CAPITULO XXX

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"I've been having dreams, jumping on a trampoline"
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Llegó a Seattle cuando el reloj de su celular marcaban las once de la noche con cuarenta y dos minutos. Pensó que Violetta estaría dormida así que no llamó.

Tomó un taxi hasta su casa, y entró por la puerta del jardín, forzó la cerradura y se adentró. Caminó despacio y con el cansancio bajando en hondas por todo su cuerpo.

Su nariz picó por el olor de su omega, sus ojos se llenaron de lágrimas mientras se agarraba de las paredes porque sus piernas temblaban.

"Omega". Gruñó esperando que pueda escucharlo y acudir a su encuentro.

Se dejó caer de rodillas al oír los pasos apresurados por el pasillo, y sintió dos brazos rodeando su torso, luego nada.

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Con mucho esfuerzo Violetta consiguió llevar a Kaleb hasta la habitación, desvestirlo, limpiar su cuerpo con paños húmedos y ponerle ropa limpia. Observaba su rostro cansado, su cabello despeinado, y podía sentir el calor emanar de su cuerpo, tenía fiebre.

Ponía toallas mojadas de agua helada en su frente intentando que la temperatura bajara.

Cuando el sueño pudo más que su razón, se recostó a un costado de su alfa abrazándolo y repartiendo besos por todo su cuello hasta quedarse completamente dormida.

Despertó al sentir unos dedos helados recorrer la piel de su espalda baja. Pero estaba recostada sobre algo tan suave que no quería ni podía abrir los ojos para averiguar de qué se trataba.

No fue hasta cuando oyó una vibración provenir del colchón en donde estaba acostada, que se dio cuenta que realmente estaba acostada sobre el pecho de su alfa, y este ya estaba despierto con sus manos curiosas.

"Despierta, mi amor". Dio unas palmaditas al final de su columna.

Se levantó cuidadosamente preguntándose como había llegado al pecho de Kaleb en medio de la noche. Se sintió culpable porque tal vez el lobo sentía dolor en todo su cuerpo.

"Buen día, amado alfa". Besó su frente, trató de peinar su cabello.

Kaleb cerró los ojos disfrutando la cercanía de su omega. Intentó tirar de su mano para que se recueste nuevamente mas solo obtuvo una risa de parte de Violetta y una negación con la cabeza.

"No. Iré a preparar un desayuno muy bueno para que mi fuerte alfa tenga muchas fuerzas"

"Desearía saber en que quisieras que use mi fuerza"

La omega rodó los ojos saliendo de la habitación con una sonrisa.

Kaleb hundió el rostro en la almohada, su cuerpo ya no estaba exhausto pero sí que necesitaba ese desayuno.

La puerta fue tocada varías veces, una pequeña mata de cabello se asomó por un hueco.

"Baba, ¿Puedo pasar?"

"Claro que sí, cachorro, ven aquí". Luka corrió subiéndose rápidamente a la cama y abrazando a Kaleb.

"Extrañé a baba"

"Yo también te extrañé mucho". Besó sus mejillas y acarició su cabello. "¿Cuidaste a mamá mientras no estuve?"

"Mucho". Se recostó a su lado pasando sus bracitos por su torso.

El pequeño se veía somnoliento y tenía aun su pijama puesta.

Desayunaron los tres en la mesa de comedor, con un Luka aplaudiendo al comer huevo revueltos, como todos los días.

Invierno de ViolettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora