Ni a mi me habia besado asi

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Pov Paula

Ella cansada de estar encerrada me invito a cenar, cenamos y de ahí nos fuimos a un pequeño bar para beber algo, entre platica y platica de habíamos bebido algo, pero no tanto como para que ella no pudiera conducir, pero notaba algo en su mirada y cuando me descuidaba y volteaba de nuevo su mirada estaba perdida en alguna parte de mi cuerpo, esa noche al llegar a su casa y cerrar la puerta me besó, fue la primera vez que sentí sus labios, no me pude resistir ya que eso era lo que yo mas deseaba, sus manos expertas llenaban de caricias a mi ardiente cuerpo, me hacía dar suspiros bastante audibles, aquella noche cuando me dio la mano para llevarme a su habitación no pensé en nada más que él entregarme a la mujer que yo amaba.

La mañana siguiente no sabía que decir, había sido una hermosa noche, la noche en que mi cuerpo y mi alma habían sido entregados por primera vez, sentía duda y miedo de que diría poché, pero lo peor era el remordimiento de mi mente al saber que me había acostado con la esposa de mi mejor amiga, había hecho el amor con su mujer y en su habitación, cuando poché despertó tenía unas horribles ganas de llorar y de decir que esa noche había sido un error, solo que ella volteó con una enorme sonrisa y me besó dulcemente calmándome, después ya vestidas hablamos y le hablé de mis sentimientos hacia ella, solo me sonrió, agacho la cabeza, en ese momento pensé que se había arrepentido de lo que había pasado la noche anterior, imité su gesto, para escuchar la pregunta que me hizo la mujer más feliz del planeta, donde me pedía que fuera su novia.

De ahí en adelante fueron los años más hermosos que pude vivir a su lado junto con mi hija, ellas eran el motor de mi vida, 4 años en lo que fui la mujer más afortunada del mundo, hasta que ese día en el cual ya estaba un poco cansada y poché llegó por mi, cuando ya me iba con ella, llegaron a interrumpir nuestro momento diciéndome de una emergencia, cuando entre pensé que sería una noche agotadora con una emergencia como las muchas que había todos los días, había muchos heridos pero hubo una que me llamó la atención en especial, una chica de cabello negro con ojos azules, cuando la vi pasar en la camilla no pude evitar preguntar por ella, los paramédicos me dijeron que necesitaba atención rápida ya que se le había revivido en la ambulancia, fue cuando salí de mi trance y comencé a hacer mi trabajo olvidándome de aquella chica.

El tiempo fue pasando, ella despertó y desde el momento que vi sus hermosos ojos azules sentí algo fuerte que no sabía cómo identificar, puse especial atención en ella, no sé porque lo hacía pero a las horas que me podía ir a tomar un café o a descansar un rato en mi oficina prefería ir a verle, no entendía porque, que era lo que tenía aquella chica pelinegra que me llamaba tanto la atención, no puedo negar que era hermosa, pero eso no era, había algo más, ella era muy simpática conmigo, que muchas ocaciones llegue a pensar que yo le gustaba o tal vez era mi ego el que decía que eso era, no lo sé, pero en su estancia en el hospital la cuide como a ninguno de mis pacientes, cuando se fue sentí un vacío tremendo, pero no lograba comprender el porqué.

Cuando le volví a ver en aquella heladería para mi cambio la percepción de esa muchacha, desde que dijo el nombre de mi prometida, desde que se miraron de esa manera ya nada fue igual...

Suspiro, vuelvo a ver mi café, le doy un sorbo, sabe frío...frío como la actitud de poché y es que no es que haya dejado de ser dulce, no, pero ya no había la misma entrega que antes, su mente siempre andaba ausente, aún cuando me había pedido ser su esposa tiempo atrás, cada vez la veía más lejana a mi, cada día que nos acercábamos a ese evento ella estaba más metida en sus pensamientos y le echaba la culpa al trabajo, trataba de no pensar en eso, ya que mi trabajo requería mi absoluta concentración para que nada pudiera salir mal, estando en mi oficina me hablaron para ver lo del vestido que había mandado hacer para mi boda, así que le pedí a poché que fuera a cenar a mi casa para decirle lo que haría, ellla estaba mucho más distraída que de costumbre, aquella noche le avisé que iría por el vestido, llegue a la capital y todo estuvo bien, yo lo único que quería era que terminaran con las pruebas para poder regresar rápidamente a disfrutar de mi fin de semana con poché, sonreí al darme cuenta que podría llegar a medio día, antes de lo previsto, quise darle una sorpresa pero la sorprendida termine siendo yo, al ver a mi prometida, la mujer que más amaba besando de una manera que ni a mi me había besado.

Salí corriendo de su casa, la verdad no quería volver a verla y así se lo recalqué cuando fue a verme, no entendía porque se comportaba así conmigo, si yo la amaba, todas las noches me la pasaba en vela y llorando por su comportamiento.

La verdad no lograba comprender nada, yo la amaba con gran locura, que muchas veces tome de pretexto a mi hija con tal de verla unos instantes, hasta que ella decidió que habláramos...

LA LUZ QUE IRRADIA UN MILAGRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora