CAPITULO XX

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"Does it ever drive you crazy just how fast the night changes? But there's nothing to be afraid of even when the night changes it will never change me and you"

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Violetta estacionó el auto fuera de la casa de Kaleb, quitó el seguro para que Luka bajara por sí mismo, así que eso hizo el pequeño, bajó rápidamente entrando por la puerta que daba directamente al jardín y corrió a los brazos de Kaleb.

"Hola otra vez, baba". Lo abrazó dándole palmaditas en la espalda.

Kaleb besó su mejilla y se inclinó para ponerlo en el suelo, se enderezó mirando a la omega entrar también, ambos se encontraron en la mitad del jardín.

Violetta sonrió, estaba muy acurrucada en su abrigo, el alfa puso una mano en su cintura y acercó su rostro hasta rozar las narices.

"Mi omega". Besó una esquina de su boca y luego la otra haciéndola reír. Violetta sacó las manos de su abrigo y las puso en las mejillas del alfa.

"Aquí". Besó sus labios suavemente.

"No coman delante de los pobres, por favor". La voz de Ibrahim se hizo presente. "Auch, mamá". Estela le haló la oreja haciendo que se queje.

"Búscate comida entonces, hermanito". Evan rió ante las palabras de su omega y besó su mejilla.

Violetta rió y se acercó a saludar a cada miembro, empezando por el padre lobo.

"Bienvenida, hija". Besó ambas mejillas de la omega, sin segundas intenciones mas que mostrar el respeto debido que cada omega merecía.

"Entraremos, el viento sopla fuerte esta tarde"

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Llevaban una hora tratando de elegir alguna película para ver, Lydia y Estela estaban en la cocina preparando comida para la manada de lobos que, a decir verdad, incluso Camelia siendo la más pequeña comía una cantidad considerable de comida.

Luka se encontraba en la pierna derecha de Evan, y la pequeña en la izquierda, los tres compartían cierta historia graciosa riendo ruidosamente y llamando la atención de todos en la sala.

"¿Puedo saber cómo mi rudo hermano y tú se conocieron?"

Violetta ladeó la cabeza con una sonrisa fijando su rostro en Kaleb quien rodó los ojos ante el apodo que le habían puesto.

"Él me compró todas las violetas que tenía"

Ibrahim lo miró con sorpresa, abrió la boca en 'o' y luego sonrió victorioso, claro que recordaba lo mucho que a su hermano le gustaban esas flores.

"¿Sabes?". Quitó su mirada de Kaleb y la llevó hacía Violetta. "Kaleb solía tener violetas en casa, una vez, cuando estaba en entrenamiento en la base militar un crío trató de dañar una de ellas en un arranque de ira, porque Kaleb lo había superado en un circuito. Menos mal estuve cerca para detener a Kaleb de hacer alguna tontería"

"Ibrahim te ha relevado en el cuidado de aquellas plantas". Jabel añadió mirando con amor a sus dos hijos. Luego miró a Violetta. "¿De dónde eres, omega?"

"Nací aquí en Seattle, mi padre es... era de aquí. Mi mamá vino aquí muy pequeña"

"¿Y de donde era ella?". Kaleb miró rápidamente a su padre e intercaló la mirada a Violetta.

"Mi abuela la trajo, ella provenía de una manada de lobos puros de Turquía"

Silencio.

Un estallido de cristal se escuchó desde algún lugar de la casa.

Invierno de ViolettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora