Dos meses desde aquel retiro espiritual y de verdad quería dispararme en la cabeza.
¿Conocen esa sensación que tienen de amar a alguien pero al mismo tiempo desear atarla? Es lo que siento con Sara-Lee en cada momento.
El campeonato había comenzado y debería estar entrenando muchas más horas al día pero me da pánico que si la dejo sola en la casa la prenda fuego o algo así.
El día de hoy es mi cumpleaños número 25 y por fin nos dirán el sexo del bebé, la fiesta de cumpleaños la está organizando Hong por lo tanto solo debo concentrarme en llegar despierto a la clínica. Así que aquí estoy, con ese desastre embarazado en el puesto del copiloto discutiendo con su asistente quién sabe porqué.
- Amor.- La llamé pero ella seguía despotricando como si por eso le pagaran, al parecer el idiota de McArthee volvió a cagarla.- Cielo.- Repetí un poco más fuerte, nada; suspiré y puse mi mano en su pierna.- ¡Sara-Lee! ¡Diablos! ¿Puedes tranquilizarte?- Exclamé haciendo que colgara y me mirara con los ojos llenos de agua.
Dios mío, ahora la hice llorar, ¡Padre! ¿Porqué me has hecho tan estúpido?
- ¿Porqué me gritas?- Preguntó para inmediatamente comenzar a sollozar.
- No, tesoro.- Tomé su mano y comencé a acariciarla.- Lo siento ¿Bien? Pero deberías mantener la calma, no puedes agitarte así, recuerda que estas embarazada.- Ella asintió y de inmediato lloró aún más fuerte haciéndome fruncir el ceño.
- ¡Seré una terrible madre!- Exclamó y suspiré, acariciando aún más constantemente su mano.
- Claro que no, cielo, tú...
- ¡No me contradigas!- Gritó mientras su llanto era peor.
La miré por un instante y no pude evitar reírme en mi interior, regresé mi vista a la carretera y pensé alguna manera de calmarla.
- ¿Quieres ir por pie de limón luego de la consulta?- De inmediato me miró.- Dijiste que tenías el antojo así que creo que antes de prepararse para la fiesta, está bien que comas un poco.
Ella sonrió y yo comencé a aparcar en el estacionamiento de frente a la clínica.
***
- ¿Está todo bien, con él, doctora?- Preguntó Sara-Lee nerviosa como la mierda, haciendo que yo nerviara aún más. La doctora Kennedy lucía serena, a sus cuarentitantos años era de las personas más tranquilas que conocía; restregaba esa extraña cámara sobre la panza de mi chica.
- Pues si, aquí está la cabeza y las piernas.- Explicó apuntando a algún lugar de la pantalla, pero realmente yo solo veía manchas sin forma.
- ¿Ya puede ver qué es?- Pregunté nervioso. Ella asintió y Sara-Lee y yo nos miramos para volver a mirarla a ella.
- Me alegra informarles que es... Una niña.
Me levanté gritando de felicidad mientras mi mujer lagrimeaba y la doctora me miraba con diversión.
Regresé a mi asiento, y carraspeé regresando a un semblante serio.
- Bueno, una niña es... Está... Bien, supongo.- Besé a Sara-Lee en la cabeza y besé su abultado vientre sin importar que estuviera llenándome de esa crema rara.
***
La fiesta para celebrar mi cumpleaños sería en la nueva casa (léase mansión) que compró Josh, específicamente en el jardín de esta. Habían varias personas tanto de la industria del boxeo, como del béisbol y el cine. Cuando ingresé de la mano de mi elegante y preciosa novia pude ver a Josh acompañado de... Esos eran...
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HUG ME.
Teen Fiction"Su maldita dulzura de mierda, dejó mi alma con caries de por vida." Les presento a : Caleb "El espectro" Martinez y a su desastrosa vida -¡Esta es mi puta historia, Perras! ...