The Only exception [CLEXA AU] ( Continuación del Oneshot "Tren a Francia")

Capítulo 21: "Too much love will kill you" (Demasiado amor te matará)

"Too much love will kill you" (Demasiado amor te matará)

Cualquier tipo de situación que nos generen sufrimiento y dolor se vuelven tan insoportables por momentos que desear la muerte es el único medio viable que vemos y/o encontramos creyendo que puede brindar el alivio deseado. Pero, ¿qué sucede cuando no se desea una muerte de una manera literal? Morimos de manera simbólica cada día un poco más cuando dejamos marchitar dentro nuestro, la calidez que nos brindaba la contención adecuada. Cuando ya no importa el ser contenido, cualquier efecto placebo que ofrece la vida de los vicios nos sumergen a una muerte interna que nos mantiene con vida solo para sobrevivir los tormentos existenciales que agobian enteramente al cuerpo y al alma.

A Lexa solo le quedaba aquello. Alivios momentáneos que creía merecer más que otra cosa que pudiera ayudarla a sanar correctamente. La oportunidad de convalecer ya la había perdido y no volvería a pasar por eso. Volvería a su vida pasada, a su vida antes de conocer a Clarke, en donde el sexo, las noches en soledad y alcohol serían el refugio perfecto para una persona muerta en vida, con el solo objetivo de vivir en modo automático hasta recobrar el estatus que solía tener antes.

Cuando la castaña bajó de su coche después de conducir por un largo rato con la mente completamente sumergida en pensamientos aleatorios, estacionó frente a un nuevo bar dentro de sus preferencias. Introdujo su mano dentro del bolsillo del pantalón de seda que suele vestir en la empresa, para guardar las llaves, y sus finos dedos encontraron algo que deseaba haber recordado tener, antes de pasar por una tortura semejante. Las bragas de Clarke seguían allí, como hacia un par de horas antes, cuando su vida era muy diferente a la miseria que atravesaba. Las sacó de allí y la mano le tembló. No quería extrañarla, anhelaba con desesperación evadir aquel sentimiento. No deseaba seguir apegada a la joven rusa. Divisó un contenedor de basura a unos cuantos metros, y con disimulo, las desechó.

Masajeándose la cien caminó hasta el bar para ahogarse en su licor favorito y así apresurar al ansiado olvido para que se apodere de ella.

Los días posteriores de la joven empresaria se volvieron rutinarios. Noches largas de insomnio curados con botellas de whisky y encuentros sexuales que no la satisfacían como antes. Cuanto más vacía se sentía más recaía en cuerpos que le resultaban ajenos. Situaciones como éstas la atormentaba aún más y la llenaba de ansiedad y decepción. Por muchos años se creyó dueña del sexo, pero hasta el sexo ya le resultaba mundano y ordinario.

Sumado aquello, en la empresa todo iba de mal en peor. Se habían fugado varias cuentas millonarias y no podían encontrar desde donde lo habían hecho. Todo en la vida de la Lexa estaba derrumbándose y aún Clarke estaba muy presente en cada rincón de su casa, en donde sus partencias seguían ocupando el mismo espacio físico que Lexa, ya que se había marchado abandonando todo lo que era de su propiedad.

Gustus tuvo la consideración de guardar con total delicadeza, en la habitación destinada exclusivamente para la joven rusa, todo lo que le pertenecía con la esperanza de que algún día podría recuperar cada cosa suya si lo quisiese.

Sin embargo, aunque la castaña no había movido ni tocado nada, sentía la presencia de Clarke mucho más, tanto que seguía apareciendo en las pocas horas de sueño que podía llegar a tener la empresaria.

—¿Que pretendes de mí?

—Eso mismo quisiera saber, ¿qué es lo que pretendes tú de mí?

—Que ya no seas una cobarde y entiendas que te amo Clarke.

Aquel dialogo con la joven rusa creado por su inconsciente, la despertaba repetidas veces cada noche, entre medio de jadeos y sudoración. Pesadillas constantes que la condenaban a largos insomnios y caminatas nocturnas por toda la casa, poque no toleraba dar vueltas en la cama consumida de recuerdos y el aroma de Clarke adherido a ella.