"Acuéstate conmigo y sostenme en tus brazos. Y tu corazón contra mi pecho, tus labios presionados en mi cuello, estoy enamorado de tus ojos pero ellos no me conocen todavía"
.
"Despierta, Violetta"
Kaleb estaba sentado en la cama moviendo suavemente el cuerpo de la omega, la verdad es que quería dejarla dormir aún más tiempo, pero ya casi era de noche.
Agarró una de sus manos y la llevó a sus labios, estaban frías.
Violetta se sentó en la cama aun adormilada y fijó su mirada en la acción del alfa. Trató de acomodar un poco su cabello con su mano libre.
"Hola"
"Hola". Susurró aun con la mano cerca de sus labios, dejó un beso en los nudillos y la colocó suavemente en la cama.
"Debemos ir con Luka, te espero en el auto"
.
Habían llegado al hospital y se dirigían a la habitación que el doctor les había indicado que estaría Luka.
Al entrar Violetta no pudo contener sus lágrimas y se acercó a la cama.
El pequeño estaba conectado a una máquina que registraba su presión y su ritmo cardíaco, abrió los ojos al reconocer el olor de la omega.
"Hola, precioso". Presionó los labios en su frente.
"Mami". Ronroneó ante las caricias. "Te extrañé"
Violetta soltó una risa mirándolo con amor. Su pequeño estaba aparentemente bien, y aun que se veía débil sus ojitos brillaban.
"Hola alfa"
Sus ojos se fijaron en el lobo arrimado a la pared que tenía un ligero rastro de sonrisa en el rostro. Se acercó a pasos largos hacia la cama picando la punta de su nariz redondita con un dedo.
"¿Cómo te sientes?"
Violetta ahora miraba atentamente a Kaleb, se había dado cuenta lo tranquilizadora que era su voz, ronca y suave.
"Bien". Cerró los ojos cansado disfrutando de la cercanía de la omega.
Kaleb se dio cuenta de la mirada de Violetta fijando los ojos en ella. La omega bajó la cabeza avergonzada.
.
Eran las siete de la mañana y se dirigían a casa en el auto de Kaleb, el pequeño se encontraba durmiendo entre los brazos de la omega. Llevaba tres abrigos que aseguraba Violetta eran necesarios.
El doctor había recetado cinco diferentes medicamentos para Luka, el tratamiento duraba un periodo de tres meses con la esperanza de que su metabolismo y sus defensas se fortalezcan lo necesario.
Violetta no pudo evitar llorar en silencio acercando a Luka más a su cuerpo, su pequeño estaba con ella nuevamente y esta vez lo cuidaría de todo y de todos.
Llegaron a casa y Kaleb rodeó rápidamente el auto ayudando a la omega con las maletas, quiso cargar a Luka también pero no se le permitió.
Abrió la puerta y los dejó ingresar primero. Violetta caminó directamente a la habitación para dejar al pequeño en la cama, lo cubrió con un edredón y dejó besos por todo su rostro antes de abandonar la habitación.
Encontró a Kaleb mirando una fotografía, era Luka oliendo una violeta con los ojos cerrados.
"Está obsesionado con esas flores". Se cruzó de brazos suspirando.
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Invierno de Violetta
Science FictionLa nieve había llegado a Seattle y el alfa no quería que el invierno toque a su Violetta.