Capítulo 3: Filosofías de vida

1.4K 112 12
                                    

Capítulo 3: Filosofías de vida

La mente de Clarke no podía parar de imaginar lo que hubiese pasado si cedía ante la seductora mirada de Lexa; de tan sólo pensarlo, su cuerpo entero se estremeció, y lo que le llevó caminar hasta la salida de la empresa de la castaña le alcanzó para fantasear mil y un desenlace posible para ese "qué hubiera pasado si..."
Se tomó el primer taxi que vio y se fue directo hacia el apartamento que rentaba desde hacía un par de meses.
Cada parte de su cuerpo ardía de deseo, y se le volvía demasiado difícil controlar el fuego interno que la consumía de manera lenta. Necesitaba extinguir aquello que, con cada recuerdo, cada imagen, cada sensación que seguía latente en la memoria tanto de su mente como de su cuerpo, se acrecentaba generando desesperación en la joven rusa, volviendo aquello una tortura. Aun sin tocarla, Lexa estaba logrando llenarla de sensaciones que jamás nadie le había hecho sentir. ¿Cómo era posible despertar tanto la libido en otra persona sin siquiera ponerle una mano encima? Era lo que se preguntaba entre adoración y odio Clarke.

Su apartamento era pequeño, prácticamente todo se resumía a un solo ambiente en donde estaba su cama, una mesa redonda con un par de sillas alrededor, una cocina pequeña con lo justo y necesario, y el baño que era el único espacio en dónde una puerta daba privacidad en el caso de haber más de una persona allí. Algo que no ocurría a menudo.

Lanzó su bolso en la entrada, se quitó el calzado y se dejó caer en la cama, tapando su cabeza con una de las almohadas.

—¡Ya detente! — Se recriminó, buscando calmar a su mente. Sin embargo, fue en vano. Cuanto más se esforzaba para quitar a Lexa de todo su cuerpo, más se aferraba a él. En ese instante, Clarke, se odió por irse y no permitir que la castaña volviera hacer con ella lo que su ser por completo estaba anhelando.

Presionó un poco más la almohada sobre su rostro cuando la imagen muy real y detallada de ambas en el tren apareció en sus pensamientos. La forma en que Lexa rozaba su piel quemándola, extasiándola, volviéndola loca enteramente. Y sin poder controlarlo su cadera se encorvó como si la castaña estuviera allí. Una de sus manos comenzó a deslizarse por su vientre hasta chocar con el borde de sus bragas a la par que la otra soltaba la almohada y la quitaba de su rostro. Con ímpetu, mordió su labio inferior llenándose de sensaciones ante un contacto que en su mente eran las vehementes caricias de aquella joven londinense.

Un sorpresivo golpe en la puerta no alcanzó para quitarla del ensimismamiento producto del deseo, y continuó su tarea de intentar liberar toda aquella energía sexual que su bajo vientre estaba conteniendo. Sin embargo, el golpe se volvió insistente y más enérgico, sobrepasando los suaves gemidos exasperados que la joven rusa comenzaba a dejar escapar.

—¡Clarke! Ábreme, soy yo. — Se escuchó del otro lado de la puerta, logrando que la rubia se detuviera con la respiración y su pulso acelerado.

—¡Mierda! — Exclamó y se tapó el rostro con ambas manos siendo consciente de lo que su mente había generado por culpa de Lexa.

—¡Clarke! — Se volvió a oír.

—Ya voy. — Gritó frustrada, por tener que dejar inconcluso su momento de intimidad que le iba a dar un respiro a aquellas sensaciones que la controlaban.

Resoplando de mala gana y buscando no mostrarse en el estado de minutos antes, se levantó de su cama y fue directo a abrir la puerta.

—No es un buen momento Bellamy. ¿Qué haces aquí? — Exclamó a penas lo divisó del otro lado.

— No has contestado a mis llamadas. Estaba preocupado. — Se excusó.

—Como verás estoy perfectamente bien. — Sonrió con ironía.

The Only exception [CLEXA AU] ( Continuación del Oneshot "Tren a Francia")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora