Capítulo 22.

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De acuerdo. 

¿Cómo se hacía esto?

Ah, cierto; mirar directamente al techo y pensar.

¿Quedará un poco de tequilla en el refrigerador? Tal vez pueda robarle un trago a mi padre, ya que él no está. Si estuviera tampoco me diría nada.

¡Concéntrate, Caleb!

Bien, bien. Ella.

Oh mira, unos pajaritos en mi ventana. 

Espero que no se caguen en ella, porque los cocinaré y me los comeré rellenos en año nuevo.

Me volví a ir. 

Agh ¿Porqué esto es tan difícil?

Piensa en Sara-Lee. Vamos, si se puede.

Su sonrisa, siempre está sonriendo no es difícil. 

En sus dientes blancos y derechos debido a haber usado aparatos en ellos durante años.

En sus labios gruesos y rosados, que nunca llevan lápiz labial o algún tipo de producto. Siempre están al natural.

Como toda ella.

Siempre ella, nunca escondiéndose con maquillaje o ropa atrevida. Ella no necesita eso, toda la ropa que use la hace ver completamente sensual.

Y tierna.

Me levanté del piso de mi habitación con una sensación de paz que no podría explicar con palabras y me dispuse a ir a toda velocidad a casa de Sara-Lee.

Sentía que no tenía nada de tiempo y decidí ir corriendo a toda velocidad.

Al llegar a su puerta, eran aproximadamente las 16:00 horas porque sus padres estaban tomando café y conversando animadamente cuando me vieron llegar y corrieron hacia mi.

El Sr. Thomas me cargó en un abrazo fuerte y comenzó a preguntarme por mi familia, mientras que el Sr. Lee solo me abrazó y se concentró en lo grande que estoy y en lo musculoso que me veo.

-Señores, ¿Está Sara-Lee? Necesito verla.- De inmediato me golpeé mentalmente por haberlo dicho así.

Los dos hombres se miraron con complicidad y entrelazaron sus dedos, sonriendo.

-¿Necesitas verla?- Repitió con tono divertido el Sr. Lee.

-Pues si... yo...- ¿Qué se supone que debo decir? Sara-Lee confía mucho en sus padres, a lo mejor ya les contó todo.- ¿No está? Porque puedo volver después.

No, no puedo.

Reuní valor y dejé de lado mi orgullo para venir a verla, no quiero irme porque sé que luego no tendré los pantalones para volver.

-Claro que está, iré a llamarla.- Dijo el Sr. Thomas con una enorme sonrisa y corrió dentro de la casa como si estuviera en fuego.

-Y... ¿Porqué la urgencia de ver a mi bebé? Jovencito.- El Sr. Lee lo estaba disfrutando, sabe bien lo que pasó entre Sara-Lee y yo o al menos una parte,  y se está divirtiendo con eso.

-Tengo... algo que hacer, no puedo esperar.- ¿Qué estoy diciendo?

El Sr. Lee esbozó una enorme sonrisa dulce al ver mi actitud y desvió su vista a la puerta principal de la casa, donde salía su hija con un short corto y una sudadera de su padre.

-Lamento las fachas de mi hija, estaba limpiando su habitación.- Dijo el Sr. Thomas posicionándose junto a su esposo y plantándole un casto beso en los labios. De pronto, quería hacer lo mismo con Sara-Lee.

HUG ME.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora