Capitulo 8.

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 -¡Inflen esos globos, perras!- Exclamó mi hermana desde el living a sus dos amigas.

Hoy en la escuela, mi hermana pasó agitada todo el día por esa mierda de la fiesta y me llamó como mil veces mientras entrenaba para asegurarse de que el plan seguía en pie y para mandarme a comprar un montón de cosas a la tienda al salir.

No vi mucho a la china hoy, estuvo todo el día en la biblioteca y en reuniones con el consejo estudiantil del cual es presidenta.

Estoy en mi recamara intentando escuchar música para no oír más sus gritos de psicópata hacia Courtney y Meghan; llevan toda la tarde peleando por los colores y las decoraciones.

-¡Caleb!- Gritó mi hermana desde abajo.- ¡Te quiero aquí en este instante!

Cuando se pone así es idéntica a mamá.

Bajé las escaleras y me lanzó su zapatilla directa al pecho.

-¿Qué mierda, Alanna?- Mi pecho quedó rojo debido al golpe.

-¡Trajiste servilletas rosas!- Gritó hacia mi, sacándose el globo de la boca.- ¡Te las pedí VERDES AGUA!- Hizo énfasis en en color que pidió.- ¡Ve ahora mismo al súper y arréglale!

Preferí no molestar ni discutir con ella, cuando se comporta de esta forma, realmente puede ser muy salvaje.

-¡Y trae lirios VERDES!-Exclamó antes de que cerrara la puerta.

Giré los ojos al aire y subí al jeep para conducir hasta el súper más cercano.

Papá salió a trabajar temprano en la mañana al hospital y nos dejó la tarjeta de crédito para comprar lo que hiciera falta, así que mi melliza estaba haciendo desaparecer ese dinero con toda esta mierda de la fiesta sorpresa.

Me paseé por el Walmart buscando servilletas del color que mi hermana quería hasta que las encontré y me dispuse a acercarme al área de floristería para buscar los estúpidos lirios.

Sara-Lee estaba allí.

Me escondí detrás de un enorme carrito con rosas blancas.

Estaba pasando por el lugar con su padre, el Sr. Thomas, abrazados de un brazo; sonreían y hablaban sin cesar, de vez en cuando él besaba su frente.

Los ojos de Sara-Lee eran herencia del Sr. Thomas a excepción de la forma de ellos, sus ojos eran color avellana y los de él eran color café ligeramente claro pero, los del hombre eran grandes y los de su hija tenían ese típico rasgado por herencia de la parte china.

No me malentiendan, obviamente ninguno se embarazó; según tengo entendido, un matrimonio interracial dio en adopción a Sara-Lee cuando nació porque la familia de la madre, la cual era coreana, no aceptó a la hija de "sangre mezclada", que era una deshonra y no sé cuanta mierda más, así que al darla en adopción, los señores Lee y Thomas se enamoraron de esa niña que tenía tanto de ambos, la adoptaron y aquí está: La primera china negra jamás vista.

Se detuvieron cerca de los lirios así que no tuve otra opción que ir cerca de ellos.

-Hola Sr. Thomas, Sara-Lee.- Dije casual cuando su padre se acercó a mi y me abrazó.

-Hijo, ¿Cómo estás? ¡Tanto tiempo!- Exclamó feliz de verme.- A ver cuando nos visitas ¡Eh! Aún me debes esas clases de boxeo.- Él siempre ha sido muy alegre, demasiado cariñoso para mi gusto pero una excelente persona.

Su esposo es más callado, introvertido pero de igual forma muy buen amigo. 

-Claro, señor.- Dije sonriendo nervioso.- Cuando quiera.

HUG ME.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora