Capítulo XLVII.

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Todo iba perfecto para Zoe, a la semana la dieron de alta y pudo ir a su casa a descansar de todo el mundo de enfermedad.

Ben era de lo más atento con ella, si ya lo era desde antes, ahora por su "situación" por lo menos tenía una excusa sin que Zoe le dijera algo.

Los días pasaron de lo más normal, Zoe iba mejorando poco a poco. Su corazón se iba fortaleciendo cada día más, como si no hubiera pasado nada.

El día de la premier por fin había llegado.

Ben era un manojo de nervios, nunca creyó que causaría un furor tan grande la película y mucho más nervioso por lo que iba a hacer.

Desde la mañana ambos chicos se prepararon para la noche.

Zoe fue con sus hermanas a varios lugares para que las arreglaran. A Zoe no le gustaba arreglarse demasiado, no era su estilo. Pero ahora lo hacía para quedar bien con Ben, sabía lo importante que era esto para él. Y además, claro que la hija del productor y baterista de la historia debe de lucir espectacular ese día.

Las chicas se divirtieron bastante en su día de arreglo, hasta se podría decir que entre Lily y Zoe no había pasado nada; al fin existía una relación sana entre ambas.

Estaba por anochecer y Zoe fue a comprar el vestido que usaría, escogió un vestido color vino pegado al cuerpo y con una larga y hermosa falda. Tenía un escote en v hasta la mitad del pecho, no pensó en eso ni un momento. No se sentía acomplejada por su cicatriz, la veía como una marca más de la que no debía avergonzarse, sino de sentirse orgullosa de haber pasado por algo así.

Llegó a casa a cambiarse, se encontró a Ben buscando cosas dentro del armario, no le dió mucha importancia, solo sonrió y fue hasta el vestidor de la habitación para ponerse su vestido.

–Diablos, estás preciosa chica.–Murmuró para ella, no sé había sentido así en mucho tiempo. Caminó fuera del pequeño cuarto.–¿Qué tal me veo?–Le dijo a Ben.

–Wow, estás hermosa.–Se le iluminó el rostro, se acercó a su chica.–Quisiera rasgarte ese vestido y hacerte mía mil veces.–Dijo mientras tomó su cuello para darle un beso.

–Si tocas mi vestido te rompo los brazos.–Dijo mientras lo miraba a los ojos, esos malditos ojos verdes que la volvían loca. Ambos rieron.

–Bueno, ¿Nos vamos?–Ben le tendió el brazo para salir de la habitación.

–Por supuesto.–Aceptó su brazo.

Salieron de la casa y al subir al auto todo fue risas y bromas.

Estaba por pasar.

When love must die; Ben Hardy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora