CAPITULO 22

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Hace cuatro meses Yuuri tomó dos decisiones, ambas cambiaron su vida, dos sueños que colisionaron, su vida y su amor, ambos en una bandeja, él quería vivir su vida y tomó una decisión que cambio su cuerpo

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Hace cuatro meses Yuuri tomó dos decisiones, ambas cambiaron su vida, dos sueños que colisionaron, su vida y su amor, ambos en una bandeja, él quería vivir su vida y tomó una decisión que cambio su cuerpo. Decidió cual amor perseguir, lo que cambió su alma y tres meses en Moscú cambiaron a Yuuri, era más alto, menos delicado, más seguro y una estrella en ascenso, el nuevo rostro del ballet Bolshoi.

Al terminar la escuela una plaza le era ofrecida para entrar a la compañía, pocos en la escuela lo reconocieron cuando llegó, en él ya no había rastros del chico tímido y amable, solo quedaba un omega sexy, que cautivaba miradas a su pasó.

Durante el verano le había sido ofrecido un papel principal en una de las importantes obras en la ciudad de San Petersburgo, se presentaría durante los festivales de las noches blancas, por lo que desde el día que regresó a la ciudad había comenzado con los ensayos, apenas terminadas las clases salía corriendo donde un alfa de cabellera roja corta y grandes ojos verdes lo esperaba en su motocicleta en la entrada principal.

Había visto varias veces a Víktor tratar de hablar con él, pero Yuuri, no permitía que se le acercara, siempre buscaba estar rodeado de gente para que el no pudiera estar a solas con el alfa peli plata.


Para Víktor, desde el momento que salió de la casa de Yuuri, su mundo colapsó, era el tercer gran golpe de su vida, no existía otra manera de describirlo, sobrevivió tras la muerte de su madre, evolucionó tras la pérdida del sueño de ser patinador...

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Para Víktor, desde el momento que salió de la casa de Yuuri, su mundo colapsó, era el tercer gran golpe de su vida, no existía otra manera de describirlo, sobrevivió tras la muerte de su madre, evolucionó tras la pérdida del sueño de ser patinador, pero no sabía cómo continuar sin Yuuri a su lado, caminó los 15 kilómetros que separaban sus casas sin percatarse de ello, llegó a su casa y se derrumbó de nuevo, no sabía desde donde se producían tantas lágrimas, y porque pesaban tanto en su alma, no había existido palabra alguna tras gritarle toda su frustración y miedo a su Yuuri.

Simplemente decidió irse y no mirar hacia tras ya que de haberlo hecho seria la confirmación de un final del cual se negaba aceptar. Cuando su mamá lo encontró simplemente lo abrazó, no pidió explicación solo lo dejó desahogar toda su impotencia y dolor, lo dejó perderse durante tres días, al cuarto se fueron a Barcelona al campamento de verano de patinaje, le permitió conocer la ciudad averiguar qué era lo que ahora deseaba para su futuro, lo encaminó a experimentar con sus conocidos todas las posibilidades, trabajó con algunos arquitectos, ayudó en un hospital, fue secretario en un despacho de abogados, colaboró en un museo como traductor, le mostró todo el espectro de posibilidades para cuando regresara otro Víctor y pudiera comenzar.

Para el joven peli plata de 17 años  existía una nueva posibilidad en su vida, tenía planeado un nuevo sueño en su corazón, pero rogaba a los cielos el que este estuviera acompañado de un joven de cabello negro, no trató de comunicarse con él, sabía que necesitaban tiempo y distancia entre ellos, pero aun así el llamado que cada noche oía parecía el anhelo de que ambos estuvieran juntos, cuando regresó a la escuela tenía claro dos cosas, cómo sería su futuro y quien estaría con él, al entrar al salón su corazón se detuvo, pudo ver en el exterior a un Yuuri que no conocía, era aún un poco más bajo que el, menos delicado y su aroma casi desaparecía, eso alertó a su alfa, qué significaba aquello. Trató de hablar con él pero parecía reacio a estar solo, lo hacía sentir cada vez más miserable, nuevamente había caído en la vorágine de depresión del cual solo un pequeño cachorro café al cual llamo Makkachin logro sacarlo de ahí, aún así cada día que lo veía irse con el alfa pelirrojo su corazón se destrozaba.


 Trató de hablar con él pero parecía reacio a estar solo,  lo hacía sentir cada vez más miserable, nuevamente había caído en la vorágine de depresión del cual solo un pequeño cachorro café al cual llamo Makkachin logro sacarlo de ahí, aún así cada...

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