Capítulo 23: Un antes y un después

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2,879.7 km era lo que separaba físicamente a Lexa de Clarke, y a Clarke de Lexa. 2,879.7 km que parecían muchos más cuando la joven rusa sentía que vivía en otro tipo de realidad, entonces la distancia se transformaba en años luz de lo que sabía que se encontraba parte de su espíritu, ya que con seguridad podía afirmar que tanto su cuerpo como su alma no estaban en el mismo plano físico ni temporal. La mente de Clarke fantaseaba con la creencia de que en algún universo paralelo podía vivir su anhelada libertad junto a quien deseaba sin importarle nada en absoluto más que su propia felicidad, y no ser parte de aquel plano que le tocaba residir y en el que de un momento a otro se encontraba comprometida con quien no amaba y a quien despreciaba; aunque no tanto como se despreciaba a ella misma por no poder frenar las intenciones que terceros planeaban para su vida.

La joven rusa había ideado miles de opciones que no llegaban a buen puerto porque sabía que no tendría escapatoria. Era un hecho el que se casaría con Bellamy y no podría huir de un destino que consideraba como castigo. Castigada de por vida por amar a quien no debía, aun peor, castigada para toda la eternidad por permitirse sentir emociones y sentimientos "prohibidos". Una descarriada razón era la que pretendían infundirle a la fuerza.

¿Hasta cuándo se puede fingir estar bien cuando realmente no se lo está? Aquello se preguntó Clarke los días posteriores, cuando su mente divagaba en el futuro, mientras la rodeaba la hipocresía y la tiranía escondidas detrás de risas amistosas y charlas fraternales en nombre de un Dios que cada día lo sentía más lejano. ¿Cómo Bellamy era capaz de aceptar algo y convencerse de ello sabiendo que le causaría infelicidad a futuro? ¿Cómo era que se conformaba con solo poseerla bajo el título de esposo? ¿Cómo podía seguir adelante con algo con lo que era consciente que estaba roto? ¿Cómo era posible que no se diera la oportunidad de buscar otros caminos? ¿Cómo era posible que solo fuera feliz arruinándole la vida? Preguntas que no encontrarían una respuesta nunca porque el orgullo de Bellamy por considerarse triunfador y aprobado por el padre de Clarke le eran suficiente para acomodarse en ese estatus social para el que había sido criado. No importaba más que aquello, él no necesitaba más.

El rostro de Clarke no mostraba ningún tipo de sentimiento. Era apatía pura ante palabras vacías que condensaban el cálido espacio del living de los Griffin y que enmudecían cuando en cada pausa aprovechaban para dar largos sorbos a sus bebidas calientes.

—Creo que sería muy adecuado que usaras el vestido que tu madre llevó puesto el día de su boda. — Clarke miró con desapruebo a la madre de Bellamy, y enseguida Abby respondió por ella.

—Aunque sería bellísimo y emotivo verla con él, considero que merece algo propio. Uno que sea especial y con mayor significado, y eso solo lo da algo nuevo y que pueda hacerlo propio. — Con una sonrisa forzada su futura suegra respondió ante las palabras de Abby.

—Gracias madre. — Al menos su propia madre era un poco más considerada. Abby carraspeó su garganta y continuó la charla desviando el tema del vestido de boda. Clarke pidió permiso y se levantó para huir de aquella incomoda puesta en escena. Sólo deseaba salir a tomar un poco de aire, pero afuera helaba y ya estaba anocheciendo; así que lo mejor que pudo hacer fue refugiarse en su habitación.

Intentaba no pensar en Lexa, porque le dolía echarla de menos. Ardían y pesaban sus recuerdos. Sumergirse en ellos dificultaban olvidarla. Olvidar, lo único que le quedaba por hacer. Sin embargo, ¿Cómo lo haría?

***

—Debes olvidarla Lexa. Ella ha decidido abandonarte, tomó su decisión y eligió sin titubear. Algo me decía que no debías fiarte de ella.

The Only exception [CLEXA AU] ( Continuación del Oneshot "Tren a Francia")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora