Desperté con un brazo de Josh rodeando mi espalda y las piernas de Alanna envueltas en mi cuerpo. El cuarto apestaba a alcohol y es obvio que Alanna y yo no hemos tomado una ducha desde hace mucho rato ya.
Decidí ir a darme una ducha y con dificultad salí de la cama.
El agua caliente relajó cada parte de mis músculos y sentí como un peso en mi cabeza era despojado.
Salí de la ducha y me vestí con el primer short deportivo que encontré para luego bajar las escaleras con pesadez.
Estoy consciente de todo lo que sucedió ayer. Ya no queda ni un ápice de alcohol en mi sistema que me haga sobrellevar a mi manera sin pensar en consecuencias todo lo que sucedió... Ahora solo soy yo intentando no llorar más porque apenas puedo abrir los ojos de lo hinchados que están.
Al salir de mi habitación pude escuchar movimiento en la cocina, lo que me dio a entender que Sara-Lee ya estaría preparando el desayuno de mi padre. Salió de su habitación ya vestido cuando yo iba a comenzar a bajar las escaleras.
-Buenos días, mijo.- Su voz, ronca y cansada, dijo todo lo que hacía falta.
Le forcé una sonrisa y bajamos las escaleras sin muchas ganas.
Efectivamente al ingresar a la cocina, Chinita estaba guardando los sandwiches, cortados en triángulos perfectos, en una pequeña bolsa con cierre mágico y colocándolos junto a un envase cerrado y una manzana roja muy apetitosa.
-Buenos días.- Dice papá ingresando a la cocina.
-Buenos días a los hombres de la casa.- Sara-Lee tiende el desayuno a mi papá quien luego de un largo abrazos y dar gracias veinte millones de veces, sale de casa con destino al hospital para seguir trabajando.
Ella comenzó a preparar lo que supongo que son tortillas y yo solo me quedé ahí, sentado en el mesón, viendo memes en Facebook que, en otras circunstancias, estarían matándome de la risa pero ahora... Nada provoca nada en mi.
Una pequeña lágrima cayó por mi mejilla sin darme cuenta y decidí dejarla estar. En realidad no me importa llorar, sé que lo necesito.
Sara-Lee me tendió un plato con dos tortillas de huevo servidas y un vaso con jugo de naranja; solo pude dedicarle una sonrisa cansada y comenzar a comer por obligación.
Ella se sentó a mi lado y ni siquiera tuve el valor de alzar la vista a sus ojos... En serio sentía que si posaba mis ojos sobre los suyos no lo resistiría.
-Caleb, está bien que no te sientas con ánimos de comer.- Su voz sonaba tan ronca y llena de calma que la presión en mi pecho desvaneció un poco.- puedo hacerte alguna otra cosa si así lo quieres.
Yo negué con la cabeza. Mi madre me decía que así odie lo que haya servido en el plato, jamás lo rechace.
Mi mamá.
Sin darme cuenta mis ojos se inundaron de lágrimas e intenté no dejarlas caer. Pero fue imposible, cayeron sobre la comida.
Cualquier persona normal se molestaría por haber hecho eso en la comida que te sirvió, pero ella... se sentó en mi regazo, con una pierna a cada lado de mi cuerpo, y me abrazó por el cuello con fuerza.
Lo necesitaba. Lo necesitaba mucho.
Me abracé a su cuerpo y escondí mi rostro en su cuello.
-Tranquilo, amor.- Es primera vez que me llama así, y en realidad me produce una calma increíble.- Ella está en un lugar mejor.
Solo asentí.
De verdad no sentía ganas de hablar.
Solo quería quedarme ahí.
ESTÁS LEYENDO
HUG ME.
Подростковая литература"Su maldita dulzura de mierda, dejó mi alma con caries de por vida." Les presento a : Caleb "El espectro" Martinez y a su desastrosa vida -¡Esta es mi puta historia, Perras! ...