No la dejes entrar!!!

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Pov calle

-ho-hola, cómo estás? -me dijo mirándome fijamente
-bi-bien -me aclare la garganta, no quería que ella notara mi nerviosismo, no quería que ella notara lo que provocaba su cercanía, no quería que ella notara que la seguía amando, total, ella se iba a casar, no?, ella había roto cualquier esperanza que pudiera haber, ademas de que yo seguía convencida de que lo mejor era que ella siguiera su vida y yo la mía
-me podrías mostrar los movimientos del mes, por favor? -le dije, ella me miraba fijamente, fue como si con mi voz saliera de un encantamiento, se movió acercándose a un estante lleno de carpetas dándome la espalda, no pude evitar recorrer su cuerpo con la mirada, algo dentro de mi se encendió, quise acercarme y pegarme le por detrás y besar su cuello, pero traté de quitar esas ideas de mi, no debía de pensar eso de ella
-pasa algo? -me dijo y me miró, la mire con la carpeta en sus manos y me concentré en lo que le había pedido más no en mis pensamientos
-no, a ver déjame ver -le quite la carpeta de sus mano, sin querer en ese movimiento mis manos rozaron las suyas, sentí electricidad, al sentir eso nuevamente solté la carpeta que fue a dar al suelo, ambas nos agachamos a recoger la carpeta, nos levantamos tomándola de cada extremo pero sin despegar la vista la una de la otra, ella jalo un poco la carpeta para quitármela de mis manos, sin dejar de verme la coloco sobre el escritorio y se acercó a mi, no sé en qué momento tomó mi cintura, no sé en qué momento abracé su cuello, no sé en qué momento comenzamos a besarnos, no quería pensar, solo sentir sus labios devorando los míos, sus manos en mi cintura que empezaban a recorrer mi espalda de una manera muy descarada, mis manos dejaron su cuello para posarse en su cara, la cual empece a acariciar, las suyas fueron bajando hasta posarse en mi trasero, nos separamos por un momento, el aire nos faltaba, pero eso solo fue un par de segundos, nos volvimos a besar con las mismas ganas de antes, pero ahora ella me tenía acorralada entre su cuerpo y el escritorio, sin despegar sus labios de los míos, me tomó de las caderas y me subió al escritorio, subiendo mi falda, acariciando mis piernas, gemí en el beso al sentir sus manos tocándome, mis piernas abrazaron su cintura, con su cuerpo me recostaba contra el escritorio, nuestros besos eran insistentes, me separé de ella un instante para verla a los ojos, pude ver en ellos el deseo encendido, la pasión y amor... el amor con el que me veía años atrás, sonrió
-te a... -no pudo terminar su oración porque se escuchó el citofono
-señorita poché, allá abajo la busca la señorita Paula Galindo -me miró con cara de confusión, sentí una especie de rabia y decepción, la empujé suavemente, ella se separó de mi, me baje del escritorio y comencé a acomodar la falda y caminé hacia la salida
-Daniela, Daniela espera -me dijo antes de que saliera, la ignore y tomé la perilla de la puerta, cuando iba a abrir ella también la tomó
-Daniela, tenemos que hablar, por favor! -la mire y me miraba con angustia, aun un poco agitada, aun con las mejillas sonrojadas y los labios rojos e hinchados, se veía...sexy...moví mi cabeza en forma negativa, no sé porqué diablos pensaba eso en estos momentos
-porque no mejor vas a hablar con tu prometida? Ella te espera allá abajo, ahora dame permiso por favor, ah y por favor no me digas Daniela, dime Matu -ella suspiro pesadamente, todo los ojos y soltó la perilla, abrí la puerta y salí dando un portazo
Iba saliendo cuando una chica me salió al paso diciéndome que mi padre me esperaba en su oficina
-hija mía! Qué tal te fue con poché? -me dijo sonriendo
-bien papa, muy bien pero tuvo que salir a atender a una persona -si, me fue muy bien, tan bien que termine acorralada entre ella y el escritorio, sacudí mi cabeza ante tal pensamiento
-papá, qué posibilidad hay que me puedas asignar otra oficina que no sea la que deja poché? -no quería trabajar con la idea de que ella había ocupado ese espacio
-hija hay todas las posibilidades, ya mismo doy la orden -y si, su orden se cumplió con rapidez, ya me encontraba en una oficina, llegó la misma chica de hace un momento diciéndome que ella era mi secretaria, le di mi primer orden, que si la señorita poché quería algo, se lo dijera a ella, pero que por ningún motivo la dejara entrar a mi oficina y si quería hablar conmigo que lo hiciera por teléfono, la chica me miró sorprendida pero solo asintió y salió, rato después entró trayéndome una serie de papeles, comencé a trabajar sobre ellos, estaba concentrada en mi trabajo cuando escuché que tocaban
-adelante por favor -dije sin levantar la vista
-huy matu ahora si pareces toda una ejecutiva jajaja -levante la vista para ver a Mario, le sonreí y le indiqué con la mano a que se sentara
-nada que ver! Jajaja y ese placer de verte por aquí? -le dije sonriendo
-claro vamos -le sonreí, apague la computadora y me levante, cuando comencé a escuchar gritos afuera, la puerta se abrió intempestivamente, Mario y yo miramos al causante de tal entrada, mi secretaria detrás
-señorita no la pude detener... -intentó decir en su defensa
-qué cosa es esa de no dejarme entrar a tu oficina eh? Además tenemos mucho que hablar, nuestra conversación no se ha terminado -decía poché viéndome con enojo y fijamente a la cara, yo la mire incrédula, volteé a ver a Mario, él nos observaba a las dos con cara de extrañado, poché volteó a la misma dirección que yo
-ehhh... hola Mario, qué haces por aquí? -dijo poché tratando de recomponer su cara...

LA LUZ QUE IRRADIA UN MILAGRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora