Capítulo 8: Pacto de alivio y placer

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Capítulo 8: Pacto de alivio y placer

El cuerpo de la rubia reaccionó al instante y se desplomó en aquellos labios tan distintos a los de Bellamy. El sabor, las sensaciones que le generaban, lo lascivos que eran, alcanzaban otro nivel y volvían loco a su cuerpo entero.

—Dime si logra besarte como yo. — ordenó en forma de reproche, rozando su lengua sobre los labios de Clarke. — Dime si sus asquerosos labios, te besan de la misma forma que los míos, y logran que te humedezcas de inmediato. — Clarke dejó escapar un suave gemido, cuando sintió la mano de Lexa, hundirse entre sus piernas, por encima de sus apretados jeans. —Justo como ahora. Mordió su labio inferior, y continuó besándola con ímpetu llena de deseo e ira. Clarke estaba desconcertada sin entender absolutamente nada, pero no podía rehusarse a sentirla, después de haber pasado un día entero imaginando que podría hacerle a otra mujer lo que en ese instante a ella.

Comenzó a desnudarla, a medida que acariciaba cada parte sensible de su cuerpo, anhelando declararla de su propiedad, consiguiendo de tan perversa manera que nadie volviera tocarla. La empresaria volvía a demostrar su arrogancia frente a su ambición de posesión para con Clarke, y la joven rusa caía a sus pies una vez más.

La empatía había quedado olvidada, Lexa, solo deseaba sacarse la ira que había transformado en lujuria y demostrarle a la joven rusa que nadie podría estar a su nivel. La volteó y se pegó a su espalda. — Dímelo Clarke. —ordenó jadeante, con sus labios apoyados al cuello de la rubia. Las piernas de Clarke se aflojaron sin siquiera poder formar una idea clara en su mente. Pese a ello, no podía negarle absolutamente nada a la castaña, cuando en su arrogancia había certeza; lo que ella lograba generarle no podía compararse con nada, y su manera de desconectarla de la realidad era tan eficiente que se entregaba a sus garras sabiendo que condenaba su alma.

— Déjame sentir lo que es estar viva otra vez. Eres la única que puede lograrlo. — entre jadeos, Clarke suplicó que la liberara de muchas cosas con aquellas palabras, palabras que no fueron captadas por Lexa de la forma correcta, pero en la mente de la rubia no importó porque una vez más le brindaría el alivio momentáneo que necesitaba. —Tócame, déjame sentirte. — con su voz cortada, ante los ardientes y lascivos labios de Lexa quemando su piel en cada roce, la aceptó como única en su vida. No había marcha atrás frente a lo que Lexa se había convertido para Clarke.

—Haré más que eso. Hizo que se recostara en la cama, boca abajo, pero con sus caderas elevadas. —Quédate así, y mantén tus manos aquí. — Ordenó, acomodando su cuerpo a su gusto, rozando su piel desnuda, logrando que la joven rusa se excitara cada vez más. Sentía que estallaría de deseo y estaba desesperada a tal punto que ni siquiera pensaba qué haría Lexa con ella.

La castaña comenzó a desnudarse, pero no se quitó la camisa que llevaba puesta, a penas la desprendió un poco. Buscó en su abrigo lo que había sacado de su guantera y se lo colocó en la cintura. De manera lenta se acercó a Clarke que ya no podía controlar a su cuerpo y moría de ganas de darse la vuelta y obligar a Lexa a que la tocara y la liberara de aquella tortura. Pero entonces, sintió como los labios de la joven empresaria comenzaron a besar sus muslos y sus aterciopelados dedos se afirmaron a su cuerpo, que ya para entonces se movía necesitado.

—Te quitaré las ganas de volver a estar con alguien que no sea yo. Y te haré sentir que el bueno para nada de tu ex no sirve ni siquiera para hacerte correr. Exclamó aquello irradiando mucha más ira y lujuria, segundos antes de hundir su lengua en el húmedo sexo de Clarke, producto del poder que poseía sobre ella. La joven rusa, apretó sus manos en las sábanas y sus palpitaciones se dispararon. Encorvó su espalda, deseando que repitiera la acción. Pero Lexa, hundió sus dedos dentro de ella buscando estimularla mucho más, justo antes de penetrarla con furor y deseo feroz con el strap-on que llevaba colocado en su cintura. Clarke dejó escapar un profundo gemido, sin esperar aquello; lo sintió extraño y durante unos segundos una leve molestia la acechó, sin embargo, pronto comenzó a sentirse extasiada del increíble placer que le causaban las constantes y profundas penetraciones que Lexa, perdida en lujuria estaba realizando. Empezó a moverse al ritmo que la castaña llevaba, su cuerpo estaba a punto de estallar y cada impulso dentro de ella, la hacían gemir con más potencia y goce. La joven rusa, de un movimiento, cuando Lexa frenó para tomar aire, se dio la vuelta, buscando quedar sentada sobre ella. Interpretando la intención de la rubia, la castaña, la dejó tomar el control alucinada de la capacidad que tenía de dominar su deseo en cuestión de segundos, mucho más de lo que ya lograba, al verla entregada a todo para lo que era excelente: los placeres de la vida que ella llamaba.
Clarke se acomodó sobre Lexa, y aferrada a su nuca, comenzó a moverse a un ritmo lento a medida que la joven empresaria se sostenía de su cadera para darle más firmeza a los movimientos. Los gemidos de Clarke se mezclaron con la respiración de Lexa que iban en aumento junto al creciente ritmo que la rubia controlaba. En un último movimiento aferrada a la tela de la camisa de la castaña, y pegada a su oído, la joven rusa explotó en un majestuoso orgasmo, al nivel que solo Lexa podría lograr. La castaña, pudo sentir como ella misma se corría, a causa del gemido liberado por Clarke a centímetros de su oído. Su mente se perdió y se liberó junto a ella de una forma que jamás había experimentado. Aquella mujer tenía dominado su cuerpo entero, y limitaba un camino peligroso del que no encontraría retorno.

The Only exception [CLEXA AU] ( Continuación del Oneshot "Tren a Francia")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora