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Violetta estuvo muy callada de regreso, Luka demoró en recostarse sobre el asiento trasero más de lo que demoró en quedarse dormido. Kaleb ladeó la cabeza en un semáforo y llamó su atención.
"Mírame". Violetta negó suavemente, aun mirando por el cristal. "Omega, mírame"
"No hagas eso". Suspiró rendida, no podía resistir a la voz de alfa.
Kaleb tenía una expresión de preocupación pintada en su bonito rostro.
"No entiendo nada". Mordió su labio tranquilizando su voz. "De pronto tus padres solo me desprecian, ¿Hice algo malo? ¿Los lobos no están acostumbrados a las largas conversaciones? ¿Qué rara costumbre debo saber acerca de ustedes para justificar su odio?". Ahora sí que tembló su voz.
El semáforo cambió de luz y Kaleb pisó el acelerador tomando cinco minutos para llegar al departamento de Violetta. Aparcó poniendo seguro en las puertas.
"No te odian"
"¿No? Siento si imaginé el desprecio de tu madre"
Kaleb suspiró y recostó su cabeza en el volante. No podía decirle, pero merecía una explicación.
"Violetta"
"Solo dilo"
El alfa la miró con súplica, Violetta era muy insistente.
"Ellos no quieren estar cerca de mí, ¿Es porque soy una mitad lobo con un cachorro?"
"Basta"
Violetta rió sin ganas mirándolo.
"Creo que esperaban algo más para su pequeño lobo. No soy suficiente omega para ti"
Un gruñido brotó del pecho del alfa, se había molestado.
"Cállate ya, omega". Quitó el seguro de su puerta y salió, rodeó el auto abriendo la puerta de Violetta e hizo que saliera.
Para ese momento la omega estaba temblando un poco, dio un salto cuando el alfa agarró su rostro con firmeza obligándola a mirarlo.
"No vuelvas a decir eso". Se acercó hasta tenerla muy cerca. "Yo te escogí, a ti, Violetta. Instintivamente a tu omega, pero estoy enamorado de ti"
Violetta ya tenía lágrimas en los ojos para ese instante, y la cercanía de Kaleb no ayudaba mucho.
"Pero ellos dijeron que..."
"Al diablo con eso". La rodeó con los brazos y estrechó el tembloroso cuerpo de su omega contra su pecho. "Eres tú"
Violetta rodeó su cuello con los brazos tratando de fundirse en él, sentirlo más cerca, respirar directamente de él. Kaleb la sostuvo el tiempo necesario, sin hablar, sin susurrar, solo era él, emanando protección y seguridad.
La omega se alejó de él limpiando sus lágrimas y sintiendo pena y vergüenza, pero no dijo nada y fue a sacar a su hijo del auto, le dio las llaves de la casa a Kaleb para que abriera la puerta, y así poder entrar a Luka.
Luego de dejar al pequeño en la cama, arropado por un edredón, fue hasta el lobo sentándose a su lado.
"Lydia me dijo que no te haga perder el rumbo". Sonrió y sorbió su nariz que se había tapado por el llanto anterior. "¿Yo lo soy?"
Kaleb sonrió con ojos brillantes, acercó su rostro al cuello de la omega, respiró hondo y pegó sus labios haciéndola suspirar.
"Cuando corro sin cuerda, tú me traes a casa"
"Escuché muchas veces a mi abuela hablar sobre mi abuelo". Kaleb la escuchó con atención, pasando un brazo por la espalda de la omega. "Y podía ver la adoración en sus ojos, el amor que le guardó hasta el último día de su vida, nunca marcó su cuello porque era un simple humano, pero marcó su alma, marcó cada rincón de ella. Y me preguntaba si algún día iba a poder vivir ese amor, me preguntaba si alguien podía llegar a marcarme el alma hasta que duela. Dicen que cuando el amor duele es real". Violetta puso una mano en el cabello de Kaleb, enredando sus dedos en los rizos de este, lo oyó suspirar y sonrió. "Y entonces aparece un lobo pidiendo todas las violetas de ese día, y luego se introduce en mi hogar, en mi hijo y... en mi alma"
Kaleb raspa sus colmillos por la piel de su cuello, haciendo que Violetta muerda su labio tratando de ignorar sus acciones. La mano en su espalda ahora estaba hecha un puño en su suéter.
"Quiero marcarte, déjame..."
"Kaleb debes... ah". La presión de sus colmillos en su piel la hizo tirar del cabello del alfa.
El lobo restregó su rostro en el hombro y cuello de la omega dejando su olor en ella.
"Entiendo todo lo que dices, y sé lo que sientes, porque es lo que yo siento. Porque te has metido en cada parte de mí, has marcado cada rincón con tu olor, me tienes aquí, impregnado a ti, a tus ojos, a tus manos". Kaleb la miró a los ojos. "Más allá de ser tu alfa, me convertiré en tu compañero, en tu complemento". Entrelazó sus manos. "Mi amor por ti sobrepasa obstáculos"
Violetta solo terminó la distancia entre sus labios. Lo sentía, Kaleb estaba marcando su alma, rompiendo barreras y sellando cada parte con sus besos.
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Invierno de Violetta
Science FictionLa nieve había llegado a Seattle y el alfa no quería que el invierno toque a su Violetta.