CAPITULO IV

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"Decir que te amo hasta la luna eso no bastará, a menos que haya otra luna en la eternidad"

.

Había pasado ya una semana desde que el alfa estuvo en su casa, luego de siete días apenas quedaba un toque de su olor, muy leve.

Violetta y Luka viajaban una vez cada mes a la granja de su tía a las afueras de Seattle, ahí era donde la omega tenía sus flores sembradas, eran largos metros y metros de campo en donde sus amadas podían crecer muy bien.

Ya había vendido todas las flores que tenía en el quiosco así que era momento de volver a recoger.

El pequeño alfa había amanecido un poco resfriado, por lo que ahora era más abrigos que cuerpo. Guardaron las maletas en el auto y partieron. Les tomó tres horas llegar. Violetta quitó el seguro del auto para que Luka no tuviera que forzar la puerta por lo entusiasmado que se pone al ir a la granja, pero nada pasó. Fue una decisión rápida, no se quedarían a dormir esa noche.

Rodeó el coche y entró al asiento trasero poniendo a Luka en su regazo.

"Bebé ¿Te duele algo? ¿Te sientes bien?" Tomó su rostro entre sus manos.

"Duele, mami". Llevó su pequeña manito a su pecho haciendo un puchero.

Repartió besos por todo su rostro y restregó su rostro sobre sus mejillas marcándolo con su olor.

"Volveremos a casa, precioso. Aguanta un poco".

Rápidamente registró las maletas sacando algunas mantas para envolverlo, lo recostó en el asiento delantero con la cabeza sobre una almohada y besó su frente.

Puso a andar el auto en marcha de regreso a Seattle. Llamaría a su tía luego.

Cuando estuvieron entrando a Seattle nuevamente Luka empezó a temblar de frío, pero tenía mucha fiebre.

"Ay Dios, déjame llegar, por favor"

Pisó el acelerador tomando diez minutos en llegar y aparcar fuera del hospital.

"Aguanta, cariño. Ya estamos aquí"

Corrió a sacar a Luka del auto aun envuelto en muchas sábanas e ingresó pidiendo atención para su bebé. Oía muy bajo los quejidos del pequeño alfa en sus brazos.

"¿Qué pasó con el niño, omega?"

Doctor.

"No sé, él está muy mal ahora". Sus ojos se llenaron de lágrimas. "Ayúdeme, por favor"

Agarró a Luka entre sus brazos llevándolo a un consultorio para revisarlo.

.

Había pasado ya una hora desde que la mandaron a la "Sala de Espera". Habían tenido que internar a Luka para tenerlo bajo supervisión y hacerle varios exámenes.

Se sentó en el sofá de aquella salita los primeros minutos.

Caminó por toda la sala los siguientes treinta minutos.

Y ahora se encontraba sentada en el piso pensando en los miles de motivos por los que Luka se pudo enfermar.

Estaba tan perdida en sus pensamientos que no se dio cuenta de una figura frente a ella hasta que esa figura se puso de rodillas para verla mejor.

"Violetta"

Enfocó su mirada en unos ojos verdes que la veían con preocupación.

Kaleb.

La ayudó a levantarse del piso sosteniendo sus manos.

"¿Por qué estás aquí?". Alzó su rostro con una de sus manos.

Invierno de ViolettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora