"Guardamos nuestro amor en un fotografía, donde nuestros ojos nunca se cierran, nuestros corazones nunca se rompen y el tiempo se detiene".
.
Luego de reunir todas las violetas en el mostrador, bueno, aún faltaba una, la que Luka tenía en su regazo.
"Bebé, el cliente quiere todas las violetas que tenemos".
El pequeño alfa no entendía y ladeó la cabeza un poco confundido.
Dio un tierno beso en su frente, sintiendo a Luka ronronear suavemente.
"Debes darme esa". Señaló la única violeta que quedaba.
El ronroneo paró.
Violetta pidió a Dios en su mente que no se negara a dársela.
"Bien". Con lágrimas asomando en sus ojos, estiró la maceta hacia la omega.
"Oh, cachorro, tendremos más de vuelta, lo prometo". Se apresuró a llevarla al mostrador donde se encontraban todas y empezó a contarlas en susurros. "Doce, trece... catorce"
El cliente la miraba sin expresión alguna en su rostro, jugueteando con un anillo entre sus dedos.
"Puedes quedarte una".
"¿Disculpa?"
"El pequeño, puede quedarse con una luego de que las pague"
Violetta se quedó mirando al cliente, y pensó que tal vez una sonrisa de su parte habría aligerado un poco el incómodo momento.
Una vez pagado todo, él llevó trece macetas y dejó una en el mostrador echando una mirada hacía unos grandes ojos que lo miraban atentamente desde una silla acolchonada.
"Gracias omega". Inclinó su cabeza y se fue.
Hacía mucho frío cuando ambos llegaron a casa. Luka había decidido llevar su violeta.
"Puedes ir a jugar un tiempo mientras preparo la cena". Besó su mejilla.
Se encaminó a la cocina buscando en el refrigerador un pedazo de pollo que sobró del día anterior. Estaba un poco contenta al haber vendido todas las violetas hoy, y algunos tulipanes y macetas con delias. Mañana tendría un turno corto así que Luka y ella podían pasar en cama acurrucados un poco más.
"Violetta"
"Bebé"
Ambos estaban acostados bajo un cerro de sábanas y edredones, uno pegado al otro.
"¿Tú mami?". Estiró su pequeña manito poniéndola en su mejilla.
La omega se inclinó hacia su mano y giró un poco la cabeza dejando un beso en la palma.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y su mente de recuerdos. Tenía que decirlo.
"Si, bebé, yo soy mami"
Sus ojitos brillaron como luceros abrazando a Violetta y ronroneando, quedándose dormido luego de un rato.
Esa noche Violetta no durmió.
Otra vez.
.
"¿Qué pasa contigo, Kaleb?". Lo empujó con las manos en el pecho. "¿Acaso no te das cuenta de lo haces? Demonios"
"Iba a matarla". Gruñó
"Kaleb" puso las manos en el cuello del joven alfa juntando sus frentes y suspirando. "Es una flor, casi lo matas porque estuvo a punto de pisar una flor".
"Es mi flor"
.
Luka parecía un pequeño pingüino caminando por la nieve, el peso de sus abrigos probablemente era más de lo que pesaba su cuerpo.
Habían salido a dar unas vueltas al parque esa mañana, Luka no estaba tan convencido de querer jugar con más niños, pero Violetta le prometió chocolate caliente al llegar a casa.
"Estaré justo aquí mirándote"
Se sentó en una banca. Tomando el rostro del alfa entre sus manos y dejando besos en sus mejillas.
Eventualmente Luka no jugó con ningún niño, tampoco lo intentó, solo regresó a la banca a sentarse junto a Violetta.
"Omega"
Violetta levantó la mirada encontrándose con un alfa que a decir verdad no olía nada bien. Se levantó del asiento agarrando la mano de Luka para poder marcharse.
"¿A dónde vas, yndisleg omega? ¿No poder sentarme junto a ti?"
Sus dientes amarillos simularon una sonrisa. Al ver que Violetta intentaba huir agarró su brazo deteniéndola. La omega soltó un quejido y Luka se tensó a su lado.
"Slepptu því"
Alfa.
"Ekki taka þátt"
Todo pasó tan rápido. El apestoso alfa fue tirado al suelo de un golpe en su rostro, se levantó tan de prisa como sus piernas le permitieron y desapareció por algún callejón.
Luka se encontraba llorando muy asustado con su rostro escondido en el cuello de la omega. Ella solo mecía al pequeño alfa tratando de tranquilizarlo aunque ella misma estuviera en shock.
El alfa mayor solo observaba con inexpresividad la escena, no podía hacer nada pero tampoco podía irse.
"Está bien, precioso, está bien. Se ha ido" Acarició su espalda y su cabello haciendo parar el llanto.
Se giró.
"Yo... Gracias, él... No lo conozco". Habló un poco rápido bajando la mirada.
Una mano levantó su rostro topándose por segunda vez con esos ojos.
"¿Estás bien?"
Luka metió su pulgar a su boca observando aun desde su escondite al otro alfa.
"Si, muchas gracias"
Esta vez pudo observarlo mejor.
Un hombre de al menos treinta años, alto, su cabello estaba recogido en un moño un poco desordenado. Sus ojos eran de un verde muy brillante. Era la segunda vez que lo veía y usaba el mismo abrigo. Era un alfa, un lobo puro, sin duda.
✵✵✵✵✵✵✵✵✵✵✵✵✵✵✵✵✵✵✵✵✵
Holaa!
Aquí está el segundo capítulo para ti. Espero que te guste!
Kaleb es un lobo muy atractivo.
ACLARACION:
Cada parte con letra cursiva son recuerdos de Kaleb, en Anchorage, Alaska.
FIN DE ACLARACION.
En el siguiente capítulo, podrás ver un poco más de diálogos entre este par. No olvides votar con la estrellita, comentar y compartir la novela si te está gustando.
Nos vemos en el siguiente capítulo.
Besos.
ESTÁS LEYENDO
Invierno de Violetta
Science FictionLa nieve había llegado a Seattle y el alfa no quería que el invierno toque a su Violetta.