EXTRA 1

9.7K 441 35
                                    

Pasaron 4 meses desde el día en el que mi vida volvió a dar un giro increíble.

Voy a ser padre, maldita sea, ¿Son conscientes de lo gran padre que debo ser para que mi hijo o hija no sea tan estúpido como yo?

Y ahora el imbécil de Josh también embarazó a Hong y deberá hacer el cambio conmigo porque no voy a permitir que mi bebé tenga amigos estúpidos.

Por eso hemos decidido comenzar a ser adultos de verdad; hacemos yoga cada día por las mañana, comemos más sano e incluso cambiamos nuestro guardarropa. Ahora todo en nosotros dice "Hombres de familia"

Incluso estoy pensando en abandonar el boxeo, aunque eso lo rechazan todos.

- Cariño, pásame mi bolso por favor, muero de hambre.- Salí de mi ensoñación cuando mi maravillosa mujer me habló desde el asiento del conductor.

Estamos viajando en auto hasta la costa del país y son doce horas de viaje así que nos turnamos y ahora le toca conducir a ella. Decidimos con Josh y Hong que pasaríamos unos días en un viaje espiritual a la playa para que el embarazo pasara lleno de buenas vibras.

- ¿Qué tienes de comer en tu bolso?- Pregunté tomándolo del asiento de atrás.

- Una bolsa de papas.- De inmediato negué con la cabeza.

-Oye, soy el hombre de la casa y no voy a permitir...- Me vi interrumpido por el impacto que causó el freno pisado de la nada.

- No me harás comer más comidas raras, así que más te vale que me des mis papas.- Obedecí de inmediato dándole las papas haciendo que ella volviera a arrancar con una sonrisa.

Josh y Hong venían detrás de nosotros en su camioneta, faltaban algunos minutos para llegar así que comencé a preparar las cosas para bajar.

- Cariño, por favor, no uses esa cosa.- Me pidió Sara-Lee al ver cómo me colocaba mi visera verde, fruncí el ceño.

- ¿Porqué no? Me veo adulto con ella ¿No te gusta?- Pregunté con un puchero.

- Amor, es que... no lo sé, como que no te va bien.- Dijo con los labios fruncidos.

- ¡Lo sabía! Debí haber usado la roja; lo siento cariño, espero que no te avergüence.- Ella sonrió con dulzura mientras comenzaba a estacionar.

- No, tesoro, está bien, te ves bien con la verde.- Sonreí enormemente mientras abría la puerta y veía a Josh estacionar su camioneta.

Tomé los bolsos, los cuales no eran muchos ya que era solo un retiro de tres días, y paré junto a Josh quién luchaba para bajar una sorprendente cantidad de equipaje.

- ¿Qué es todo eso?- Pregunté incrédulo.

- Digamos que Hong siente que no puede sobrevivir sin tener al menos 15 pares de zapatos.

- No pones mano fuerte en tu hogar, eres el hombre, debes poner orden y...

- ¡Caleb!- Me vi interrumpido por el llamado de mi mujer.

- Dime, amor.- Contesté desde mi lugar.

- Vamos a la cabaña, siento que podría comer una vaca.

- Cariño, no puedes comer carne, ya sabes que...

- Solo cierra la boca y vamos.

- Claro, tesoro.- Tomé camino junto a mi embarazada preferida dejando a Josh con una mirada divertida que borraría a golpes si no estuviera intentando ser un ejemplo.

Cuando llegamos a la cabaña, la cual estaba frente a la playa, comenzamos a desempacar todo.

Me vi en el espejo por un momento y me sentí orgulloso de mí mismo.

Mírenme ahí, de pie, con unas sandalias de adulto que hacían más seguro y fresco mi caminar, unas bermudas de patos con salvavidas que daban un toque de color y calma, una camiseta con la frase "Baby no board" y mi imponente visera color verde. El estilo hogareño formal que quedaba increíblemente bien.

Sin duda mi vida había cambiado mucho, y más ahora que perdí el contacto con el resto de los chicos pero, supongo que es algo de crecer.

- Amor.- Me llamó mi mujer desde la habitación.

Cuando ingresé a la habitación la vi leyendo unos papeles que había sacado de nuestra pequeña maleta.

- Dime.- Me senté a su lado y ella me miró con confusión.

- ¿Porqué vinimos a la playa a pasar todo el día haciendo yoga y pescando?- Preguntó desconcertada.

- Amor, porque son actividades muy maduras, la pasaremos bien.- Besé su frente y ella me miró con cautela.

- ¿Si sabes que en las playas no hay peces, cierto?

- No en todas.- Defendí sin entender su punto.

- Cariño, hagamos cosas divertidas, las clases de surf suenan bien.

- ¿Estás loca?- Exclamé con miedo y tomé su pequeño vientre abultado en mis manos.- Es peligroso, estás embarazada.

- Entonces hagamos otra cosa pero yo no quiero ir a pescar y sabes que...- Golpes y gritos desde la puerta se escucharon haciéndonos saltar.

Nos pusimos de pie y andamos con cuidado hacia la puerta, la posicioné detrás de mí y al abrir la puerta, la sorpresa nos invadió.

Josh venía agachado porque su mujer lo tomaba de la visera azul que tenía puesta, ella con enojo palpable y Josh con una sonrisa nerviosa.

- ¡Ni crean que iré de pesca en un lugar como este!- Exclamó e ingresó aún arrastrando a Josh de la visera.

- Cariño, es una actividad muy...

- ¡No me importa lo madura que sea la maldita actividad!- Exclamó soltando la visera de Josh, Sara-Lee salió de detrás de mí y se puso de pie a su lado, ambas de brazos cruzados.- ¡Además en las playas no hay peces!

- No en todas.- Defendimos ambos al mismo tiempo.

- Dios mío, ¡Tú hombre hace que el mío se comporte como un anciano!- Exclamó Hong hacia Sara-Lee.

- Creo que eso no es...

- ¿El mío? ¡Tú esposo hace que Caleb me de batidos de huevo y espinaca todas las mañanas!- Contestó ella de la misma manera.

- No nos comportamos como ancianos, sino como...

- ¡Cierra la boca, Josh!- Exclamaron ambas al mismo tiempo.

Se tomaron de las manos e ingresaron a la habitación de mi chica y yo mientras ambos nos sentamos frente a la cabaña para mirar a la playa.

- ¿Porqué no te pusiste la visera roja? Esa se ve más imponente ¿Entiendes?- Asentí dándole la razón.

- Lo mismo me dijo Sara-Lee.- Asentimos dando por cerrado el tema.

- ¿Crees que estén molestas?- Preguntó mirándome con temor.

- ¡Vamos, Josh! Solo las estamos cuidando, somos muy maduros para pelear por eso.

La puerta detrás de nosotros se abrió, dejando salir a ambas chicas que se sentaron junto a nosotros.

Hong dejó descansar su cabeza en el hombro de Josh y él besó su coronilla. Sara-Lee entrelazó su brazo con el mío y me dejó un suave beso en los labios.

- No iremos a pescar.-Me susurró.- Y me dejarás comer carne y pollo de nuevo.- Asentí.- Iremos a la fogata mañana en vez de la pesca ¿Bien? ¿Es suficientemente maduro para ti?- Preguntó acariciando mi brazo haciéndome estremecer.

- Lo es.- Dije y besé su mejilla.- Te amo.

- Y nosotros a ti, tesoro.- Sonreí y posé mi mano en su pequeño vientre.

Cuatro meses y medio y yo ya estoy temblando de miedo.

HUG ME.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora