"Los lobos vienen en camino. Muy cerca"
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Kaleb entendía muy bien lo que pasaba y empezaba a desesperarse porque Celinne no respondía.
Violetta se acercó a ella tomándola de la barbilla con mucha fuerza.
"Dime dónde está mi hijo". Habló entre dientes. "Dime"
"No... sé, me golpeó". Sollozaba muy fuerte.
El alfa se pasó una mano por el cabello desordenándolo. Suspiró y se acercó a desatarle las muñecas. Celinne se tapó el rostro con las manos llorando.
"Luka". Susurró Violetta con las lágrimas corriendo por su rostro. "¿Por qué dejaste que se lo llevaran?". Gritó e intentó abalanzarse contra la niñera, pero unas manos la sostuvieron de la cintura, se removió soltándose. "¿Cómo pudiste? ¿Acaso no puedes cuidar de alguien más, omega inútil?". Continuó gritando hasta que su garganta le ardió.
Puso una mano en su pecho sollozando.
No puede ser cierto.
No, no, no.
Lentamente se sentó en el suelo y se abrazó a sus rodillas.
Al lobo se le rompió el corazón, su cabeza empezó a latir del dolor y se arrodilló frente a ella intentando tomar su rostro, pero la omega manoteó sus brazos negándose a su toque.
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Recorrieron la ciudad entera en todo lo que restaba de la noche, sin encontrar alguna pista sobre el paradero de Luka. Celinne se había ido ya, sin recibir paga alguna y tampoco esperándola.
Ahora estaban de regreso a casa, el ambiente en el auto era muy tenso, la omega estaba produciendo feromonas de miedo y de angustia que perforaban los sentidos del alfa. Estaba destrozada, miraba por la ventana con la cabeza recostada al cristal.
Kaleb tenía la vista fija en la carretera, sus ojos estaban apagados, debía de pensar con la cabeza fría, pero tenía tanta necesidad de consolar a la omega a su lado. Era un lobo, tenía mejor olfato que todos en ese país probablemente, poseía velocidad, era audaz, de algo debía servir eso.
"Kaleb"
"¿Hmm?"
"Hace una hora le tocaba su medicina". Subió las piernas al asiento y las abrazó hundiendo la cabeza en ellas sollozando.
Llegaron a casa sumidos en un silencio, ambos probablemente se movían mecánicamente. Violetta se sentó en el sofá con la cabeza entre sus manos suspirando. Miró a Kaleb que estaba recostado en una pared.
"¿Qué vamos a hacer ahora?". Se levantó y caminó hasta él.
El alfa abrió los brazos, complacido cuando la omega se abrazó a su cuerpo. Apoyó la barbilla en su cabeza y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Esa era la pregunta. ¿Qué iban a hacer?
"Desearía ser un lobo también. Sería más fácil si somos más"
Y esa era la respuesta.
Su familia.
"Debes descansar un rato, omega". Puso una mano en su cabeza acariciándola suavemente. "Por favor"
"No puedo". Susurró con la voz temblorosa, sabía que estaba a punto de volver a llorar.
La separó y tomó su rostro entre sus manos conectando sus miradas.
"Lo encontraremos y estará nuevamente aquí en casa, a salvo bajo tus brazos. Te lo prometo, mi amor"
Y para cuando terminó de hablar ya había muchas lágrimas a lo largo de sus mejillas.
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Invierno de Violetta
Science FictionLa nieve había llegado a Seattle y el alfa no quería que el invierno toque a su Violetta.