hermano y estudiaría en Auradon, incluso, justo ahora, Evie le estaba ofreciendo hospedaje en su pequeño castillo y un nuevo guardarropa, mientras que el resto le contaba acerca del lugar, sus clases extracurriculares y un pequeño resumen de lo que había pasado antes de encontrarse.

Hayden no podía pedir nada más.

Pero, siempre esta aquello, que te hace dudar, esa yaga que aún no se cura, esa inseguridad.

Mad Maddy, ella había ido tras ella en las Catacumbas junto con Ginny Gothel, y no había terminado para nada como una pelea justa (¿Qué villano lo era de todos modos?), la barrera ya no estaba, entonces podría encontrársela en cualquier sitio y se desataría el caos, o quizá solo estaba exagerando, después de todo: Auradon puede cambiarte ¿No?

Aunque así como Auradon puede cambiarte, La Isla puede empeorarte.



No creerán que es el fin de la historia ¿Cierto?

Miradas del Inframundo [An Under Disney Descendants Story] "TERMINADA"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora