EXTRA 3

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Bajé del ring luego de haber ganado la última pelea del campeonato, los periodistas esperaban como aves de caza pero no tenía ánimos de presumir mi triunfo. Necesitaba dormir urgentemente.

Mi loca embarazada tuvo contracciones toda la noche y ha estado, sin ofender, absolútamente insufrible; no sabía que el embarazo hacía semejante desastre tus hormonas, pero era increíble la velocidad con la que se molestaba ahora.

Estaba sentado tomando agua cuando Tommy ingresó con nervios al lugar.

- Señor, hay algo que debo decirle.- Lo miré atentamente.- Por favor, no me golpee.

- Si no tengo que hacerlo, no veo porqué tu preocupación.- Contesté dando otro trago a la botella.

- Pues, verá...- Suspiró y apretó los labios.- Su mujer entró a trabajo de parto justo cuando usted subió al ring.

Lo miré unos segundos tratando de comprender, ella estaba... Estaba...

- ¡Oh por Dios, estaba dando a luz!- Exclamé levantándome de la silla rápidamente y tomando a Tommy de la camisa arrastrándolo conmigo a la camioneta.- ¿En qué hospital está?

- En el Saint Louis.- Asentí y lo subí al asiento del copiloto para hacerlo yo en el del piloto.

- ¿Porqué tengo que ir yo?- Lo miré un momento mientras comencé a conducir a toda velocidad.

- Te necesito para cuando me desmaye.- Contesté sin más.- ¿Porqué mierda está dando a luz hoy? No me dio tiempo de usar la ropa de parto.

Tommy me miró unos segundos y luego negó con la cabeza para volver la vista al frente.

- Ni siquiera quiero saber cuál es la ropa de parto.- Lo miré incrédulo.

- Envidiarías el atuendo.- Dije recordando el suéter al que mande a estampar la primera ecografía de Meraki.

Tras una media hora más conduciendo llegué al hospital.

De inmediato Hong me recibió con un abrazo y Josh con una sonrisa enorme. La panza de Hong era enorme, pues eran gemelos los que ella tenía a bordo, espantaba de lo grande que era.

- No puedes entrar.- Fruncí el ceño y la miré.- Le están haciendo cesárea porque no soportaba el dolor y la epidural no le estaba haciendo efecto.

¿Conocen esa sensación de cuando vas caminando por la calle y chocas contra un poste? Pues así exactamente se sintió luego de que impacté contra el suelo.

Me desmayé.

Estaba muy asustado; mi hija iba a nacer y mi esposa no soportaba el dolor del parto y yo aquí afuera como imbécil tirado en el piso.

Desperté en el momento en el que a la loca de Hong se le ocurrió bañarme en agua.

La miré mal y me senté a esperar a que saliera el doctor para darme noticias.

Estaba jodidamente nervioso, mierda, prácticamente ya soy papá.

***

La puerta frente a nosotros se abrió y pude ver a la enfermera salir con un pequeño bulto en sus manos envuelto en una manta rosada.

La miré y ella me sonrió, entregándome a la preciosa bebé, cuando tuve a Meraki en mis brazos y una gota cayó sobre su mejilla, noté que estaba llorando como una nena.

Era muy blanca, pero sorprendentemente blanca, era sorprendente ya que ninguno de sus padres somos de semejante color, ni siquiera estamos cerca. Observando a mi niña me encontraba cuando el doctor se acercó a mí y se la cedí a los brazos de Hong mientras hablaba con él.

- Felicitaciones, señor Martínez, su mujer despertara en unas horas, el parto fue exitoso.- Sonreí y le di la mano agradeciéndole.- Pero hay una cosa sobre la niña que debemos conversar, sígame.

Lo seguí con el ceño fruncido y cuando ingresé y tomé asiento frente a él en el escritorio me miró con atención.

- Ya diga lo que ocurre, por favor.- Dije mirándolo con seriedad.

- Señor, ¿Sabe usted lo que es el Albinismo?- Caleb frunció el ceño y negó con la cabeza.- El albinismo es una condición muy delicada, en la cual el cuerpo no genera suficiente melanina, saliendo de términos médicos, podría llamarse pigmento.

- ¿O sea que el cuerpo de mi niña no produce suficiente pintura para la piel?- Pregunté con confusión.

- Eso, señor Martínez, provoca que el cuerpo de Meraki sea más sensible ante la exposición a la luz del sol, causándole quemaduras.- Fruncí el ceño sin comprender.- Escuche, le daré algunos folletos sobre esta enfermedad y los remitiré con un dermatólogo para que le dé más información sobre el crecimiento que tendrá su niña.

- ¿No tendrá un crecimiento normal?- El doctor negó con la cabeza.

- Lo siento mucho, señor, su niña crecerá de una forma muy distinta al resto de los niños y debe recibir un cuidado especial de parte de sus padres y de todos.

- Pero... ¿Porqué tiene esa condición?- Pregunté comenzando a ponerme de los nervios.

- Se supone que es hereditario, quizás alguien de la familia de su esposa o de usted la tuvo.- Explicó el doctor y me entregó algunos folletos sobre eso.

Me puse de pie y, luego de agradecer al doctor, salí de la oficina con seriedad.

O sea que mi niña era albina... Apenas tengo idea de lo que es pero suena delicado y eso hace que quiera encerrarla en una caja de cristal. Caminé hacia donde estaban los acompañantes, quienes ahora incluían a mis suegros y sonreí. Tomé a la niña de los brazos del señor Lee y me alejé un poco.

- Hola, Meraki.- Cuando acerqué mi dedo meñique a su pequeña manito, esta se cerró al rededor en un fuerte agarre para una bebé y yo sonreí.- Yo soy papá, y es necesario que entiendas que no eres una niña normal.- Las lágrimas comenzaban a agolparse en mis ojos, estaba feliz de tenerla conmigo a pesar de todo.- Pero también quiero que entiendas que ser normal es para gente sonsa, y tú no eres sonsa; comprobado desde el día de tu nacimiento.- Me reí de mi propio chiste y besé su frente.- Eres una niña especial, y haré todo lo que esté a mi alcance para cuidarte del maldito sol y de cualquier maldito hijo de puta que quiera hacerte daño.- Continué volviendo a estar serio.- ¿Sabes? Pensaba que no había manera de que amara a alguien como amo a tu mamá, pero ahora entiendo, que te amo con la intensidad de mis golpes y eso que aún no te conozco; soy tu perra de por vida, hija.

Mirándola con atención me centré en su rostro, sus ojitos estaban cerrados pero no parecía dormida... Es como si me estuviera escuchando de esta manera, con calma, sintiendo mi voz y disfrutando con ella.

- Eres una penny doll*, Meraki.- Sonreí al mencionar su nombre.- Escogimos bien ese nombre para ti, preciosa.

Penny Doll: Muñeca de porcelana.

HUG ME.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora