XXV

22 7 0
                                    

Tarde o temprano habré de detenerme

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tarde o temprano habré de detenerme. Habré acabado por completo con mi propia vida a expensas de una búsqueda sin propósito alguno, además de un irremediable amor.

Tarde o temprano se me apagarán las fuerzas, se detendrán los relojes y caeré inerte sobre una cama embarrada de mierda, porque ni eso podré controlar al momento. A esas llegaré, devastado y solo, Molly Jo, porque no te alcanzo, porque no te encuentro.

Porque nuestro Jacob me es un desconocido, así como lo soy para él. Un maldito y triste loco que llora cada noche, con una botella bajo el brazo y la voz quebrada por tu nombre.

Tarde o temprano llegaré a viejo, Molly Jo, y me quedaré a solas conmigo porque Jacob tendrá que irse. Y se irá impulsado por lo que sea que lo impulse a dejarme, por lo que sea que se geste en su brillante cabeza y lo lleve lejos, muy lejos, del fracasado en el que me convertí por traicionarte.

Se irá porque tiene que hacerlo, porque debe hacerlo. Porque debe ser mejor de lo que fui, de lo que soy y seré siempre mientras te busque con un ancla encadenada a los tobillos, con una venda de acero soldada sobre los ojos, con las manos amputadas hasta el antebrazo.

Es una tarea imposible ¿no lo crees?

Pero la haré, porque esa es mi penitencia. Y Jacob se irá también, porque esa es mi penitencia. Y no te hallaré nunca, Molly Jo, porque esa es mi penitencia.

El amor se volvió castigo y el castigo parece florecer cada mañana, al despertar, al abrir la puerta de la habitación y saberme en compañía de aquel que te representa tan indirectamente, que me recuerda tu recuerdo, tan indiscretamente, que me hunde en silente agonía, tan anómalo, tan mortal.

Y no estas ausente cuando él me mira, porque te veo. No te has ido del todo porque estas enraizada en su manera de hacer las cosas, en su manera de decirlas, de pedirlas también.

Entonces Jacob es Jacob siendo tú. También lo es siendo yo, porque no somos tan distintos, no somos tan dispares.

Mientras lleve consigo mi rostro de niño, mi expresión de rufián, Jacob será Jacob siendo Marshall, aunque no lo sepa hasta después de que ya no esté, hasta muy luego de mi irremediable partida, cuando todavía no me habré librado del fracaso y no habré sabido más de ti.

Mientras lleve consigo mi rostro de niño, mi expresión de rufián, Jacob será Jacob siendo Marshall, aunque no lo sepa hasta después de que ya no esté, hasta muy luego de mi irremediable partida, cuando todavía no me habré librado del fracaso y no ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Aquello que fuimos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora