Capítulo 18.

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Asunto pendiente 1/3

-¿Eres una nena, acaso? ¡Mi abuelita, que en paz descanse, ya habría dejado inconsciente a ese hijo de puta!- Exclamó el entrenador Wick mientras seguía tratando de golpear al chico desafortunado que él mismo eligió para subir al cuadrilátero conmigo.

-¡No le diga eso! ¡Quiero vivir!- Lloriqueó el desconocido, aproveché la distracción que se produjo al pronunciar estas palabras para golpearlo en la mandíbula y noquearlo.

-¿Estuvo bien?- Pregunté al entrenador.

-Has tardado dos minutos más que la última vez, concéntrate.- Su voz, aunque es muy ronca, siempre muestra muchas emociones; como ahora, por ejemplo, que está emputadísimo conmigo porque según él no estoy dando la talla para el torneo que se aproxima.

El Sr. Wick no es un "Señor" del todo, apenas tiene 35 años y fue un campeón internacional de boxeo antes de retirarse al tener a su segunda hija. Le gusta que le llamen "Señor" porque dice que no somos sus amigos ni una mierda, así que no tenemos derecho de llamarlo por su nombre, Micah (yo creo que es porque se avergüenza de su nombre).

El hombre se sienta al borde del cuadrilátero y me espera mientras yo tomo mi botella de agua y la toalla para secarme el sudor.

-Estás muy desconcentrado últimamente, niño.- Comienza a quejarse el hombre cuando llegué a su lado y tomé asiento.- Mejoraste tu izquierda pero tu atención está en otro lado y yo no puedo trabajar así.

La fugaz imagen de mamá y el tal Gus se aparecieron en mi cabeza, y no pude evitar sentirme aún más molesto. Es por su culpa que no estoy concentrado, con todo eso de que ella volvió tengo la cabeza en las nubes. Por ellos y nadie más estoy desconcentrado, sí, debe ser eso.

Solo por mi madre. No hay otra explicación

-Lo siento, entrenador Wick.- Estoy cansado de cojones, quiero dormir pero sé que cuando regrese a casa encontraré a mamá y su novio lo cual no será nada agradable de ver.- Lo intento, en serio.

-¿Quieres ganar ese maldito torneo de mierda?- Espetó mirándome dubitativo.

-Si.

-Entonces vacía tu puta cabeza de las zorras que te coges a diario y enfócate.- Ladró y volvió a mirar al suelo.- No dejaré que pierdas esta oportunidad, pero si lo haces, ten en cuenta que no será por mi culpa.

Se levantó y desapareció entre las puertas grandes como un fantasma, mientras yo tomaba camino a las duchas para sacarme el sudor y regresar a casa.

***

La canción "Imagine" de John Lennon comenzó a sonar en la radio del auto de camino a casa y decidí dejarla. Recuerdo que Sara-Lee la escuchaba y tarareaba todo el tiempo cuando teníamos 15; decía que esa canción daba la esperanza necesaria a cualquier persona para cumplir sus sueños a beneficencia no solo propia sino de las personas alrededor. Decidí dejarla sonar, al fin y al cabo no era fea.

Sara-Lee...

Sacudí mi cabeza y me detuve en un semáforo en rojo mientras los números se reducían; muero de hambre, espero que mamá haya tenido la gentileza de haberme preparado algo de comer, aunque sea.

Seguí conduciendo hasta aparcar el coche en el garaje de la casa y bajar de él a paso decidido; estaba preparado para verla a los ojos de nuevo, claro que sí.

Abrí la casa en silencio para no ser oído pero las voces que estaban en la cocina me descubrieron.

-Hijo, llegaste.- Comenzó a decir mi madre.- Pensé que hoy tampoco te vería.- Se acercó para ayudarme con el bolso deportivo que tenía pero retrocedí.

HUG ME.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora